Jonah Hauer-King, el príncipe de ‘La sirenita’: “Lamento decepcionarte, pero la cola de sirena no existe”
El actor inglés tiene el encanto, los modales, los gestos, los ojos, la nariz y los hoyuelos perfectos para dar vida a Eric y enamorar a toda una generación
“Querían asegurarse de que contrataban a la persona adecuada”, explica Jonah Hauer-King sobre las larguísimas pruebas de reparto para el papel del príncipe Eric en La sirenita. La primera persona adecuada fue Harry Styles, a quien le ofrecieron el papel en 2019. Lo rechazó, según él porque quería salir de gira y según el director Rob Marshall (Chicago en 2002, Memorias de una geisha en 2005) porque aspiraba a hacer personajes adultos en películas no musicales. Hauer-King (Londres, 27 años), sin embargo, tenía las facciones de un príncipe (un príncipe Disney, no de un Windsor; aunque estudió en Eton como los monarcas británicos de verdad). Y podía cantar: lo demostró con I Heard Love Is Blind de Amy Winehouse, durante una de las muchas fases de un casting que se alargó casi un año.
Hauer-King admite no recordar la primera vez que vio La sirenita, por eso siente que esa película siempre formó parte de su vida. Por eso y porque nació en 1995. “Las películas de Disney de los noventa fueron mi introducción a la narrativa cinematográfica”, asegura. “Toda la gente de mi generación las lleva dentro, son parte de su aprendizaje del mundo, no recordamos una vida sin ellas. Por eso son tan especiales, porque contribuyeron a nuestra educación, a nuestra sensibilidad cultural. Cuando le puse a mi madre las canciones de nuestra peli, aunque no haya visto la original en 25 años, se acordaba de todas las letras”.
Su madre, que fue productora teatral, le dio un único consejo ante el inicio del rodaje: “Trabaja duro, sé agradable con la gente y apréndete los diálogos”. Su padre es un prominente restaurador londinense que impulsó negocios como el Wolseley, el Delaunay o el Brasserie Zédel, donde Jonah pasó seis meses trabajando como camarero tras dejar los estudios a los 17 años. La experiencia le encantó, porque en cierto modo le servía para poner en práctica la interpretación al tener que adaptar su energía a cada grupo de comensales. En los inicios de su carrera, mientras se presentaba a pruebas de reparto, decidió estudiar Filosofía y Teología en la Universidad de Cambridge.
“Seas practicante o no, la religión tiene un lugar fascinante en nuestra sociedad. Quería entender el significado del mundo, cómo la religión guía a las personas. Y quería aprovechar el privilegio de aprender, de estudiar, de enriquecerme como persona y quizá enriquecerme como actor también. La verdad es que no elegí esa carrera por mis aspiraciones como actor, pero ahora me doy cuenta de que durante mis estudios tenía que entender a gente que es distinta a mí, comprender comunidades en otros momentos de la historia que intentaban darse sentido a sí mismos, a sus vidas y al mundo que los rodeaba. Eso me dio muchas herramientas para mi trabajo”, asegura.
Hauer-King es consciente de su privilegio: como la mayoría de actores británicos, proviene de una familia acomodada. Por eso colabora como voluntario en Wac Arts, una escuela de teatro que ayuda a jóvenes en exclusión social a explorar sus inquietudes artísticas. “Tienes que levantar la mano y decir: ‘He tenido muchas oportunidades que otros no tienen’. El arte debería estar disponible para todo el mundo”, defiende.
Sus primeros papeles llegaron en 2017, en las adaptaciones que la BBC produjo de Regreso a Howard’s End y Mujercitas. En esta última hacía el papel de joven galán que interpretaron Christian Bale en 1994 y Timothée Chalamet en 2019. Entre tomas, el actor se distraía probándose los corsés y los sombreros de las actrices. ¿Repitió la tradición probándose la cola de sirena? “Pues lamento decepcionarte, pero la cola de sirena no existe. Es digital. Lo que sí puedo confesarte es que me probé todo el vestuario que sí existía. Cierta peluca pelirroja ruló bastante. Y hubo un sujetador de conchas que también ruló bastante. Y creo que si indagas lo suficiente lo encontrarás. Si no, cuando se estrene la peli yo te lo envío”.
