Berlusconi se deshace de Villa Certosa
Il Cavaliere pone a la venta la casa de Cerdeña en la que invitaba a 'velinas'
El primer ministro de Italia, Silvio Berlusconi, busca comprador para Villa Certosa, la lujosa propiedad que posee en la isla de Cerdeña. Puede ser que necesite hacer caja tras firmar un divorcio multimillonario de Veronica Lario, que cada mes recibe 300.000 euros. O quizá es que la mansión, su piscina y sus céspedes le traen malos recuerdos. Allí el paparazi Antonello Zappadu le pilló en compañía de un grupo de velinas, fotografías que desencadenaron su separación y provocaron gran bronca política. Sea cual sea la razón, lo que es cierto es que Il Cavaliere quiere liberarse de la faraónica finca comprada en 1988, donde solía veranear.
Este año, en cambio, el presidente no ha querido alejarse de la capital para quedarse a pocos kilómetros de Roma, en un castillo en la campiña, desde donde intenta mantener las riendas de su mayoría de Gobierno.
La finca de 80 hectáreas está valorada en 450 millones
"El 17 de julio pasado, el presidente me encomendó la labor en exclusiva de tratar la venta de Villa Certosa", comenta a Il Sole 24 Ore Claudio Giuntoli, un agente inmobiliario de Milán que lleva años siguiendo las actividades empresariales de Berlusconi en Cerdeña. El precio de venta es de 450 millones de euros, según informa el diario italiano. Cifra tan elevada, que hace solo posible la compra a grandes magnates. De hecho, el periódico cuenta que en el complejo sardo están interesados dos millonarios rusos, dos jeques árabes y un empresario londinense.
La propiedad, de 80 hectáreas de terreno, tiene 4.000 metros cuadrados construidos, de los que 2.600 corresponden a la mansión principal y el resto están distribuidos en otras tres construcciones un poco más pequeñas.
Mientras se negocia, la hija mayor de Silvio y Veronica, Barbara Berlusconi, ha anunciado que va a pasar unos días en la mansión familiar. Como solía hacer con sus dos hermanos, cuando era pequeña y sus padres estaban juntos. Sin embargo, este año va a estar acompañada de su pareja, Giorgio Valaguzza, y sus dos hijos, Alessandro y Edoardo. En una entrevista con el semanal Anna, Barbara cuenta que espera una visita de su padre. Al menos un fin de semana. Podría ser el último.
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