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“¿Eres una persona?”: los peligros de que la Inteligencia Artificial haya llegado a las ‘apps’ de encontrar pareja

Aplicaciones que crean ingeniosas frases con las que comenzar una conversación son algunas de las aliadas para intentar mitigar la fatiga que las citas generan a muchos solteros. Pero, ¿dónde está el límite?

Tinder IA
Getty Images / Blanca López (Collage)

En los últimos años las aplicaciones para encontrar sexo o pareja parecen haber acusado las consecuencias que su uso puede tener para los usuarios. El estrés, el cansancio, los complejos, la tristeza o ciertos casos de adicción han hecho que parte de sus (millones de) usuarios sufran cierto desencanto que se ha reflejado en una bajada de usuarios. Esta tendencia la refleja también una encuesta desarrollada por Singles Reports, empresa encargada de aportar datos sobre el mercado del ligue digital, que señala que casi el 80% de los usuarios se encuentran agotados o emocionalmente fatigados al emplear estas aplicaciones. En este panorama en el que alternativas como ligar en los pasillos del Mercadona portando una piña han llegado a ser tomadas en serio, ha aparecido una última posibilidad como alianza para luchar contra la parte negativa de aplicaciones como Tinder, Grindr o Bumble: la Inteligencia Artificial.

Tinder, por ejemplo, emplea la Inteligencia Artificial en aspectos como el Photo Selector, introducido este verano. La IA ayuda a los usuarios a seleccionar las mejores fotos de su galería para incluirlas en su perfil. “Creemos que la IA no va a sustituir las conexiones reales y que hay que seguir fomentando la ayuda y experiencia de los usuarios desde otros ángulos”, afirma el equipo de la app. Algo parecido intenta Bumble, que precisamente recurre a la IA para poder detectar la IA: ha introducido recientemente una nueva opción en el menú de reporte de “perfiles falsos” que incluye a las personas que no solo puedan estar usando fotografías que no sean suyas, sino que hayan sido creadas o retocadas y perfeccionadas por la IA. Desde el equipo de otra app de citas, Hinge, intentan poner unos límites: “De acuerdo con nuestros términos de servicio, se ha de incluir al menos una foto del rostro o del cuerpo en el perfil que no esté generada por IA ni alterada de ninguna otra forma para que los usuarios sepan qué esperar cuando se conozcan en persona”, explican.

“A través de la aplicación cuidadosa de la IA en la experiencia de citas, podemos animar a las personas para que se representen de manera más auténtica y genuina en la app”, explica Lidiane Jones, CEO de Bumble Inc., “lo que finalmente lleva a relaciones reales y auténticas en la vida real”. ¿Seguro? Esto es, en el fondo, el gran problema de mezclar IA y la voluntad de encontrar a una persona con la que, sea al nivel que sea, queremos encajar.

La cara oscura de todo esto

Mientras desde las aplicaciones se apuesta por la autenticidad y se lucha por defenderla, miles de usuarios se van al otro lado y tiran de bots y programas que se encargan, por ejemplo, de responder por ellos en las apps. Aplicaciones como Rizz, DatingAI y WingAI se encargan de generar comienzos de conversaciones atrayentes y respuestas ocurrentes con tan solo cargar capturas de pantalla de los perfiles o mensajes, para que así las charlas resulten más atractivas y el esfuerzo del flirteo sea menor. Por ejemplo, si metemos en DatingAI la frase “Hola, ¿qué buscas?”, un clásico de estas apps, el sistema nos sugiere diferentes tipos de respuestas. ¿Carismática? “Alguien con quien vivir aventuras, ¿empezamos una aventura juntos?”. ¿Sarcástica? “Ya sabes, lo normal, dominar el mundo y encontrar a alguien que soporte mi mal gusto para elegir pelis de Netflix”. Un estudio llevado a cabo en 2024 por McAfee indica que un 30% de hombres y un 27% de mujeres han recurrido a la inteligencia artificial para hacer sus perfiles más sugerentes.

