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MÉXICO

El PRI acude a las urnas para elegir a su nuevo líder

Alejado del poder que durante siete décadas le transformó en un sistema político tan alambicado y dictatorial como eficaz, el Partido Revolucionario Institucional (PRI) acude hoy a las urnas para elegir por primera vez a su líder en unos comicios internos.

Cientos de miles de militantes y simpatizantes escogerán mediante voto directo y secreto entre Roberto Madrazo, exponente de la vieja guardia y firme partidario de centralizar el poder, y la diputada socialdemócrata Beatriz Paredes, que cuenta con el respaldo del aparato.

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El mantenimiento de una elevada cuota de poder político y la desaparición de la figura presidencial, que ejercía un control férreo descrito popularmente como el dedazo, han provocado una inusual pugna interna por hacerse con la dirección del PRI.

La importancia de estos comicios radica en que, por primera vez desde su fundación en 1929, ahora las riendas del partido las llevará su presidente, y no el jefe del Estado, como ocurrió hasta la salida del poder de Ernesto Zedillo (1994-2000).

16 presidentes en 20 años

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En los últimos 20 años, el PRI ha conocido 16 presidentes distintos, pero en opinión del profesor de Ciencia Política de la Universidad Iberoamericana Carlos Casillas, ninguno resolvió los retos fundamentales del partido: la relación con el poder, la democracia interna y la forma de vincularse con la sociedad.

Definido en una ocasión por el escritor peruano Mario Vargas Llosa como "la dictadura perfecta", el PRI fue durante más de siete décadas un partido cuyo rumbo ideológico lo marcaban las apetencias del presidente mexicano.

Miembro de la Internacional Socialista, en el PRI tuvo cabida desde el discurso nacionalista de izquierda del general Lázaro Cárdenas (1934-1940) hasta el pragmatismo neoliberal de Carlos Salinas de Gortari (1988-1994)

La victoria de Fox

Pero el 2 de julio de 2000, el candidato conservador Vicente Fox le arrebató al PRI la Presidencia de la República y abrió así una crisis que podría agravarse si el partido no se dota de un nuevo armazón ideológico y de una sólida estructura organizativa.

No es esta la primera vez que los militantes acuden a las urnas: en víspera de las elecciones presidenciales del año 2000, los priístas eligieron al ex ministro de Gobernación Francisco Labastida de una terna en la que también figuraban el propio Roberto Madrazo y el ex presidente del partido Humberto Roque Villanueva.

La derrota de Labastida no desencadenó una ruptura, pero abrió el debate sobre la necesidad de dotarse de un funcionamiento interno democrático. La mayoría de los analistas políticos considera que el peligro de una fractura interna está latente.

A pesar de la derrota en la elección presidencial, el Partido Revolucionario Institucional ha ido recuperando terreno en las elecciones estatales y municipales celebradas en los últimos meses y se mantiene como la principal fuerza política del país. De hecho, actualmente gobierna en 18 de los 32 estados de México, es la fuerza política mayoritaria en ambas Cámaras y controla el 57% de las alcaldías del país.

La travesía por el desierto iniciada con la derrota presidencial de hace año y medio puede suponer para el PRI la oportunidad de superar el déficit democrático que arrastra desde hace décadas o una ruptura entre los sectores reformista y conservador. El desenlace dependerá de cómo encaje los resultados de este domingo.

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