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Carolina del Norte ejecuta a un hombre cuyo abogado estaba borracho durante el juicio

Un hombre condenado a muerte por asesinato ha sido ejecutado esta madrugada mediante inyección letal en la prisión central de Carolina del Norte, siete horas después de que el gobernador estatal rechazara aplazar la ejecución. Diversas organizaciones habían denunciado la deficiente defensa que tuvo el acusado, ya que su abogado estuvo borracho durante buena parte del juicio.

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Ronnie Frye, condenado a muerte por haber matado con una tijera a la anciana propietaria de su apartamento en 1993, fue ejecutado a pesar de la movilización de organizaciones contra la pena de muerte que solicitaban una reapertura del caso porque su abogado estaba ebrio durante el juicio e hizo mal su trabajo.

Antes de morir, Frye, de 42 años, tuvo palabras de remordimiento y pidió perdon a la familia de su víctima. "Pediría que la familia de la víctima que me perdone por mis pecados en contra suya, mi transgresión en contra suya", declaró. A continuación recibió la inyección letal y fue declarado muerto a las 2.15 de la madrugada (hora local, las 8.15 hora peninsular española).

El gobernador de Carolina del Norte, Michael Easley, había rechazado una petición de aplazamiento de la ejecución pocas horas antes. Frye es el tercer reo ejecutado en Carolina del Norte en lo que va del año y el decimonoveno desde que el Estado instauró nuevamente la pena de muerte en 1977.

La culpabilidad de Ronnie Frye, un hombre fuerte, blanco, de 42 años, no estaba en duda pero organizaciones militantes de la abolición de la pena de muerte en Estados Unidos defendieron este caso después de haber descubierto que sus abogados hicieron mal su trabajo. "Uno de los dos era un alcohólico que tenía la costumbre de beber antes de entrar en la sala del tribunal", explicó Jennifer Geiger, una portavoz de la Coalición Nacional por la abolición de la pena de muerte (NCADP, por sus siglas en inglés).

Doce vasos de ron

El aludido, Tom Portwood, fue arrestado después del proceso por conducir en estado de ebriedad y tuvo que seguir un tratamiento de desintoxicación en 1996. Luego confesó que consumía diariamente doce vasos de ron antes de cada audiencia, incluidos los siete meses que duró el juicio de Frye.

Por su parte, su adjunto, Ted Cummings, reconoció recientemente las lagunas en la defensa de su cliente y se terminó excusando. Dos miembros del jurado afirmaron después que si hubieran conocido mejor el caso, no hubieran pedido la pena capital.

Los dos abogados presentaron a la Corte sólo dos testimonios, entre ellos un psicólogo que compareció apenas once días antes de la apertura del proceso. El psicólogo admitió en 1997 que los abogados no le habían dado ninguna información sobre la infancia de Frye, su escolaridad, sus antecedentes profesionales y médicos.

El jurado ignoraba por ejemplo que Frye, desempleado y drogadicto, había sido abandonado con su hermano menor en una estación de servicio por sus padres a la edad de cuatro años. No sabían tampoco que el padre adoptivo era alcohólico y que maltrató durante cinco años a los dos niños, que al final fueron devueltos a su padre biológico, también víctima del alcoholismo.

Además de la NCADP, varias organizaciones, especialmente Amnistía Internacional y el Proyecto Justicia, también se movilizaron. Todos las apelaciones presentadas por Frye fueron rechazadas.

A mediados de agosto, una Corte de Apelaciones Federal en Luisiana (sureste) ordenó en un caso parecido un nuevo juicio a un condenado a muerte tejano, Calvin Burdine, cuyo abogado fue sorprendido durmiendo durante su proceso en 1984. La Corte hizo valer los derechos del acusado al sostener que fue engañado.

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