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LA POSGUERRA DE IRAK

La ex soldado Lynch acusa al Pentágono de manipular la historia de su captura y rescate

La ex militar afirma que "fue usada para simbolizar" la épica que Washington quería dar a la intervención militar

La ex soldado Jessica Lynch fue capturada en marzo en una emboscada del Ejército iraquí, y liberada pocos días después por las tropas de elite estadounidenses. En su momento, su peripecia fue la historia épica que Washington necesitaba para vender la guerra. Ahora, días antes de publicar su versión de los hechos, la ex militar afirma que el Pentágono manipuló la verdad para que sirviera a sus intereses.

Jessica Lynch, de 20 años, se alistó en el Ejército para costearse los estudios. Salió por primera vez de Estados Unidos el pasado mes de enero para participar en la guerra de Irak. El 23 de marzo, cuando conducía un camión cisterna, el convoy en que viajaba sufrió una emboscada en Nasiriya. Cinco soldados fueron capturados por las tropas iraquíes, dos murieron, y otros cinco, entre ellos Lynch, fueron considerados "desaparecidos en combate".

"Hasta la última bala"

Según el Pentágono, en el momento del ataque, Lynch disparó "hasta su última bala" contra el enemigo, y sufrió heridas de armas blancas y de fuego. Luego fue capturada e internada en un hospital de campaña del Ejército iraquí, de donde fue sacada el 1 de abril en una operación calificada por Washington como heroica por tropas de elite estadounidenses, que la devolvieron herida pero viva a territorio kuwaití.

La historia tenía pues todos los ingredientes para componer un relato épico, y las productoras de televisión estadounidenses apenas esperaron a que la soldado Lynch regresara a su hogar (y fuera recibido como una heroína) para ponerse manos a la obra. El único inconveniente es que los hechos narrados por el Pentágono son falsos, y ha sido la misma protagonista la que lo ha denunciado.

"Ni un solo tiro"

"Mi arma se encasquilló y no disparé ni un solo tiro, nada. Caí al suelo de rodillas y me puse a rezar. Y es lo último que recuerdo", ha afirmado Lynch en una entrevista concedida ahora, medio año después, a la cadena de televisión ABC, y que se emitirá el próximo martes.

"Me usaron como una manera de simbolizar todo eso", señala la ahora ex militar en referencia a la épica que el Pentágono quería imprimirle a su operación en Irak "En cierto modo me molesta que la gente se invente historias que no contienen ninguna verdad. Yo soy la única que podía saber lo que pasó, porque los otros cuatro que viajaban conmigo en el vehículo no están aquí para contarlo", ha añadido Lynch.

"No ocurrió así"

La operación de rescate fue grabada por el Pentágono y emitida en repetidas ocasiones por las cadenas de televisión. Para la ex militar, esto no sólo "no fue correcto", sino que además afirma que no cree que pasara "precisamente así". En cualquier caso, tampoco ha dado excesivas explicaciones sobre lo que sucedió sobre su cautiverio, que dice no recordar bien. "Sólo pensarlo es demasiado doloroso", ha señalado sin embargo en referencia a los rumores de que fue violada mientras estaba prisionera.

Lynch dejó el Ejército por enfermedad en agosto y ha firmado un contrato por casi 870.000 euros para contar su historia en un libro que saldrá a la venta también el martes.

Falsa leyenda

La leyenda de su peripecia ya empezó a desmoronarse en cualquier caso hace unos meses, cuando una investigación interna del Departamento de Defensa concluyó que el convoy en el que viajaba fue capturado por un error de orientación del capitán de la unidad, que efectivamente Lynch no disparó ni un tiro y que sus heridas se debieron al vuelco del vehículo.

Tampoco el rescate se resiste a esta revisión de la versión oficial. Diversas investigaciones periodísticas han desvelado que la militar estaba siendo tratada con esmero en un hospital iraquí en el que, en contra de lo difundido inicialmente, no había soldados del régimen de Sadam Husein. Así, las tropas de elite la sacaron de un edificio en el que no quedaba nadie para hacerles frente desde hacía al menos 14 horas.

Lynch (con muletas), junto a la periodista que la ha entrevista.
Lynch (con muletas), junto a la periodista que la ha entrevista.REUTERS

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