Un nuevo cargo para el príncipe Eduardo: el duque de Edimburgo ahora es coronel de la Guardia Escocesa

A sus 87 años, y después de más de 50 desempeñando el cargo de coronel de la Guardia Escocesa, el duque de Kent, primo de la difunta reina Isabel II, ha decidido retirarse y descansar. Este pasado domingo, 14 de abril, fue su último compromiso oficial ostentando ese título, cuando acudió al Domingo Negro de la Guardia Escocesa, una fecha en la que se rinde homenaje a los miembros caídos del regimiento y sus familias. También fue el evento elegido para ceder el testigo a quien será su sucesor: el príncipe Eduardo. El duque de Edimburgo, con los 60 años recién cumplidos, fue nombrado coronel de la Guardia Escocesa el día anterior, después de ser designado por su hermano, el rey Carlos III, que le da así a su hermano menor una nueva distinción.

Eduardo de Inglaterra, que a los 22 años renunció a su carrera militar a los pocos meses de empezarla, recibió el título orgulloso y aprovechó para elogiar a su “extraordinario” predecesor por su “formidable historial y reputación” cuando se le otorgó el honor. “El duque de Kent ha sido un extraordinario coronel de la Guardia Escocesa. Aparte de su profundo conocimiento y profunda comprensión del regimiento y de todos los que sirven, pasados y presentes, ha sido un defensor incansable y apasionado”, aseguró. “Es un gran honor que su majestad me pida y me encomiende servir como el próximo coronel. Sin embargo, acepto con cierto grado de inquietud, ya que, sin duda, se me medirá con el formidable historial y la reputación de mi predecesor. Solo puedo prometer que daré lo mejor de mí”, añadió.

Este nuevo cargo demuestra la confianza que el monarca está depositando en su discreto hermano pequeño, que se ha convertido en una figura fundamental para la familia real británica ahora que tanto Carlos III como Kate Midleton han pospuesto sus compromisos oficiales para cuidar de su salud, pues ambos están siguiendo tratamientos contra el cáncer que padecen.

Medios británicos como el Daily Mail afirman que fuentes del Ministerio de Defensa confían en que Eduardo está cualificado para este ascenso, aunque otros expertos consideran este nuevo nombramiento el resultado de la monarquía cada vez más reducida en el Reino Unido. Se refieren, sobre todo, al número creciente de puestos de alto nivel que está asumiendo el duque de Edimburgo desde que el príncipe Andrés fue despojado de sus títulos militares y patronatos reales en 2022 por su relación con el pedófilo Jeffrey Epstein.

El domingo, el duque de Kent se unió también a un servicio conmemorativo en la capilla de la Guardia en el cuartel de Wellington con miembros de la Guardia Escocesa, antes de tomar el saludo por última vez como coronel del regimiento en un desfile de los soldados. “Servir como coronel de la Guardia Escocesa desde 1974, el tiempo más largo que alguien ha pasado en este cargo, ha sido un verdadero honor y siempre me llenará de gran alegría”, afirmó en su despedida. “A lo largo de estos años, he visto el trabajo de la Guardia Escocesa en tiempos de paz y de guerra”, agregó en su declaración, compartida en la cuenta de Instagram de la familia real británica, junto a una serie de fotos históricas de sus cinco décadas de servicio. Tampoco se olvidó de dedicar unas palabras a su sucesor: “Estoy encantado de que su alteza real el duque de Edimburgo continúe defendiendo todo lo que hace y trabajando para preservar su gran legado”.

El príncipe Eduardo afronta a sus 60 años esta nueva tarea como cabeza del regimiento de infantería de élite que en el pasado ha luchado en batallas como la de Waterloo. Hasta ahora, se había mantenido alejado de los patrocinios militares, después de romper la larga tradición de los Windsor al abandonar la Real Infantería de Marina en 1987. El comunicado que emitió entonces la casa real subrayaba que el abandono del citado cuerpo le producía a Eduardo “un gran pesar”, pero que había llegado a la conclusión de que “no deseaba que el servicio de las armas fuese su carrera a largo plazo”. Desde entonces, ligó su vida a las artes escénicas: trabajó como asistente de producción teatral en la Compañía Really Useful Theatre y también participó en la producción televisiva. Más tarde fundó su propia compañía, Ardent Productions, hasta que en 2002 la dejó para dedicarse a tiempo completo a sus tareas como miembro activo de la familia real británica.