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Tu discoteca te necesita
Columna
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Por favor, díganme que el modelo español influirá en el resto del mundo

“Me dicen que por fin España ha decidido tratar la covid como al resto de enfermedades”, opina Beigbeder. “Ya era hora de que un país diera ejemplo en Europa”

Gente muy pegada que cena y baila en un espacio cerrado: la imagen con la que soñamos desde marzo de 2020.
Gente muy pegada que cena y baila en un espacio cerrado: la imagen con la que soñamos desde marzo de 2020.Jim Heimann Collection

Me dicen que por fin España ha decidido tratar la covid como al resto de enfermedades. Ya era hora de que un país diera ejemplo en Europa. No me extraña que sea España. Es el país de la fiesta. Se anuncia una nueva movida para la primavera de 2022. Será el regreso de la Belle Époque. Los ciudadanos redescubrirán el placer de tocarse, de besarse, de abrazarse unos a otros. Las discotecas volverán a llenarse. Por fin podremos pagar copas muy caras para no escuchar lo que dicen nuestros amigos. Volveremos a bailar mal con músicas tontas. ¡Cómo echábamos de menos ese circo! Las “medidas de protección” serán un mal recuerdo. La “distancia de seguridad”, una pesadilla olvidada. El ser humano necesita la fiesta para vivir, amarse, desahogarse... o se convertirá en una hormiga rastrera. Estoy deseando verme comprimido entre extraños sudorosos en una pista de baile abarrotada. Por cierto, no entiendo por qué se permitió el metro y se prohibieron las discotecas. La única diferencia entre ambos es que el conductor del metro no pone a David Guetta en los altavoces. ¿Realmente el mundo volverá a ser como antes? Son muchos los profetas que afirman que la fiesta no renacerá de sus cenizas.

El problema no era la covid, sino nosotros. La humanidad ha cambiado. El miedo a la muerte nos paraliza y aceptamos alegremente renunciar a la vida social para proteger nuestra vida biológica. El mundo ya no es una sociedad sino una suma de soledades paranoicas. ¿Se producirá el regreso de la fiesta? Lo sabrán en el momento en que lean esta página. Abran la ventana, paseen por las calles de Barcelona, Madrid, San Sebastián, Marbella, Formentera. ¿Hay bares repletos de tipos con una copa en la mano? ¿Ha desaparecido la desconfianza? Tendremos que beber mucho para borrar nuestra deshumanización de 2020-2021. Nos avergonzaremos durante mucho tiempo por haber sacrificado nuestra juventud tan dócilmente. Por favor, díganme que el modelo español influirá en el resto del mundo. Díganme que la humanidad no se encerrará el año que viene, cuando aparezca un nuevo virus. I have a dream... Sueño con un mundo que pase de la enfermedad y de la muerte. Una humanidad inconsistente y ligera. No olvidaremos a todas las víctimas del virus, las familias de luto, las redadas policiales por las tardes y los funerales imposibles. ¿Seguiremos siendo capaces de pasar página y lanzar confeti al aire mientras cantamos? (Los confetis son una contaminación inadmisible. Si acaso, ¿confetis de papel reciclado y biodegradable?).

La movida fue un período de descontrol. ¿Estarán a la altura? ¿Quién puede decir que sabrá volver a perder el control? Incluso en los conciertos de rock y los festivales de música electrónica, ¿no me sentiré alguna vez tentado a apartarme discretamente de una chica porque está tosiendo? Cuando le dé la mano a un amigo resfriado, ¿no correré enseguida después al baño para lavarme las manos? Es posible que la nueva sociedad sea aún más hipócrita que la anterior. Los juerguistas no son héroes. Espero que el alcohol me dé fuerzas para quemar mi mascarilla... y no caer así en la tentación de volver a ponérmela.

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