De las abuelas a los ‘bros’: por qué los hombres se hacen ahora la permanente

“¿Son las permanentes el nuevo mullet?”, se pregunta The Sydney Morning Herald en un artículo que deja patente que cada vez más hombres de la Generación Z están apostando por la técnica de rizado del cabello que alcanzó su máxima popularidad en la década de los ochenta, grandes rockeros y divos del hair metal mediante, y que ahora, de la mano del K-Pop, de celebridades como Paul Mescal y Jeremy Allen White o de promesas como David Corenswet, vuelve a estar de moda.

¿Quién es David Corenswet? Es el actor que dará vida a Superman/Clark Kent en la nueva entrega del superhéroe en la gran pantalla, dirigida por James Gunn. Las primeras imágenes del rodaje dejaron un estilismo capilar en Clark Kent consistente en rizos voluminosos en la parte superior y peinado corto y discreto en los laterales que ha llevado a ser definido como la “permanente brócoli”. Las imágenes fueron una señal para Matthew Ellis, profesor de estudios de medios de comunicación de Portland, de que algo estaba ocurriendo. “Es la primera vez que veo el estilo de la Generación Z en un personaje que no pertenece explícitamente a la Generación Z, sino que es una figura icónica de la cultura pop. Cuando vi que hasta Superman lleva ese corte de pelo, pensé: ‘Vale, aquí ha pasado algo. Hemos cruzado un umbral”, explicó a la edición estadounidense de GQ.

El peinado también se conoce como “permanente zoomer”, por haberse convertido en una especie de insignia de los chicos de la generación Z. Parecido al popular mullet y en parte inspirado por él, el peinado ganó popularidad en el año 2020 en el lugar en el que todo gana popularidad desde entonces: TikTok. Un chico llamado Dillon Latham lo popularizó al mostrarlo en un vídeo que se hizo viral. Pocas gestas hay más gloriosas para alguien que poder responsabilizarse de popularizar un peinado a nivel mundial: solo unas pocas como Louise Brooks o Jennifer Aniston pueden presumir de ello. Del TikTok a los bros, y de los bros, a las calles. Hoy la permanente brócoli está por todas partes. O al menos, por todas partes donde haya muchachos de menos de 20 años.

Los vídeos acompañados del hashtag #menperm acumulan millones de visualizaciones y los tutoriales sobre cómo lograrlo se multiplican. Como explica Luciano Cañete, cofundador y director de los salones de peluquería Cortacabeza, el cabello permanentado es popular especialmente entre los más jóvenes. “La tendencia exige que esos cortes sean voluminosos, pero el cabello natural no siempre consigue ese efecto, por lo que es a través de la permanente la forma mejor de lograrlo y de poder, además, llevarlo rizado”, explica a ICON. Y así fue como la permanente saltó de la peluquería de señoras al TikTok de adolescentes.

No es peinado para vagos

Un peinado brócoli exige paciencia: según Cañete, el cabello ha de tener la longitud suficiente como para poderse rizar. “No es recomendable si se está en un proceso de alopecia o si el cabello ha sido tratado químicamente, con mechas o decoloraciones”, advierte. La permanente rizada es un proceso químico para fijar la forma deseada en el cabello empleando rulos o bigudíes. El nombre no es una broma: es permanente. La única forma de librarse de esos rizos, posteriormente, es cortando el pelo. Para su mantenimiento, además de productos clásicos de estilo capilar como la laca o los polvos, es vital hidratar y nutrir, por lo que es conveniente aplicar tratamientos en cada lavado. Por eso, la permanente también funciona como la excusa perfecta para muchos hombres para cuidar su cabello.

“Mantener una permanente puede ser más complicado de lo que algunos piensan”, advierte Noelia Jiménez, estilista y propietaria del salón del mismo nombre. Requiere el uso de productos específicos y un cuidado regular para evitar el encrespamiento y mantener la forma de los rizos. También es importante visitar a los estilistas capilares para realizar tratamientos de reestructuración del cabello regularmente y mantenerlo lo más sano posible para que luzca brillante y sano”, señala.

Si el asunto capilar es tan importante es porque parece existir en un plano salvaje e inalcanzable: incluso en momentos de tratamientos revolucionarios e implantes cada vez más perfeccionados, la sensación generalizada es que el pelazo ni se compra ni se vende. “Puedes tener dinero, riqueza y poder, pero tener un buen pelo siempre se ha vinculado con la masculinidad, la virilidad y a la identidad”, explica en The Guardian Pascal Matthias, profesor de moda en la Universidad Southampton University.

El filón del pelazo

El peluquero Moncho Moreno advertía hace unos años a S Moda que las técnicas en torno a la permanente apenas han evolucionado porque en las últimas dos décadas apenas se han demandado, pero lo que pocos se esperaban era que lo empezasen a demandar los hombres jóvenes. La llamada permanente coreana, por ejemplo, está muy de moda entre ese sector. “Este tipo de permanente se caracteriza por rizos más suaves y naturales, a menudo logrados con técnicas y productos que minimizan el daño al cabello. Se enfoca en crear ondas sutiles y un acabado ligero, a diferencia de las permanentes tradicionales, que pueden resultar en rizos más marcados”, explica Noelia Jiménez.

“Los hombres no sólo se preocupan más por su cabello, sino por su imagen en general. Hemos dejado de avergonzarnos por cuidarnos. Antes, a los hombres les costaba reconocerlo, pero a medida que el machismo ha ido perdiendo fuelle, el cuidado y la belleza han ido avanzando con orgullo. La industria ha encontrado un filón en ese nicho de mercado y ha sido quien ha logrado crear la necesidad de fomentar dichos cuidados. Los hombres nos hemos dado cuenta de que a nosotros también nos gusta estar guapos”, remata Cañete. Eso sí: el pelazo, como la fama, cuesta.