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GUERRA EN IRAK | El frente norte

Un contraataque iraquí detiene la ofensiva hacia Mosul a pesar del masivo bombardeo

Los 'peshmergas' y las tropas de EE UU, obligados a ceder el estratégico puente de Gaser

La fuerza aliada de milicianos kurdos y comandos de EE UU que conquistó el viernes el estratégico puente de Gaser, que abre la puerta a la ofensiva hacia Mosul, la principal ciudad del norte de Irak, tuvo que retroceder ayer a sus posiciones del jueves tras el contraataque lanzado por las tropas iraquíes, apoyadas por carros de combate y artillería. A pesar de los masivos bombardeos aéreos de EE UU, los soldados de Bagdad volvieron a ocupar la población y el puente de Gaser y arrinconaron de nuevo a peshmergas y fuerzas especiales en las colinas.

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"Hoy hemos tenido un mal día", se encaraba un soldado estadounidense con un grupo de reporteros, "y ustedes no respetan nada, sólo vienen aquí a hacer fotos a los heridos". Después de un prolongado tira y afloja, los milicianos permitieron al final de la tarde el acceso de la prensa hasta el frente para poder confirmar las informaciones sobre la primera derrota que sufren kurdos y norteamericanos en el norte iraquí. El comandante de los peshmergas del Partido Democrático de Kurdistán (PDK), Wazi Barzani, fue el primero en admitir que sus fuerzas habían perdido el puente y la localidad de Gaser, por cuyas calles abandonadas curioseaban los periodistas el día anterior.

"Hemos tenido dos heridos en el frente", afirmaba el sargento de los peshmergas Salim Jalal, de 20 años. "Nos atacaron con disparos de tanques y artillería y no tuvimos más remedio que retroceder", aseguraba en la misma trinchera -un promontorio que domina la autovía que enlaza Erbil con Mosul- donde el jueves se libró la primera batalla abierta en el frente norte. El camarógrafo de la cadena española Tele 5 Diego Herrero constató que el segundo de los heridos se había producido en un incidente de fuego amigo entre los propios peshmergas, que evacuaron a la víctima entre gritos de pesar y bocinazos.

En la posición situada al otro lado de la carretera que lleva a Kalak, un pelotón de fuerzas especiales de EE UU escudriñaba el terreno y mientras comunicaba por radio a los pilotos de la aviación de combate la situación de los carros de combate, piezas de artillería y morteros iraquíes que batían la vaguada de la autovía, en la primera línea de frente a la que se habían replegado los peshmergas tras abandonar Gaser. El grueso de las fuerzas especiales estadounidenses -no más de una veintena de soldados frente a los cerca de 2.000 milicianos- se mantenía a una prudente distancia, cerca de aldea de Manguwan.

"Estamos bajo el mando de la coalición que dirige Estados Unidos, y tuvimos que dejar el puente porque no contábamos con medios para detener el ataque", precisaba en la segunda línea de frente, en las trincheras del promontorio, Harsat Huazan, comandante de los milicianos kurdos en la posición. Ni los iraquíes, primero, ni los peshmergas, después, parecen haber tenido tiempo, ni voluntad, para volar el puente sobre el río Gaser antes de retirarse. Mosul se encuentra a menos de 30 kilómetros de ese disputado sector de la autovía.

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