El partido laborista noruego gana las elecciones pese a la pérdida de apoyo popular

El Partido Laborista de Noruega ha logrado una mínima victoria sobre los conservadores cuando casi se ha cerrado el escrutinio de los votos de las elecciones legislativas celebradas ayer. Los laboristas, sin embargo, han perdido más de 10 puntos porcentuales y 22 escaños con respecto a las elecciones de 1997.

Junto a la subida de los conservadores, con 7,1 puntos porcentuales y 15 escaños más que en 1997, la gran sorpresa de la jornada ha sido el Partido de Izquierda Socialista, que ha conseguido aumentar hasta 23 los 9 escaños que tenía en la cámara.

El resultado deja un panorama complejo para la formación de un nuevo gobierno.

Con el escrutinio casi cerrado, el Partido Laborista ha sido la fuerza más votada, con un 24,4% de los sufragios y 43 escaños, mientras que el Partido Conservador se sitúa como segunda fuerza política con el 24,4 % y 38 escaños.

Descontento de los laboristas

Pese a haber ganado las elecciones, los representantes del Partido Laborista -la formación más representada en el Parlamento de Oslo desde 1997- han considerado un fracaso los resultados. Sin embargo el primer ministro saliente, Jens Stoltenberg, ya ha anunciado que no piensa abandonar la dirección del partido, que comparte con el ministro de Asuntos Exteriores Thorbjorn Jagland.

"Es la peor votación en muchos años", ha señalado Stoltenberg, quien pese a ello pronosticó que su partido seguirá siendo el encargado de formar gobierno.

Minutos después de que Stoltenberg reconociera los malos resultados de su partido, en la sede electoral de los conservadores el líder Jan Pedersen fue recibido con júbilo por los simpatizantes allí reunidos, después de haberse colocado como segunda fuerza política del país con una considerable subida tanto en porcentaje como en número de escaños.

La votación deja paso a una situación política complicada en la que serán necesarias coaliciones para alcanzar una mayoría suficiente para formar gobierno.

La suma de los dos grandes bloques que todo parece indicar que se formarán tras las elecciones, por un lado laboristas y socialistas y por otro conservadores y democratacristianos, arroja un resultado favorable a la coalición de izquierda, que dispone de 66 escaños en el parlamento por 60 de su rival.

Sin embargo, ninguna de estas dos opciones permite alcanzar los 83 escaños que otorgan la mayoría absoluta, por lo que las supuestas coaliciones tendrán que contar con al menos un socio más.