8 errores que cometemos los hombres a la hora de cuidarnos cuando llega el frío
El otoño requiere una puesta a punto por dentro y por fuera para afrontar los cambios que se producen con la bajada de las temperaturas. Con estas sencillas pautas que nos brinda Welnia, podemos reforzar nuestra rutina de cuidados para sentirnos bien en todo momento
La belleza ha dejado de ser un terreno sesgado por sexos o vetado a los futbolistas. Según los expertos, uno de cada cuatro hombres utiliza cosméticos a diario y, tan solo en TikTok, hashtags como Beauty boys o Makeup for men’s (”Belleza para chicos” y “Maquillaje para hombres”) acumulan millones de visualizaciones al tiempo que derriban prejuicios. “Hasta hace poco, la motivación masculina para lucir bien o fuerte, a menudo iba ligada al deseo inherente de sentirse o parecer más exitosos, competitivos, viriles y poderosos”, explicaba en The Guardian el experto en belleza, Jeremy Langmead, rememorando aquella psicótica rutina de belleza de Patrick Bateman en American psycho. “Afortunadamente, hay una nueva generación que está adoptando un enfoque muy diferente. Su look no está dictado por un deseo de aparentar y atraer a los demás, sino de sentirse cómodos consigo mismos. Y, como sociedad, nos estamos volviendo menos críticos y aceptamos más a quienes se ven y sienten distintos a nosotros”.
En los últimos treinta años nuestro neceser ha aumentado considerablemente (los datos de mercado antes de la crisis del covid situaban el aumento en un 70%) y aquella rutina, casi limitada a agua y jabón, ahora tiene más pasos. Sin embargo, todavía hay una serie de conceptos que a muchos hombres se nos escapan. ¿Un ejemplo? Asimilar que nuestro cuerpo, al igual que ocurre en verano, necesita unos cuidados específicos cuando llega el frío. Tomemos nota de nuestros errores y de cómo corregirlos.
No usar fotoprotector en invierno
Una rutina de belleza no requiere mucho tiempo. David Beckham le dedica 7 minutos exactos. El futbolista, embajador de numerosas firmas cosméticas, confesaba que su rutina matinal se limitaba a ducharse, lavarse la cara y, acto seguido, echarse la crema hidratante. Un gesto que tenemos interiorizado en verano, y que en invierno se vuelve todavía más imprescindible. El frío, el viento o la calefacción resecan la piel y se necesitan cremas nutritivas para reforzar su barrera protectora. “Los pasos esenciales que no se pueden saltar son la limpieza del rostro, la hidratación y la protección solar”, coincide Rocío de Toro Jiménez, farmacéutica de Welnia. Sí, la crema solar tampoco es opcional si queremos evitar el fotoenvejecimiento de la piel, provocado tanto por el sol como por la luz azul de las pantallas. “Para no perder mucho el tiempo, se puede optar por una crema hidratante con protección solar o bien una crema solar que hidrate, juntando dos pasos en uno”, señala la experta.
Creer que el contorno de ojos es para borrar ojeras
Del mismo modo que lo invisible es esencial a los ojos, el tiempo y el cansancio también se queda grabado a su alrededor. El contorno tiene una piel hasta cinco veces más fina que el resto de la cara y apenas cuenta con glándulas sebáceas o colágeno, siendo más propensa a arrugarse o descolgarse. Los expertos consideran imprescindible empezar a usar cosméticos específicos a partir de los 25 años, y no solo acordarnos de él cuando queremos disimular las ojeras de una mala noche. “No hay que olvidar que son zonas sometidas a mayor actividad por ser las que más implicadas están en la expresividad facial”, nos recordaba la farmacéutica Lucía López-Cotelo Sancerni, que recomienda optar por fórmulas con “ácido hialurónico; activos vegetales con acción similar al bótox, o retinol en la concentración adecuada”, para tratar esos primeros signos de edad.
Elegir un desodorante al azar
Es uno de los esenciales de la cosmética masculina, incluso se podría trazar la evolución de la masculinidad a través de sus anuncios; sin embargo, a la hora de escoger uno solemos dejar la elección al azar o a su aroma. “La fragancia no es esencial y, de hecho, hay que tener cuidado con este tipo de ingredientes cuando se tiene la piel sensible, ya que pueden provocar alguna reacción alérgica”, explica la farmacéutica Rocío de Toro Jiménez. ¿Cómo elegir el correcto? El primer paso es saber distinguir entre desodorantes y antitranspirantes. “La función de los desodorantes es eliminar el mal olor corporal, principalmente producido por el sudor, mientras que los antitranspirantes buscan reducir la expulsión de sudor. Son recomendables para aquellas personas que padecen problemas de hiperhidrosis, pero en el resto de los casos se recomienda utilizar desodorante para permitir que la piel transpire”, resuelve.