Halle Bailey shares a picture of Jonah via her Instagram story! pic.twitter.com/AQjzVThi3A
— Jonah Hauer-King Updates (@jonahhauerking) July 12, 2021
El reto de Hauer-King consistía en insuflar vida a un personaje que en la original, más que personaje, era una idea. Un vehículo para que Ariel haga realidad sus anhelos. Por eso Eric era el personaje menos emblemático de una película llena de criaturas arrolladoras: Rob Marshall y el guionista David Magee (Buscando Nunca Jamás en 2004, La vida de Pi en 2012) se propusieron darle más profundidad. Es el personaje más ampliado respecto a la película original: tiene sus propias frustraciones, que le conectan con Ariel, porque se siente un aventurero y se rebela contra las constricciones de palacio. En esta ocasión, el príncipe tiene una canción propia, cosa de la que carecía el original. La han escrito el compositor original Alan Menken, ganador de ocho Oscar, y Lin-Manuel Miranda (Hamilton, Viana) han compuesto para esta nueva versión.
“Las canciones son una manera maravillosa de conocer a los personajes y de entenderlos, porque literalmente les estás dando una voz. Creo que vemos en Eric una complejidad y una vulnerabilidad que no están en la original. Descubrimos muchas cosas de él, de dónde viene y cómo se siente acerca de su vida como futuro rey y las expectativas depositadas en él. Tiene ganas de explorar el mundo. Y conocer a Ariel es un catalizador”, señala.
El rodaje se retrasó un año a causa de la pandemia, lo cual le dio tiempo de prepararse físicamente. Hauer-King ya tenía los ojos azules de Eric. Su nariz respingona también. Y sus hoyuelos. Y cierto aire romántico, cierta expresión de buen chaval y unos dientes inconfundiblemente de buena familia. Solo le faltaba el porte. “Cogí un poco de peso, me puse más atlético, porque Eric es marinero. Y durante el rodaje esta gente sabe cómo aprovechar el tiempo. En cuanto tenía dos horas libres, me mandaban al gimnasio, a bucear o a practicar las riendas del carruaje”, apunta. Incluso a través de Zoom se perciben en Hauer-King los buenos modales, el encanto no intimidatorio y la postura erguida del príncipe. De un tipo del que cualquiera podría enamorarse.
Marshall sabía que el éxito de la película dependía en gran medida de que el romance resultase convicente, a pesar de que Ariel no diga una palabra. Durante los ensayos, Hauer-King y Bailey practicaron la expresión física de su atracción. “Lo cierto es que se dio una química natural entre nosotros, pero además Rob y David hicieron un gran trabajo a la hora de dar profundidad al guion y a la relación y asegurarse de que se entiende por qué se enamoran” apunta el actor. Lin-Manuel Miranda ha modificado la letra de Bésala, la canción subliminal que el cangrejo Sebastián improvisa para conseguir que Eric bese a Ariel y rompa el hechizo, para que suene más... consensuada: el verso “ella también quiere, solo hay una forma de preguntárselo” se ha quedado en 1989.
Ahora, con uno de los grandes éxitos del verano a sus espaldas (lleva, en apenas cuatro días, más de 160 millones de dólares recaudados en taquilla), Hauer-King mira al futuro. “El trabajo que estoy haciendo ahora es muy absorbente y necesita toda mi atención”, consiesa respecto a El tatuador de Auschwitz, la adaptación de la novela de Heather Morris en la que interpreta al judío encargado de grabar los números de los presos en el infame campo de concentración nazi.
La sirenita abre una nueva época en la vida de Hauer King. Está a punto de ser observado, analizado y comentado por cientos de millones de personas. Al reflexionar sobre ello se queda en silencio, mira a su alrededor (una cocina típica de la campiña inglesa, es decir, una cocina perfecta) y decide quitarle épica al asunto. Quizá porque sospecha que podría no ser el caso, porque sabe que en esta maquinaría hay muchas, muchísimas cosas que están por encima de él: la marca, la nostalgia o Halle Bailey, la actriz que interpreta a Ariel. “Yo me siento más cómodo siendo observado cuando hago de otra persona. Como Jonah, me siento menos cómodo con la atención. No sé si eso va a cambiar como resultado de esta película. quizá sí, quizá no, intento no pensar demasiado en ello, porque si lo hago probablemente pierda la cabeza. Lo que sé es que es muy divertido promocionar la peli, pero es peligroso dejar que absorba tu vida entera. Por eso no voy a dormir cada noche pensando en ello”.
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