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La nueva era del club de fans: horas de dedicación desinteresada creando contenido en internet

Los perfiles que proliferan en redes sociales con publicaciones constantes acerca de los últimos movimientos de las estrellas reflejan la entrega de muchos seguidores anónimos. María, de 21 años, abrió una cuenta de apoyo a la cantante Rosalía en la que invierte “21 horas semanales o incluso más”, detalla

Fans de Rosalía, en julio durante su actuación en el Primavera Sound de Madrid.
Fans de Rosalía, en julio durante su actuación en el Primavera Sound de Madrid.Claudio Álvarez / EL PAIS
Elena Muñoz

El pasado verano, un fan de Cardi B desembolsó 96.000 dólares (unos 90.000 euros) al comprar en una subasta el micrófono que la polémica rapera lanzó contra el público durante un concierto. Tampoco se quedan atrás los 40.000 dólares por los que recientemente se vendió el tutú que Sarah Jessica Parker lleva en la cabecera de Sexo en Nueva York. Una cifra que, sin duda, pagarían si pudieran muchos de los seguidores de Taylor Swift por algún objeto de la estrella. Los swifties (como se autodenominan) aguantan horas y horas en las colas de sus conciertos llevando consigo todo tipo de merchandising, desde pulseras hasta estampitas con la cara de la artista como si fuera Jesucristo. Pero el apoyo de los fans a sus artistas preferidos puede ir mucho más allá de unas compras, la extravagancia y el despilfarro económico. En ocasiones, destinan notables esfuerzos a compartir con el mundo su interés por sus ídolos.

Ser fan puede ser toda una dedicación a tiempo completo y prueba de ello son las cuentas que proliferan en el universo digital, perfiles con sólidas comunidades de seguidores que en muchos casos alcanzan las decenas de miles de personas. Actualizadas de manera constante, siguen prácticamente en tiempo real los movimientos de sus estrellas preferidas. Este tipo de cuentas forman parte del engranaje extraoficial de las estrategias de publicistas y agentes. De hecho, en muchos casos cuentan con el follow de la celebridad a la que rinden homenaje, algo que se podría interpretar como un visto bueno por parte del artista al contenido que se publica.

En España, celebridades como la ganadora del Oscar Penélope Cruz, las cantantes Rosalía o Aitana, deportistas como Rafa Nadal o personalidades como la reina Letizia, cuyo estilo genera gran interés entre la prensa internacional especializada, cuentan con decenas de páginas de fans gestionadas por seguidores anónimos que no escatiman esfuerzos a la hora de crear contenido. Rebeca Antolín Prieto, doctora en Ciencias de la Información y profesora del departamento de Ciencias de la Comunicación Aplicada en la Universidad Complutense de Madrid, subraya el potencial de las cuentas de fans como herramienta para fortalecer la imagen de marca personal: “Es crucial reconocer el impacto positivo que estos perfiles pueden tener en la construcción de la imagen de marca personal de una celebridad. No solo sirven como plataformas para la expresión de admiración, sino que también consolidan una comunidad leal que proyecta una imagen positiva y respaldo constante, contribuyendo así a la percepción pública de la celebridad”.

El nuevo club de fans

Es el caso del perfil @styleofRosalia (con más de 23.000 seguidores en Instagram), dedicado a analizar todos y cada uno de los estilismos de la cantante catalana. La rastreadora detrás del armario de la artista es María, una joven de 21 años, estudiante de Confección y Moda, que abrió la cuenta en noviembre de 2018 con el objetivo de compartir todo tipo de contenido sobre Rosalía, aunque finalmente se centró en la parte de la indumentaria. Algo que complementa con otra cuenta dedicada a su expareja, el también cantante Rauw Alejandro (Fan Page Style Closet Rauw). “Casi no hay cuentas updates de ropa de artistas masculinos del género de reggaeton”, sostiene. Respecto al número de horas invertidas detrás del perfil sobre la artista, del que no obtiene ninguna compensación económica, asegura que “depende de las semanas”, si está ocupada o no: “De normal, pueden ser perfectamente 21 horas semanales o incluso más”.

Más o menos el mismo tiempo dedica Olga, de 27 años, a su perfil centrado en la Familia Real española (@spain_royal). En dos años, esta rusa afincada en Italia ha construido una comunidad que supera los 152.000 seguidores en todo el mundo. Interesada por la monarquía, asegura que empezó “a buscar información sobre la Familia Real española en ruso, pero era bastante limitada, además de haber mucha información falsa”. Por ello, decidió lanzar su propia cuenta y aprender a manejarse con el español para acceder también a los fans de habla hispana. Actualmente, emplea varias horas diarias en mantener la cuenta actualizada: “Depende del día y si los Reyes tienen actividades o no. Y también de mi estado de ánimo. A veces me inspiro y paso horas creando contenido nuevo”. De media, ella dedica a la página unas tres horas al día, a veces más. “Me gusta”, puntualiza.

Las personas detrás de estas cuentas de apoyo no solo dotan de una visibilidad extra cualquier aparición de sus ídolos, también logran mantener en la conversación digital el nombre de las celebridades sobre las que comparten contenido. El hecho de que muchas veces los propios artistas interactúen con ellos evidencia su actitud favorable hacia estos perfiles, una nueva versión del tradicional club de fans con alcance global. De hecho, en el caso de la joven detrás de @styleofrosalia, el equipo de la catalana llegó a invitarla a presenciar el Motomami Tour (la última gira de la cantante). “Ser de los primeros en ver lo que se haría en la gira fue una experiencia increíble”, cuenta la dueña de la cuenta. No hace falta bucear demasiado para toparse en cualquier red social con memes, fotografías o vídeos realizados por los fans, muchas veces convertidos directamente en creadores de contenido, que alcanzan un alto grado de viralidad. “Esto no solo amplía la visibilidad, sino que también crea un efecto multiplicador al llegar a nuevos públicos. Este fenómeno puede generar un aumento sustancial en la notoriedad de la celebridad, reforzando su estatus en el mundo del entretenimiento”, sostiene Antolín Prieto.

La mitomanía exacerbada, a veces, inclina la balanza hacia el lado opuesto. En ocasiones, los artistas han visto cómo sus propios seguidores han cruzado ciertas líneas rojas. El ejemplo más sonado tuvo lugar cuando el pasado año los fans de Selena Gomez orquestaron una campaña de acoso en las redes sociales contra la modelo Hailey Bieber, a quien consideran enemiga de la cantante y actriz desde que iniciara una relación con su hoy marido Justin Bieber, novio de la adolescencia de Gomez. Llegaron a amenazar de muerte a Hailey Bieber. La propia Selena dio un paso al frente públicamente para pedir a sus fans que parasen. En este sentido, parece evidente cuándo las cuentas de fans repercuten de manera negativa. En palabras de la profesora Antolín Prieto: “Si se difunden informaciones falsas, se participa en comportamientos perjudiciales o se fomenta la controversia de manera irresponsable, podría afectar la reputación de la celebridad”.

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