“Ahora hay gente que emplea ChatBot para resultar más atrayente en las conversaciones, pero quien está al otro lado quizás no sabe que se está empleando esta fórmula, y eso genera una situación desigual. Tendría que existir una regulación para saber cuándo se trata de un humano y cuándo es un Bot con quien se habla”, dice Ángel Galán, director del área de Data Science & Inteligencia Artificial en IMMUNE Technology Institute. “Es difícil a veces diferenciar las interacciones que tenemos cuando no son cara a cara. No nos comportamos igual en mundo físico que en el digital, y ciertas conductas son más estereotipadas. Cada día va a ser más complicado poder diferenciarlo. Vamos a tener la necesidad de tener un enlace emocional con el resto. Estamos muy expuestos”, advierte. Hinge es una de las primeras apps que ha intentando controlar este uso. Desde la empresa explican que “solo se ha de compartir o emplear un texto que haya escrito el usuario, pues nuestros términos de servicio prohíben el uso de texto que haya sido generado automáticamente o escrito por otros”.

Virginia Valdominos, psicóloga y psicoanalista de la Escuela de Psicoanálisis Grupo Cero, advierte de la supuesta inteligencia que esa i de la IA puede aportar cuando el encuentro se convierta en algo físico y haya que interactuar sin ayudas externas: “la inteligencia de la relación no está en lo que uno de los participantes dice o hace, sino en lo que ambos pueden construir, sostener y transformar en el encuentro de sus complejidades”. Añade, además, que el peligro de la IA en este contexto radica en que facilita una seducción unilateral y limitada, donde uno proyecta una imagen o un discurso que tal vez no pueda mantener siempre. “En el encuentro real emergen las fisuras, las inconsistencias que la IA no puede prever ni manejar, porque la verdadera inteligencia se basa en lo que no es calculable: las tensiones, los malentendidos, los deseos inconscientes. La IA no sabe gestionar el malentendido estructural, esa brecha entre lo que queremos decir y lo que realmente transmitimos”, indica.

Leer entre líneas

Otras personas utilizan el ya normalizado ChatGPT para analizar las conversaciones que tienen con sus intereses románticos cuando quieren detectar cuáles son sus verdaderas intenciones. “Como me cuesta leer a veces las intenciones ajenas fui a ChatGPT con las capturas de una conversación para saber si la chica con la que hablaba estaba ligando o no conmigo. Me dijo: ‘flirteo confirmado”, aseguró Judith Tiral en el podcast Está el horno para bollos, donde demostró que cada vez son más quienes recurren a estos aliados virtuales para intentar facilitar cualquier flirteo. También lo hizo una usuaria de TikTok llamada MimiWorkBestie. “Estoy utilizando Chat GPT para que me haga un análisis profundo de las conversaciones de WhatsApp de alguien que me gusta. Quiero identificar red flags antes de que sea tarde. A veces, a una misma le cuesta verlas”, explicó en su perfil.

También hay quienes apuestan por la inteligencia artificial para dar con el amor de su vida, como es el caso de Aleksandr Zhadan, que tras romper con su pareja en 2021, empleó ChatGPT-2 de OpenAI para crear un asistente de citas personalizado para Tinder. El software interactuó con 5.239 mujeres que encajaban con las preferencias del ruso y seleccionó a un centenar de candidatas para tener una cita. Un año después, y tras haber perfeccionado la herramienta y haber empleado GPT-3, el programa le presentó a Karina Vyalshakaeva, la que ahora es su mujer.

Bien sea para conocer gente, para ganar discusiones online o para descubrir las intenciones de aquel con quien se habla, la Inteligencia Artificial se ha convertido en una aliada en el mundo del dating para intentar facilitar la búsqueda del amor o minimizar los conflictos de pareja. ¿Conseguirán los asistentes virtuales terminar con el hastío del dating?


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