Naciones Unidas exige a Israel que no destierre ni atente contra la vida de Yasir Arafat
La decisión, aprobada por mayoría aplastante en la Asamblea General, es muy similar al que EE UU vetó en el Consejo de Seguridad
La Asamblea General de Naciones Unidas, en la que están representados 191 países, ha decidido hoy por una aplastante mayoría exigir a Israel que no destierre ni atente contra la vida del presidente palestino, Yasir Arafat. Este llamamiento es muy similar al que Estados Unidos vetó en el órgano director de la ONU, el Consejo de Seguridad (con quince miembros), hace tan sólo unos días.
La votación, que se ha resuelto por 133 votos a favor, cuatro en contra y 15 abstenciones, se ha realizado por iniciativa de los países árabes y no alineados. En contra se han pronunciado Estados Unidos e Israel, además de las Islas Marshall y Micronesia. Entre las abstenciones destacan las de Australia, Canadá, Kenia y Colombia. Los países miembros de la Unión Europea y Rusia han votado a favor de la medida.
El Consejo de Seguridad votó hace tres días una resolución presentada por Siria en contra de las intenciones hechas públicas por el Gobierno de Ariel Sharon de deportar a Arafat. La medida recibió once votos a favor y uno en contra, el de Estados Unidos, que, junto a Francia, Reino Unido, China y Rusia, es miembro permanente del organismo y goza de derecho a veto. Además, se abstuvieron Alemania, Bulgaria y Reino Unido.
Sorpresa por las abstenciones
Este desenlace ya había sido previsto por los actores ante la oposición mostrada por Washington al texto, que en su opinión era demasiado crítico con Israel y no incluía ninguna condena o referencias al terrorismo palestino. El borrador exigía a Israel, como potencia ocupante, abandonar "cualquier acto de deportación y dejara de amenazar la seguridad del presidente electo de la Autoridad Palestina". También pedía a ambas partes "el cese de todos los actos de violencia" y expresaba su apoyo al plan de paz, la llamada Hoja de Ruta.
La sorpresa vino por las abstenciones. Bulgaria y Alemania se excusaron en la división del Consejo, mientras que Reino Unido esgrimió argumentos similares a los estadounidenses para justificar su abstención. A la postre, la división del Consejo dejó un ambiente tenso y una imagen de inutilidad a la hora de afrontar una crisis.
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