“Fumaba hierba todos los días mientras estaba resentido con Hollywood”: cómo Seth Rogen se convirtió en el gran cómico de su generación
Comenzó haciendo bromas sobre sus abuelos judíos en bares LGBT a los 13 años, pasó por la televisión y saltó al cine, pero ha sido la serie ‘The Studio’ la que, tres décadas más tarde, le ha convertido en el hombre que batió dos récords en una misma noche

El 15 de septiembre, un nervioso Seth Rogen (Vancouver, Canadá, 43 años) subía al escenario de los Emmy a recoger una estatuilla dorada por su interpretación en The Studio (2025), la sátira sobre Hollywood que ha dirigido, producido y protagonizado. Esa misma noche le tocó subir otras tres veces la escalinata del escenario para recoger los premios a mejor dirección, mejor guion y mejor serie. The Studio se llevó 13 galardones, convirtiéndose en la serie más galardonada en una sola gala y Rogen ha reescrito la historia de los Emmy, como en el intérprete más premiado hasta la fecha.
Como él mismo reconoció en su discurso de agradecimiento, no se lo esperaba. Estaba acostumbrado a ”no ganar nada". Sin embargo, siempre soñó con ello. La prueba: de niño le pidió a su madre que le comprara un trofeo de bowling en una subasta. Ni siquiera sabía jugar a los bolos, pero ansiaba tener un premio en su estantería. Hoy, en esa estantería acumula otros cuatro premios que sí llevan su nombre.
“Empecé haciendo stand-up y mi madre me tenía que llevar en coche a todas mis actuaciones porque tenía 13 años. Mi primer bolo fue en un bar de lesbianas de Vancouver. Me enteré después, cuando me lo dijo mi madre. Yo pensaba que debía ser una noche de solo chicas o algo así. Salió bien, a las lesbianas les gustan los chistes de judíos”, le contaba en 2012 a Ellen DeGeneres.


Pero su primer paso importante fue cinco años después, cuando se mudó a Los Ángeles para encarnar al sarcástico Ken Miller en Instituto McKinley (1999-2000). Esta serie juvenil pasó sin pena ni gloria, pero fue donde conoció a quien define como “gran mentor”, Judd Apatow. El director, 15 años mayor que Rogen, se enamoró de su capacidad de improvisación. Fue Apatow el que acudió en su rescate, con un pequeño papel en Virgen a los 40 (2005) cuando, como cuenta en su autobiografía Yearbook (2021), pasaba una racha negativa. “Fumaba hierba todos los días en el sofá de Jason Segel [Cómo conocí a vuestra madre] mientras estaba resentido con Hollywood porque él recibía muchos guiones para audiciones y yo nada”.
Aunque Rogen inició su andadura en la industria como actor, su don para la comedia deslenguada y sagaz rápidamente le consiguió un asiento en la sala de guionistas. A los 19 años, además de actuar en Vida universitaria (2001), otra creación de Apatow, ya había escrito dos de los episodios de la serie. Por eso, para el canadiense, Apatow siempre le dotó de la confianza suficiente en su voz cómica y su talento como guionista. Aunque, precisamente, empezar a ser reconocido por esa voz y ese talento es lo que le ha llevado a vivir situaciones aún más surrealistas que sus guiones.
En 2012, cuando Steven Spielberg le invitó a una reunión de trabajo, pensó que estaba viviendo uno de esos momentos que cambian una carrera. Y sí, fue especial hasta que George Lucas, también presente en la reunión, acaparó la conversación hablando del inminente fin del mundo ese mismo año.
“Preguntamos qué tal y dijo Lucas: “No muy bien. Nos acercamos al final de 2012 y el mundo se va a acabar”. Me pregunté: ¿está bromeando? Esa pregunta que todavía me persigue, y creo saber la respuesta: no parecía que estuviera bromeando. Y yo pregunte: ‘¿Qué se supone que va a pasar?’. ‘Va a haber una hecatombe gigantesca. Una fractura en la Tierra". Rogen califica en su autobiografía Yearbook esta experiencia como la segunda más decepcionante de su vida, sólo precedida de ir al cine a ver Super Mario Bros (1993) en la infancia.

