Bush da luz verde al 'superministerio' de Seguridad para evitar otro 11-S
Tom Ridge, el 'zar' antiterrorista de la Administración republicana, dirigirá el nuevo departamento
El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, ha puesto su firma a la la ley que crea el llamado superministerio de Seguridad Nacional con la misión de combatir el terrorismo dentro de las fronteras de su país, en lo que constituye la mayor reestructuración del gobierno en más de medio siglo. Al frente del nuevo departamento, Bush ha colocado a Tom Ridge, actual director de seguridad nacional y antiguo gobernador de Pensilvania.
Amigo personal de Bush, con quien trabajó hace dos décadas durante la campaña presidencial de George Bush padre y al que sirvió como asesor en política nacional, había ejercido desde octubre de 2001 el cargo de director de Seguridad Nacional, desde el que se encargaba de coordinar a docenas de agencias policiales, civiles y militares que ese momento trabajaban independientemente las unas de las otras, un cargo creado en el clima de conmoción creado por los atentados del 11 de septiembre de 2001.
"Los peligros de una nueva era"
"Hoy realizamos un acto histórico para defender Estados Unidos y proteger a nuestros ciudadanos de los peligros de una nueva era", ha declarado el presidente minutos antes de firmar la ley.
Bush ha dicho que el nuevo organismo "analizará las amenazas, protegerá nuestras fronteras y aeropuertos, nuestra infraestructura principal y coordinará la respuesta de nuestra nación a emergencias futuras". "El frente de esta nueva guerra está aquí, en América", ha sentenciado.
El nuevo departamento fusionará 22 dependencias estatales, entre ellas la Guardia Costera, el Servicio Secreto, la Patrulla de Fronteras y el Servicio de Inmigración y Naturalización, contará con 170.000 empleados federales y tendrá un presupuesto inicial de unos 37.400 millones de dólares (37.700 millones de euros).
Bush ha manifestado que uno de sus objetivos principales será analizar la información sobre amenazas terroristas recogida por la CIA, el FBI y otras entidades federales, aunque no absorberá estos organismos. Esta medida pretende impedir que se repitan fallos de los servicios de inteligencia que quedaron al descubierto tras los atentados del 11 de septiembre de 2001. Según la Casa Blanca, abrirá sus puertas dentro de 60 días, pero tardará más de un año en integrar completamente las diferentes agencias estatales.
La Ley de Seguridad Nacional llegó a la mesa del presidente tras ser aprobada el martes pasado por el Congreso después de un año de tira y afloja entre los partidos y la Casa Blanca.
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