Las tropas británicas entran en Basora sin encontrar resistencia iraquí

El asedio más prolongado de la guerra ha tocado a su fin. Tras dos semanas de cerco, las tropas británicas que rodeaban la ciudad más importante del sur de Irak han logrado entrar en ella, sin aparente resistencia de sus defensores, que posiblemente se hayan replegado, una táctica destinada a sorprender más tarde al enemigo. La emisora qatarí Al-Yazira ha confirmado la noticia y ha añadido que los soldados británicos se han situado en distintos puntos de la ciudad sin que por el momento se hayan producido combates.

No obstante, esta noche se ha conocido que tres militares británicos han sido abatidos en los combates de Basora, una información confirmada por el Ministerio del Interior británico. Ya son 30 las bajas en las filas británicas desde el comienzo de la guerra.

Poco antes el portavoz del primer ministro británico, Tony Blair, comentó: "En Basora, la situación se desarrolla a nuestro favor". Sin embargo, preciso que se procederá "con cautela" para evitar bajas innecesarias. La conquista de la estratégica plaza era el principal objetivo de las tropas británicas desde que el segundo día de la guerra se apostaron a sus afueras.

Tras largas jornadas de asedio y paciencia, las fuerzas del Reino Unido emprendieron hoy su avance hacia el núcleo urbano, después de haber realizado misiones de reconocimiento para asegurarse de que la mayor parte de la milicia fiel a Sadam Husein y los miembros de su partido Baaz estaban muertos o habían huido.

Comandos de los Royal Marine británicos lanzaron esta tarde una segunda ofensiva. La primera fue hace una semana, la llamada Operación James, en la que se tomaron varios suburbios. El avance empezó esta madrugada, con una primera incursión de la Séptima Brigada Acorazada, las ratas del desierto, que ahora está ya en pleno centro urbano.

Un golpe psicológico

Lo innegable es que la toma de Basora, la segunda ciudad iraquí, propinaría un golpe psicológico al régimen de Sadam Husein. Ahora, las fuerzas británicas tienen previsto distribuir ayuda humanitaria al millón y medio de habitantes de la ciudad, que están sin agua potable ni electricidad desde hace días. Según corresponsales de medios británicos sobre el terreno, la población está dando la bienvenida a los invasores, una vez constatado que el poder de Sadam flaquea. También aprovechan para robar mesas y sillas, y comida, de las tiendas desahuciadas.

La población de Basora es en su mayoría musulmana chií, opuesta a la rama suní que predomina en el Gobierno iraquí, y debido a ello al principio de la guerra los aliados creyeron que protagonizarían una revuelta contra el régimen.