Olvidarnos de lo que hay bajo la barba
La barba es nuestro mejor aliado estético, de eso no hay duda; y en invierno una buena capa para afrontar el frío. Lo que no significa que sea inmune a los caprichos del tiempo. La higiene es el primer paso para lucirla sana y brillante, y evitar a toda costa el champú, por mucho pelo que llevemos en la cara. Los expertos recomiendan lavarla con un jabón especial, para domar el cabello, y reforzar la hidratación para evitar que la piel se irrite o nos salga caspa. ¿La mejor solución? Sustituir el clásico after shave, que puede incluir alcohol, por un bálsamo o aceite de fórmula ligera. ¿El resultado? Una barba suave y brillante.
Asumir las canas por el qué dirán
Del mismo modo que la belleza femenina está viviendo una revolución, visibilizando las canas frente a la dictadura de la juventud; en el universo masculino, más condenado al aburrimiento, muy pocos hombres se atreverían a confesar que se lo tiñen sin sentir cierta vergüenza. Las canas surgen cuando los melanocitos del cuero cabelludo, responsables del color natural de nuestro cabello, dejan de producir ese pigmento. Puede suceder por predisposición genética —lo más habitual— o por causas puntuales como el estrés o la mala alimentación. Eso no significa que tengamos que asumirlas con resignación, o arrancarlas de raíz. Ante los primeros pelos blancos, hay champús anti-canas que reemplazan los pigmentos de color que faltan.
En materia de tintes, las soluciones tradicionales han evolucionado hacia fórmulas fáciles de aplicar y tonos más naturales, que cubren el blanco y respetan el cuero cabelludo. Otra solución es arriesgar y, teniendo en cuenta que los hombres llevamos el cabello corto, apostar por tonos totalmente opuestos, como rubios o azules. Y, de nuevo, no debemos aplicar el mismo producto sobre el pelo que sobre la barba. “Si pretende teñirse la barba, debe saber que es un cabello muy duro y la piel de la zona es diferente a la de la cabeza”, nos recordaba Rolando Poyatos, de Roland Salón (Madrid). “Si no utilizas un producto bueno, puedes tener una irritación muy severa que se extienda hasta el cuello. Suele pasar con algunos tintes de supermercado: tienen una química distinta de los que tenemos en el salón, que son profesionales y dejan una textura en el pelo muy cosmética”.
Ignorar las señales capilares
Un cabello sano y fuerte es la mejor cura para la autoestima, pero también es el mejor delator de nuestra salud. Seguro que más de alguna vez nuestro peluquero de confianza averiguó si estábamos pasando por una mala racha al notarlo más débil o seco. La caída del pelo forma parte de su proceso natural, sobre todo cuando llega esta época del año. “Debemos preocuparnos cuando la caída se vuelve excesiva y se mantiene en el tiempo, aun haciendo cambios en el estilo de vida”, nos recordaba la farmacéutica López-Cotelo Sancerni. Si notamos el cuero cabelludo más claro, lo mejor es acudir a un tricólogo para un diagnóstico exhaustivo. Porque la prevención, según los expertos, puede alargar la fase de crecimiento del cabello y retrasar la caída. “Lo óptimo debería ser un tratamiento combinado. Hay que tener en cuenta que la caída capilar suele estar provocada por desequilibrios nutricionales y hormonales, por lo que un aporte de nutrientes desde el interior es una buena ayuda. Además, el tratamiento externo refuerza la acción del tratamiento oral, luchando contra los factores ambientales que pueden dañar la fibra capilar”, recomienda Cotelo Sancerni.
No preparar nuestro cuerpo para el frío
El otoño es una transición: los días se hacen poco a poco más cortos, nuestra piel se va despidiendo de los tonos veraniegos y los horarios y obligaciones imponen su dictadura. “Nuestro cuerpo reacciona a los cambios estacionales con un mayor cansancio, irritabilidad, debilidad y somnolencia. Estos síntomas son pasajeros, pero podemos ayudar a mitigarlos con una dieta equilibrada, ejercicio físico y una buena higiene del sueño”, nos confirmaba la farmacéutica Rocío de Toro Jiménez.
La buena noticia es que la naturaleza responde con alimentos ricos en proteínas y vitaminas para afrontar la astenia otoñal: naranjas y mandarinas, ricas en vitamina C; calabazas, berenjenas y espinacas, que nos aportan minerales y fibra; o setas y champiñones, con una generosa cantidad de hierro y zinc. Si la alimentación se nos queda corta, la farmacéutica de Welnia propone completarla con complementos alimenticios para reducir el cansancio y la fatiga.
Subestimar el poder de un cosmético
Esculpimos el cuerpo en el gimnasio, tratando de tonificar o sacar músculo, pero a menudo ignoramos que la piel también sufre cambios con el ejercicio. Los expertos recomiendan empezar la sesión con la piel libre de cosméticos, para evitar que bloqueen el sudor y se produzcan brotes de acné. Y lo mismo ocurre después de una intensa sesión. Tras eliminar el sudor con una buena ducha, las cremas hidratantes ayudan a nivelar la humectación de la piel y algunos cosméticos, con propiedades calmantes y tonificantes, favorecen la recuperación muscular y ayudan a completar los resultados del ejercicio.
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