El llamamiento a la rebelión logra un escaso respaldo dentro y fuera de Venezuela
El vicepresidente Rangel afirma que "este pronunciamiento no significa nada"
El llamamiento a la desobediencia hecho a medianoche en Caracas por un puñado de militares contrarios al presidente de Venezuela, Hugo Chávez, no ha tenido el eco esperado y ha sido rechazado en el país por el Alto Mando castrense, el Ejecutivo, la oposición y el pueblo, que ha salido a la calle en defensa de su líder. Fuera de sus fronteras, EE UU y la Organización de Estados Americanos (OEA) han criticado la nueva intentona militar.
El día después de la tercera huelga general contra Chávez en diez meses, un grupo de 14 antiguos altos cargos y oficiales activos de la Fuerza Armada Nacional (FAN), algunos de ellos procesados por el fallido golpe de Estado del pasado 11 de abril, realizaron su pronunciamiento de rechazo al Gobierno, en el que convocaron a los venezolanos y a sus compañeros de armas a secundarlos, en una rueda de prensa transmitida por todas las emisoras privadas de televisión.
"Nos declaramos en desobediencia y convocamos al pueblo venezolano a respaldar esta medida, y llamamos a la tropa, suboficiales, cadetes, oficiales subalternos, oficiales y almirantes a sumarse a esta acción", ha afirmado el portavoz de los militares, el general Enrique Medina Gómez. El mensaje de los militares rebeldes, que han comparecido ante la prensa vestidos de uniforme, provocó que unos 2.000 antichavistas acudieran a la plaza de Altamira para darles su apoyo. Sin embargo, los insurrectos no tienen ningún poder en la actualidad sobre los miembros de la FAN.
Una respuesta "tranquila" de Chávez
Esta misma noche, el ministro de Defensa, el general retirado José Luis Prieto, y el Alto Mando militar han rechazado el pronunciamiento, que no tiene respaldo en los cuarteles. "Tratar de desconocer un gobierno legal, legítimo y soberano es colocarse fuera del orden constitucional y ello puedo acarrear responsabilidades penales", ha declarado Prieto, al tiempo que ha insistido en que la rebelión no es aceptada ni por el Gobierno, ni por la oposición ni por la comunidad internacional. En concetro, ha mencionado el rechazo del secretario general de la OEA, César Gaviria, quien ha señalado que la actitud de los rebeldes quebranta "la lealtad constitucional que los oficiales deben al presidente" y que contraviene el artículo cuarto de la Carta Democrática Interamericana.
Ante el silencio de Chávez, recluido en su palacio presidencial de Miraflores siguiendo los acontecimientos, el vicepresidente venezolano, José Vicente Rangel, ha asegurado que reina la tranquilidad en todas las guarniciones y ciudades del país. Rangel ha replicado a los militares rebeldes que el Gobierno responderá con "absoluta tranquilidad y en el marco de la legalidad". "Este pronunciamiento no significa nada", ha añadido Rangel, quien ha recordado que los militares "son los mismos golpistas del 11 de abril". También la Coordinadora Democrática, que agrupa a los partidos de oposición, asociaciones civiles, cúpulas sindicales y patronales, ha indicado en un comunicado su "voluntad de resolver la crisis" política "por medios democráticos".
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