El autobús también se rinde
En las paradas del transporte urbano de Madrid se informaba a los pasajeros: “Aforo máximo, 48 pax”
Algunas personas con capacidad para tomar el megáfono social dirigen a su público palabras que éste no va a entender. No se sabe si lo hacen por maldad (“fastídiense y averigüen qué significa”), si tal vez albergan algún egocentrismo (“yo sé lo que tú ignoras, admírame”) o si bien todo proviene de la ancestral tendencia a la imitación acrítica (“otros también lo hacen”).
La Dirección General de Tráfico empezó hace 20 años a utilizar en sus luminosos la desconocida sigla PK: “Accidente en el PK 220”. “PK” significa “punto kilométrico”. ¿Y acaso molestaba el abreviamiento anterior (“km”), mundialmente conocido? Seguro que no, pero cómo resistirse a la influencia de kilometer point.
También estableció Tráfico un código de colores que lleva al personal circulante a preguntarse qué le están diciendo: “nivel blanco”, “nivel amarillo”, “nivel rojo”… (“Nivel” no implica intensidad ni extensión, sino altura; por mucho que se use mal en los periódicos y en la política: “a nivel nacional”, “a nivel local”…). Algo debe de impedirles hablar de “tráfico denso”, “tráfico intenso”, “atascos”, “tráfico fluido”, “retenciones”, “tapón por obras”, “paradas intermitentes”… Este código sí se descifraría bien.
En días pasados se informaba en las marquesinas de los autobuses de Madrid: “Aforo máximo bus. 48 pax estándar, 73 pax articulado”.
Telefoneé al servicio de atención al cliente. Y tras explicarles que no hallaba pax en el Diccionario, me respondieron: “Está en inglés. Es que es más corto que ‘máximo de pasajeros”.
Bueno, pues si nos ponemos a reducir el mensaje vienen sobrando “máximo” y “pax”. Bastaba con escribir: “Aforo bus: 48 estándar, 73 articulado”. Porque el aforo es siempre el máximo de personas que se admiten en un lugar.
Y sí, resultará corto lo de pax, aunque en realidad sobre, pero también más incomprensible.
En efecto, pax es la abreviatura internacional (o sea, en inglés) que ya en los años noventa se utilizaba en la jerga del sector del turismo español para mencionar a los consumidores.
En un principio se aplicó a pasajeros de aviones y barcos; más tarde a los del transporte terrestre, y finalmente a los clientes de hoteles y restaurantes. Ahora aparece ya en los folletos turísticos: “355 €/pax en habitación doble”. O sea, 355 euros por persona; lo que antes se abreviaba como “p.p.” o “pers.”.
Pax se dijo primeramente en inglés pat, y significaba persons at table. O sea, “personas a la mesa”. Lo que en buen castellano llamaríamos “comensales”. Pero algún azar ocasionó que la t final se convirtiera en equis; quién sabe si por influjo precisamente de la abreviatura “máx.”, que sí habría entendido cualquier anglohablante, francohablante o hispanohablante.
Por ser benevolente, quiero imaginar que quien ideó la comunicación pública de los autobuses habrá pensado, sin darse cuenta, en el significado que los romanos añadieron a la palabra pax (además del ya conocido de “paz”): Cuando la usaban como exclamación (¡pax!), querían decir “¡basta!” (¡basta de entrar gente en el bus!, a lo mejor). Teoría que viene reforzada por el hecho de que en inglés adquiriera luego un segundo recorrido, todavía en vigor: “¡Me rindo!”.
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