El Etna entra en erupción por un nuevo cráter

La nueva boca, según ha informado Protección Civil, se ha abierto a 2.100 metros de altura -el volcán tiene una altura total de 3,340 metros-, en la zona conocida como Montes Silvestre, totalmente deshabitada, área donde el Etna no arrojaba magma desde el año 1892. En aquel año se abrieron dos cráteres, que después de algún tiempo dejaron de arrojar lava.

El magma que sale de la nueva boca es muy denso y compacto y su movimiento es muy lento, 150 metros/hora. No obstante, ya ha descendido a 1.450 metros y ha alcanzado la carretera provincial 92 que lleva desde el Refugio Sapienza a los Montes Silvestres, donde se han desalojado dos restaurantes.

Además, toda la zona vecina al refugio, uno más visitados del Etna, ha sido evacuado de forma provisional, a pesar de que la lava se encuentra aún bastante lejos. Desde otros cráteres distintos el volcán ha expulsado también magma, aunque en menor cantidad.

Nicolosi, a 16 kilómetros del volcán

La lava continúa su paso tranquilo hacia la localidad más cercana al volcán, Nicolosi, del que parten muchas excursiones hacia el volcán.

"La situación es crítica, si la lava continúa saliendo con la misma intensidad, en unos días llegará al pueblo", ha advertido Salvatore Moschetto, alcalde de la localidad. Moschetto ha solicitado a las autoridades que intervengan para frenar el avance de la colada, a través de una canalización artificial que la desvíe hacia zonas deshabitadas.

Pero las autoridades tratan de calmar a la población y recuerdan que el magma es muy denso y compacto y que su movimiento es muy lento, por lo que no supone una amenaza inmediata, ya que Nicolosi se encuentra a 16 kilómetros de distancia.

Así, el director de Protección Civil, Franco Barbieri, ha asegurado que la situación está bajo control y que no supone un problema para la población.

Sin embargo, un turista italiano de 40 años ha resultado herido cuando, junto con un grupo de excursionistas, observaba el río de lava, convertido en un auténtico espectáculo para los habitantes de las poblaciones cercanas y los visitantes.

Una explosión de lava que le sorprendió mientras hacía una foto le hicieron caer y golpearse fuertemente la cabeza contra el suelo, por lo que fue conducido a un hospital de Catania.

Un médico que formaba parte de la excursión ha explicado que estaban "cerca del cráter cuando se produjo una explosión que provocó las proyecciones" después de lo cual todo el grupo huyó, hasta que se dieron cuenta de que faltaba uno por lo que volvieron a socorrerle. "Llevados por la curiosidad, no respetamos las reglas elementales de seguridad", ha reconocido el médico.

Por su parte, el prefecto Alberto Di Pace ha confirmado que la situación no es alarmante. De hecho, la actividad sísmica del volcán, que era bastante intensa desde el pasado jueves, con 200 sacudidas en la noche del sábado al domingo, ha quedado interrumpida.

La última erupción del temido volcán se produjo en 1992 y la lava llegó a la localidad de Zafferana, lo que obligó al Ejército a usar explosiones controladas para redirigir el río de magma, que amenazaba con tragarse la ciudad y a sus 7.000 habitantes.