El mar que imaginó Giorgio Armani ya se puede vestir
La colección Giorgio Armani Mare se inspira en su refugio veraniego de Pantelaria y ofrece pieza esenciales para los meses de calor sin renunciar a esa elegancia relajada que él mismo inventó
Si algo dejó claro el canónico perfume Acqua di Giò, aquel que copó marquesinas y anuncios de televisión de medio mundo cuando nació en 1996, es que pocas cosas le gustan más a Giorgio Armani (Piacenza, 88 años) que adentrarse en el mar. Él mismo lo dijo en 2022 en una entrevista para la revista Women’s Wear Daily: “Sobre el agua las perspectivas se invierten, la tierra parece lejana y también las minucias que suelen caracterizarla. Respiras una sensación de libertad absoluta”.
En gran parte, eso explica que el italiano se construyera en 1981 un refugio veraniego en Pantelaria, la isla de Sicilia, o que en casi todas sus colecciones se aprecien las telas ligeras y vaporosas con las que el diseñador, nada más empezar en 1975 en la moda, planteó un traje mucho menos rígido que los de la época. Al andar con él, su tejido fluía. Como el agua.
Suena a metáfora, pero es lo que puede constatar cualquiera que se haya acercado a la elegancia nada forzada a la que acostumbra la casa milanesa, y que ahora se ha vuelto a subrayar sobre linos, algodones, viscosas y chenillas, los cuatro tejidos base de su colección para este verano, titulada Giorgio Armani Mare. En ella destacan polos que se han confeccionado también con seda y cachemir en tres tonos lisos –rojo, azul marino y beige– y con el logotipo de la marca bordado sobre el corazón, además de chalecos, sudaderas, chaquetas y jerséis de manga corta –para poder vestirlos hasta bien entrado el otoño– con un tejido jacquard en motivos geométricos que, a la vez, se perciben en bermudas y pantalones de pinza. O en la selección de complementos, que es bastante amplia y contempla las piezas esenciales de los meses de julio y agosto.
De hecho, figura desde un bolso compacto con bandolera para no tener que facturar maleta en una escapada de fin de semana, hasta gorras de béisbol y más de diez modelos de bañadores, acompañados de un cordón elástico en la cintura. Algunos imitan el formato de la bermuda, puesto que llevan bolsillos laterales y traseros, mientras que otros cuentan con un largo ligeramente más corto. Los hay con el estampado geométrico insignia de la colección, con la silueta de tulipanes o de nuevo con el logo de la casa, incluso bordados o rematados con un efecto iridiscente muy discreto.
De las toallas tampoco se ha olvidado Armani, que para la ocasión las ha ideado en un suave rizo de algodón y en un tamaño envolvente, o con borlas en los extremos. Todas las piezas de Mare, por cierto, se presentaron en exclusiva a principios del verano en las boutiques de la firma en Milán, Venecia, Saint-Tropez, Cannes y en su tienda pop-up en el Yacht Club Costa Smeralda dentro del hotel Cala di Volpe de Porto Cervo, al norte de la isla de Cerdeña. Desde allí, el 1 de junio empezó una regata de cuatro días patrocinada por Giorgio Armani. Porque aparte de apasionarle el mar, al italiano le fascinan los yates gigantes. Ha diseñado ya varios, incluyendo los dos suyos personales a los que ha apodado Mariù y Maìn.
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