Teo Lucadamo, el rapero que creció ante los fotógrafos: “He tenido muchas comodidades, pero hay una parte oscura que no se conoce”
Es autor de ‘Ritmo’, un éxito viral en TikTok, ha estudiado interpretación, producción musical y colabora con grandes nombres del rap en España. Además de todo eso, su madre es Aitana Sánchez Gijón. Pero escuche su música antes de llamarle ‘nepobaby’

Teo Lucadamo (Alicante, 24 años) está haciendo dominadas en un andamio de Malasaña, en Madrid. Está posando, vale, pero se ve que busca divertirse y hacer reír. De eso va su música: rimas que a veces rozan el absurdo. Como en Ritmo, el tema que se viralizó en TikTok, en el que un metrónomo quiere ser cardiólogo. “Echo de menos que la gente se divierta un poco más. Que sea más mofada. Hay mucho miedo al ridículo”.
Pero el proyecto de Lucadamo ha dado un paso adelante. El 20 de marzo publica El dilema del rapero blanco, su primer álbum. “Respeto el hip hop demasiado como para considerarme rapero”, explica. La idea del disco viene de una conversación entre amigos, en la que le cuestionaron si se sentía bien componiendo rap siendo blanco y de clase privilegiada. “¿Qué pasa? ¿No estoy en mi derecho de hacer lo que me dé la puta gana?”, se pregunta. La teoría la conoce: “Es una cuestión cultural y racial. El supremacismo blanco expoliando la forma de expresión de minorías marginadas. Coger el arte y convertirlo en un producto vendible. Pero vivimos en una época en la que buscamos una identidad estética. Está claro que no formo parte de esa cultura pero he sido muy influenciado por el hip hop”.
Entonces, ¿cómo justifica hacer rap? “Cuento mi vida. Mi música es muy personal. Si la premisa del hip hop es keep it real, yo lo mantengo real”. Lucadamo rapea con ingenio (¿flow?) sobre situaciones que lindan entre lo surrealista, lo cotidiano y lo humorístico. No habla de drogas ni de trapichear. Ni es ni ha sido su realidad. “Sería lo menos real del mundo”, reconoce. En su álbum colabora Mucho Muchacho, uno de los referentes del rap en España. ¿El dilema se le aplica a él? “Creo que puede aplicarse a todos los blancos, pero respeto a quien piensa que es una forma de expresión universal”.

Lucadamo viene de la ceremonia de los Goya en Granada. “Igual estoy un poco espeso. Aún tengo resaca”, se disculpa. Es hijo de Aitana Sánchez-Gijón, galardonada con el Goya de Honor. Durante la ceremonia, la cámara lo enfocó llorando. “Para mí ha significado muchísimo ese momento. Es un reconocimiento a la carrera de mi madre, que son casi 50 películas”, cuenta orgulloso. Pero la forma en la que lo ha vivido él, desde dentro, genera sus contradicciones: “Mi madre rodaba pelis todos los años y tuvimos una cuidadora. Los paparazzi estaban al acecho cerca de mi casa. No es bueno para un niño. Debes ser anónimo, y mi hermana y yo no lo hemos sido”. Confiesa: “para mí, ha sido más difícil de lo que pensaba. Sí, he tenido acceso a cultura, comodidades, recursos… pero hay una parte oscura que no se conoce que me ha afectado. Por eso me emocioné mucho en la entrega. Vi toda esa carrera, toda mi vida a través de un prisma y fue muy emocionante”.
En ser lo que se considera un nepobaby, dice, hay un punto de cumplir expectativas. “Crezco y veo que mi madre es la puta ama. Todo el mundo la respeta. Entonces dices: ‘también quiero esto para mí. Tengo que currármelo”. Antes de estudiar producción de música, se formó en interpretación. Es un aprendizaje que, reconoce, le ha servido para su música a día de hoy. “Actuando aprendes a hacer el ridículo y que te dé igual. Mi música no se entiende sin ese punto”, confiesa. ¿Dejó la interpretación buscando diferenciarse? “100%. Necesitaba mi propio camino”.


En el discurso de los Goya, su madre se posicionó políticamente. Lucadamo también suele mojarse. En su perfil de TikTok ha fijado una publicación que pide la libertad para Palestina. “Cuando posees un altavoz, hay que hacerlo. Mi madre da ese discurso con un collar de diamantes colgado, que no es suyo, pero que la industria pide. ¿Cómo no vas a posicionarte si el soporte que te dan está sostenido por las cosas que van en contra de lo que piensas? Por desgracia, hay veces que tienes que callarte, porque si no se te cierran puertas”, lamenta. Él tiene claras sus reivindicaciones: “La igualdad, la redistribución de la riqueza, los derechos LGTBIQ+, el feminismo, el derecho a la autodeterminación de los pueblos, la educación y la sanidad pública”.
El dilema del rapero blanco es también una crítica a la industria. “Aquí estamos en alerta permanente en el caso que resulte que no eres suficiente”, rapea en UMG, que son las siglas de Universal Music Group, su sello. Él ha explicado ya que es por sus inseguridades al firmar con un multinacional. Como rara avis, dice, confían en su proyecto y le dejan libertad. “Uno se siente agrandado. De repente tienes un equipo profesional. A mí me inspira mucho e intento currar”, dice. No es lo mismo la estructura que los empleados, aclara: “Yo critico los oligopolios y el mercado bursátil, pero las personas con las que trabajo me inspiran”. ¿Dónde se ve en tres años? “No lo sé. Por ahora quiero ver cómo evoluciona este proyecto, que es un poco de nicho. Podría haber hecho más temas como Ritmo o La Tostada y prefiero dar algo más”. Ideas, tiene.
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