Los hijos de Berlusconi planean poner a la venta su rico patrimonio inmobiliario
La mayoría de las propiedades del fallecido primer ministro italiano, valoradas en 700 millones de euros, colgarán el cartel de “se vende”. Todas menos una: la Villa San Martino, a las afueras de Milán, que fue su residencia y uno de los símbolos de su poder
Silvio Berlusconi y sus inmensas villas constituyen un largo capítulo de la historia política, social y económica de Italia. El ex primer ministro, multimillonario, compró a lo largo de su vida decenas de mansiones repartidas por todo el país mediterráneo y también en el extranjero, y las cuidó con esmero. Están amuebladas por los mejores interioristas, en sus jardines lucen plantas encargadas a viveros de medio mundo, fueron escenarios de fiestas privadas con un lugar reservado en las hemerotecas y cumbres diplomáticas de alto nivel, recibieron invitados memorables y, sin duda, guardan los ecos de la trayectoria vital, empresarial y política de su dueño.
Los hijos del magnate, fallecido el pasado mes de junio, se están preparando para poner a la venta gran parte del inmenso patrimonio inmobiliario que han heredado de su padre y que, en la actualidad, está valorado en cerca de 700 millones de euros. Los medios locales apuntan a que en casi todas las propiedades de los Berlusconi se colgará el cartel de “se vende”, con una excepción: la Villa San Martino, en Arcore, a las afueras de Milán, que fue residencia y cuartel general del magnate, uno de los símbolos de su poder.
Marina, la hija mayor de Berlusconi y presidenta de Fininvest, la sociedad de cartera familiar, ha explicado en una entrevista reciente publicada en el libro de Bruno Vespa Il rancore e la speranza (El rencor y la esperanza) que Villa San Martino debía seguir siendo “el punto de encuentro de nuestra familia”. “Nuestro padre amaba la vida, la luz, el bullicio de la gente. Villa San Martino debe permanecer así, viva: queremos que siga siendo el lugar de las reuniones de negocios, así como, por supuesto, el punto de encuentro de nuestra familia. Es lo que él habría querido”, ha aclarado la primogénita.
Los medios italianos subrayan los elevados gastos de mantenimiento de las mansiones y señalan que las propiedades se venderán y los ingresos se dividirán entre los cinco hijos, según el porcentaje estipulado en la herencia. No se excluye que alguno de los hijos decida comprar una o varias propiedades.
La joya de la corona es Villa Certosa, una espectacular mansión en la Costa Esmeralda, en la isla de Cerdeña, con un precio aproximado de 300 millones de euros. Silvio Berlusconi, que levantó un imperio sobre las bases del sector inmobiliario, con la construcción de Milano 2, un complejo residencial de lujo cerca de Milán, adquirió esta propiedad a finales de los años ochenta y la convirtió en una de sus residencias más famosas. Fue también su palacio de los escándalos, escenario de las fiestas del bunga bunga y blanco de los paparazzi que en alguna ocasión publicaron fotografías comprometidas de las celebraciones en la villa. También fue lugar de encuentros informales con jefes de Estado y de Gobierno, como Tony Blair, George Bush, José Luis Rodríguez Zapatero o Vladímir Putin, íntimo del italiano. Solo unos pocos saben cuántos misterios y secretos de Estado se guardan entre esos 4.500 metros cuadrados, dentro de las 126 habitaciones de la mansión, inmersa en un jardín de cien hectáreas, con piscinas, estanques, cascadas, un anfiteatro y hasta un falso volcán, que si se acciona manualmente emite destellos luminosos que emulan la lava de una erupción y que, al inicio, alarmó a los vecinos, que llamaron a los bomberos porque pensaron que se había declarado un incendio en la zona. En 2004 el Gobierno llegó a declarar la propiedad como “sede alternativa de máxima seguridad para la seguridad del primer ministro”.
Otra de las propiedades que saldrá al mercado es la Villa Gernetto, una mansión del siglo XVIII cerca de Lesmo, en Brianza, valorada en cerca de 45 millones de euros. Los espectaculares jardines de la vivienda acogieron el matrimonio simbólico del magnate y su última pareja, la diputada Marta Fascina, de 33 años. La inauguración de la mansión, en 2010, fue al estilo de Il Cavaliere, durante una rueda de prensa conjunta entre el entonces primer ministro y la primera ministra de Croacia, Jadranka Kosor. “Espero que sean conscientes del honor que han tenido al inaugurar este lugar con una bella primera ministra como la señora Kosor”, dijo Berlusconi a los periodistas. Durante años, cultivó el sueño de fundar en esta mansión una universidad internacional de pensamiento liberal, en la que podrían enseñar antiguos primeros ministros y amigos personales.
Completan la lista de propiedades con opciones de salir al mercado una inmensa propiedad al sur de Olbia, en Cerdeña, donde el magnate quería construir un pueblo turístico, con campos de golf y con un puerto de yates entre los más grandes del Mediterráneo, además de Villa Grande en Roma, Villa Campari, en el Lago Mayor, y Villa Due Palme, en Lampedusa. Sin olvidar algunas de sus propiedades en el extranjero, como Antigua o Cannes, y un centenar de apartamentos y pequeñas propiedades en Milán.
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