Una decepción parecida se llevó con Nicolas Cage cuando, por presión de la productora que estaba trabajando en The Green Hornet (2011), tuvo que hacerle una audición para formar parte del elenco, ya que consideraban que la fama de Cage daría un empujón en taquilla a la película. Cage tenía buena predisposición a participar, pero tenía un único requisito: dar vida a un bahameño blanco y con acento. Rogen se negó en rotundo porque “incluso entonces, esa proposición sonaba bastante racista”. Lo peor de todo es que, al año siguiente, Cage se citó con él sólo para acusarle de haberle regalado la idea a James Franco para su papel en Spring Breakers (2012). Rogen está convencido de que sigue pensando lo mismo hoy en día.
A pesar de sus idas y venidas con la flor y nata de Hollywood, el punto de apoyo de Rogen siempre ha sido su amigo de la infancia, Evan Goldberg, con el que creó en 2011 la productora Point Grey Pictures, que está detrás de éxitos como The Boys (2019), Invincible (2021), La fiesta de las salchichas (la película de 2016 y la serie de 2024) o The Studio.
Juntos han exprimido sus vivencias de la infancia y las han volcado en largometrajes como Supersalidos (2007) y Superfumados (2008), que escribieron en la adolescencia, pero no pudieron rodar hasta que ganaron cierto reconocimiento como guionistas. Son largometrajes que marcaron a generaciones enteras con su representación de los pringados del instituto que anhelan ser guays o de los jóvenes que solo aspiran a fumar cannabis y pasárselo bien. Supersalidos es catalogada como una comedia coming of age, pero Rogen puso poco empeño en disimular que se trataba de su autobiografía, empezando por el nombre de los protagonistas: Seth, Evan y Fogell, alias McLovin. La adolescencia de Rogen y Goldberg también discurrió entre colarse en fiestas privadas para beber alcohol y visitas a callejones oscuros de Vancouver para adquirir estupefacientes.

En la actualidad Rogen es abstemio, pero su afición por la marihuana no ha disminuido. En 2019 fundó en Canadá Houseplant, una marca de cannabis y artículos de hogar y, a pesar de su longeva trayectoria artística, Rogen suele calificarla como su “obra definitiva”. Fue habitual consumidor de estupefacientes desde los 13 años, lo cual también se refleja en Yearbook, en el que el 90% de lo que cuenta, sea en el plano personal o profesional, empieza por “estaba fumadísimo…” o “había comido setas…”. “Me revelan cosas de mi forma de pensar, mis sentimientos y mi comportamiento que no he encontrado en ningún otro lugar”, ha explicado Rogen sobre su consumo de estas sustancias.
Pero con 43 años, como reconoció a The Hollywood Reporter, el público ha pasado de verle como ”el tipo fumado y regordete al judío neurótico de mediana edad", en parte por los papeles que se escribe para sí mismo, en parte por su cada vez mayor interés por la política y el activismo social, que también han permeado a sus obras. Alineado con las ideas demócratas, Rogen ha atacado a través de la sátira la administración estadounidense y el totalitarismo. Judío, educado en esa fe y nieto de supervivientes del Holocausto, también se ha mostrado crítico con Israel. En un podcast, afirmó que creció “alimentado con muchas mentiras sobre el Estado de Israel”. “Nunca dicen: ‘oh, por cierto, vivía gente ahí’. Hacen ver como que llegaron y se asentaron, como si la maldita puerta hubiese estado abierta para ellos”.
Por supuesto, su humor sarcástico le ha traído problemas. Y hasta conflictos internacionales, como cuando dirigió, produjo y protagonizó The Interview (2014), con su amigo James Franco. La película narra la historia de dos periodistas a los que Kim Jong-Un concede una entrevista. En plena guerra fría entre Estados Unidos y Corea del Norte, al líder norcoreano no le hizo ninguna gracia que representaran su muerte y, además de hacer sudar la gota gorda a los diplomáticos estadounidenses, llevó al hackeo de Sony Pictures y a un debate a escala mundial sobre libertad de expresión. En Yearbook, Rogen reconoce el miedo que pasó en esa época y cómo, por primera vez en su vida, se vio obligado a ir a todos los sitios con guardaespaldas. Aunque también se pregunta si mereció la pena creer que podría costarle la vida una película que “ahora emiten a las tres de la tarde en la tele y encima promocionada por una marca de papel higiénico”.

La trayectoria vital de Rogen es un buen aprendizaje de cómo el humor puede ser tanto un escudo como un arma, capaz de batir récords en Hollywood o crear problemas diplomáticos. Lo que no ha cambiado en todos estos años es su manera de afrontar la vida, con la que han empatizado millones de personas: reírse de uno mismo para hacer reír a los demás.
Y justamente esa filosofía, que le llevó de la stand-up comedy a la gran pantalla, encuentra su culminación en The Studio. Con esta serie, Rogen ha demostrado que ya no es solo el chico gracioso de la risa contagiosa, sino un creador total que domina la interpretación, la dirección y la producción... y, sobre todo, que sigue siendo una de las voces más reconocibles de la comedia de nuestro tiempo.
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