Roma acoge una manifestación a favor de EE UU y una protesta contra los ataques

Silvio Berlusconi, Luciano Pavarotti, Sofía Loren, Rudolph Giuliani y el jefe de los bomberos de Nueva York frente a los grupos antiglobalización. Una polémica concentración en solidaridad con EE UU, promovida por el primer ministro italiano, ha compartido esta tarde escenario en una Roma blindada por el Ejército y la Policía con una manifestación de grupos en contra de la guerra.

Baterías antimisiles Spada están listas para interceptar eventuales ataques aéreos, pese a que a lo largo de toda la jornada se han prohibido los vuelos sobre la capital italiana en un radio de ocho kilómetros.

Miles de policías, muchos de ellos de paisano, han tomado literalmente el centro histórico de Roma, en medio de unas medidas de seguridad sin precedentes, perceptibles en las zonas urbanas consideradas especialmente sensibles.

La concentración de apoyo a Estados Unidos, organizada por el partido gobernante Forza Italia de Berlusocni, ha reunido a unas 100.000 personas pertrechadas con la bandera de las barras y estrellas en la emblemática Piazza del Popolo.

En contra de la guerra se han manifestado por el centro de la ciudad, entre la Piazza de la República y el Circo Massimo, los grupos contrarios a la globalización, que reaparecen tras la controvertida cumbre del G-8 en Génova.

Los antiglobalización han reunido a entre 70.000 y 100.000 personas, en una convocatoria planteada inicialmente de forma paralela a la 31ª cumbre de la FAO que se celebra esta semana. El temor a posibles atentados terroristas y la eventualidad de episodios de guerrilla urbana han llevado a las autoridades a decretar el estado de máxima alerta en Roma.

Un despliegue extraordinario de efectivos del Cuerpo de los Carabinieri ha creado un "muro" policial de interposición entre las dos manifestaciones.

Polémica nacional sobre la guerra

La concentración a favor de EE UU se ha celebrado en medio de una fuerte polémica, que ha diluido sin solución de continuidad el clima de consenso logrado esta misma semana por Gobierno y oposición al aprobar por práctica unanimidad en el Parlamento la participación de Italia en la guerra contra el terrorismo internacional.

El líder del centroizquierda, Franceso Rutelli, ha mostrado su discrepancia con la iniciativa, que califica de partidista, con la visita a uno de los regimientos italianos que intervendrán en la operación Libertad Duradera.

Pero el dardo envenenado lo lanzó ayer el ex presidente del Gobiero Massimo D'Alema, al afirmar que "no se debe festejar una dolorosa necesidad como son los bombardeos".

Berlusconi ha hecho oídos sordos a todas las críticas que le han lanzado sus adversarios por una manifestación que fue concebida en desagravio por el espíritu exclusivamente antibélico que acaparó la marcha por la paz Perugia-Asís, celebrada el pasado 14 de octubre con la participación de los dirigentes de El Olivo.

A la capital italiana también llegó ayer el que será uno de los invitados de honor de esta celebración, el comandante de los bomberos de Nueva York, Daniel Nigro, quien dijo que espera vivir "una experiencia emocionante e inolvidable".

A las pantallas gigantes colocadas en la Piazza del Popolo se han asomado, además del ex alcalde neoyorquino Rudolph Giuliani, la actriz Sofía Loren y el tenor Luciano Pavarotti, antes de que Berlusconi suba al estrado para pronunciar un esperado discurso.

En él, Berlusconi ha hecho un llamamiento para convertir cada 11 de septiembre en un día en "memoria de las víctimas del terrorismo y del fanatismo".

"Que cada año, el 11 de septiembre, la sociedad civil celebre la memoria de las víctimas del terrorismo y del fanatismo", ha afirmado Berlusconi ante unos 100.000 manifestantes, al clausurar por la tarde una congregación en apoyo a la política de Estados Unidos contra el terrorismo.

El jefe del gobierno italiano ha dicho que quería ver nacer "un nuevo patriotismo universal, la devoción hacia los derechos humanos universales".

Para Berlusconi, nos encontramos ante "un desafío a la

civilización, sino una guerra entre civilización y barbarie".

Por su parte, los antiglobalización han llamado a los militares italianos a la deserción porque "la guerra no sirve de nada, incluso refuerza el terrorismo", según Vittorio Agnoletto, portavoz de la manifestación.

La expectación que ha despertado en Italia esta peculiar tarde del sábado 10 de noviembre ha llevado a que diversas cadenas de televisión, entre ellas la pública RAI, transmitan en directo las dos manifestaciones.