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Chávez divide la empresa Petróleos de Venezuela para reventar la huelga

La oposición llama a no pagar el agua, la luz y el teléfono en protesta contra el presidente

Rebasado ya de largo el mes de huelga general continuada en Venezuela, la oposición al presidente de la república, Hugo Chávez, ha decidido sumar al paro y a las marchas multitudinarias que periódicamente recorren Caracas un nuevo frente de protesta, la desobediencia civil. Los opositores, que exigen la renuncia de Chávez, han llamado a los ciudadanos a no pagar los servicios públicos (luz, teléfono y agua), en un momento en que su estrategia de estrangular la economía del país extremando el paro en la industria petrolífera se ve en peligro por el anuncio del presidente de que podría partir Petróleos de Venezuela en dos para reventar la huelga.

La marcha convocada hoy por la oposición ha tenido como objetivo precisamente la sede de la Hacienda venezolana, en un intento de ilustrar la nueva estrategia de desobediencia tributaria impulsada por la oposición para obligar a Chávez a convocar elecciones anticipadas o, al menos, permitir el referéndum consultivo sobre su posible renuncia, previsto para el 2 de febrero.

"Ni un bolivar para la corrupción"

Al término de la marcha, el diputado Andrés Velásquez ha manifestado en nombre de la Coordinadora Democrática (el núcleo opositor) que en los próximos días explicarán su estrategia para "aplazar el pago de los servicio públicos" con el fin de no dar "ni un bolivar más para la corrupción" [del Gobierno de Chávez].

El presidente ya ha advertido de que su Gobierno no permitirá que la oposición "quiebre las arcas del Estado", y que tomará "todas las acciones que haya que tomar para que se pague hasta el último centavo". Además, Chávez ha iniciado el contraataque con un plan para reactivar la petrolera estatal, muy afectada por un paro que ayer entraba en su sexta semana continuada.

6.000 despidos tras la división

El Ejecutivo de Chávez planea dividir en dos zonas geográficas y operativas el funcionamiento de la gigantesca empresa Petróleos de Venezuela para reducir su dependencia de los ejecutivos, informáticos y administrativos de Caracas, casi todos en huelga. Las dos nuevas empresas trabajarán en el este y oeste del país, eludiendo el determinante puesto de mando de la capital, según anunció Alí Rodríguez, presidente del monopolio público.

El arranque de las dos divisiones descentralizadas pasará por el cierre de oficinas y el despido, según fuentes oficiales, de cerca de 6.000 empleados de la plantilla de Maracaibo y Caracas de la segunda petrolera del mundo en tamaño. PDVSA cuenta con 40.000 trabajadores fijos, de los que han parado 30.000, según la oposición. Otros 20.000 son contratados. La compañía aporta el 50% de los ingresos fiscales y casi el 80% de las divisas del quinto país exportador de crudo. La huelga causó daños calculados entre los 2.000 y 3.000 millones de dólares por el banco de inversión Merrill Lynch.

El grueso de los gerentes secundó el paro iniciado el pasado 2 de diciembre inmovilizando refinerías, programas, mercantes, exportaciones y el bombeo de los pozos. El Estado es dueño único de PDVSA, valorada en 130.000 millones de dólares. Venezuela, octavo productor de crudo del mundo, vende a Estados Unidos el 70% de sus exportaciones.

Un grupo de opositores protesta contra Chávez frente a las oficinas de la Hacienda venezolana en Caracas.
Un grupo de opositores protesta contra Chávez frente a las oficinas de la Hacienda venezolana en Caracas.EPA

La broma de Castro

Un programa cómico de una emisora de radio de Miami llamó el pasado domingo al teléfono personal de Chávez, y, haciéndose pasar por el líder cubano Fidel Castro, mantuvo una conversación en directo de varios minutos con el presidente venezolano.

Los locutores de El vacilón de la mañana, de radio El Zol, emplearon para ello una grabación digitalizada con cerca de 40 frases de Castro, de forma que respondían con la voz del líder cubano a las palabras de Chávez, que no supo hasta el final que se trataba de una broma.

La conversación versó sobre una carta enviada por Chávez al embajador cubano en Caracas, y terminó cuando los locutores gritaron "Sal de Venezuela, [insulto] terrorista". Entonces se hizo el silencio al otro lado de la línea, y poco después Chávez colgó.

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