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Beret: “La ansiedad me hizo querer dejarlo todo”

Tras pasar de gran revelación digital a máximo exponente del pop urbano español en un abrir y cerrar de ojos, el cantante sevillano se reinventa con ‘Resiliencia’, un ejercicio de transparencia y desahogo marcado por la reciente muerte de Sandra, su hermana mayor

El cantante Beret posaba el día 11 en la azotea de Los 40 principales en el centro de Madrid.
El cantante Beret posaba el día 11 en la azotea de Los 40 principales en el centro de Madrid.Jaime Villanueva

No importaba que el disco estuviera finiquitado y listo para ver la luz tras más de dos años de producción. Francisco Javier Álvarez (Sevilla, 26 años), más conocido por su nombre artístico y segundo apellido, Beret, llamó a su mánager y demandó que la canción que acababa de parir formara parte de la lista definitiva. No era el típico capricho digno de una de las mayores estrellas del panorama pop actual. La obra en cuestión, Tata, suponía un desgarrador homenaje a su hermana mayor, Sandra, fallecida en enero de este año, y un paso decisivo en su proceso personal de duelo. “Era un desahogo sacar de mi cabeza todos mis pensamientos negativos y personificar a mi hermana en una canción. Me sentí liberado y creo que mucha gente se va a identificar con ella”, asegura sobre el tema que compuso apenas unas horas después de conocer la fatídica noticia. Ahora, el cantante se debate entre el nerviosismo de afrontar el momento de interpretar Tata en directo —”sé que cuando la cante lo voy a pasar mal”— y la satisfacción de comprobar cómo su público abraza y celebra una desnudez nunca vista antes con Resiliencia, su segundo álbum de estudio que, ahora sí, acaba de salir a la venta.

Atendiendo solo a su carácter risueño, pero reflexivo, a la prudencia de sus palabras y a la carencia de cualquier artificio o ademán típico de la profesión, uno se mostraría escéptico sobre el hecho de que Fran —como se presenta— sea el mismo joven que cuenta por cientos de millones las reproducciones de éxitos como Lo siento, que encadena tres años de giras interminables y encandila a artistas de la talla de Malú, Estopa o Morat, por nombrar solo a algunos de sus colaboradores en Resiliencia. Lo cierto es que tenía excusas más que suficientes para haberse dejado la cabeza por el camino. Sin su conocimiento, un amigo suyo subió a YouTube las canciones que este le cantaba a su madre en casa. En apenas unos meses, los mismos temas monopolizaban la radiofórmula.

“Fue muy heavy porque mi vida cambió por completo. Yo por entonces solo era un chaval que estudiaba bachillerato, jamás se me pasó por la cabeza dedicarme a esto”, apunta. Fanático del rap en castellano, aprendió a tocar la guitarra viendo tutoriales en internet y antes siquiera de subirse a un escenario por primera vez ya era un fenómeno viral. Tan bisoño y sorpresivo fue su salto al estrellato que invirtió su primer cheque como artista en comprarse una PlayStation. “El problema es que ni siquiera tenía televisión para poder jugar”, evoca divertido, “tuve que esperar a cobrar lo del mes siguiente para comprarme también la tele”.

No todos los recuerdos están cosidos a una sonrisa. Mientras esconde sus manos tatuadas en los bolsillos de su abrigo de plumas de color negro y se reclina en la silla, Beret se sincera sobre su reiterada contienda contra la ansiedad. Un trastorno que a punto estuvo incluso de poner un final temprano a su fulgurante carrera. “Hace unos años pensé en dejar una gira entera y todas las entrevistas porque estaba muy agobiado. Quería dejarlo todo… La ansiedad es algo que nunca se va, pero ahora tengo herramientas para sobrellevarla”, sostiene el artista, reivindicando a su vez el papel fundamental que ha tenido en su mejoría la práctica de terapia cognitiva. “Trato de relativizar todo mucho, reemplazar los pensamientos negativos y aceptar los síntomas. Me he dado cuenta de que muy pocas cosas tienen verdadera importancia”, añade. Y recomienda: “Da igual que seas famoso o no, todo el mundo debería ir al psicólogo porque todos tenemos problemas”.

Por muy manido que esté el cliché que califica el último álbum de cada artista como el más personal, en su caso hay motivos fundamentados para emplearlo. La magnitud de la pérdida de su hermana ha transformado tanto su percepción de la vida —”la veo de una forma más realista y me he dado cuenta de su inestabilidad”— como la ambición artística, exhibiendo un nivel de transparencia con su público que hasta hace unos meses le hubiera ruborizado. “Hay canciones en este disco que me daba palo mostrar de lo directas que son. Me he dado cuenta de que cuanta más claridad haya sobre mí en mi música mejor podrán comprender cómo soy ahora”, manifiesta. Su sensibilidad se mantiene intacta, pero la seguridad en sí mismo ha cambiado: “Ahora sé qué quiero hacer con mi vida, qué he conseguido y hacia dónde voy. Soy muy consciente de mis pasos”.

Máximo exponente del pop urbano que sigue reinando con mano de hierro en los gustos de toda una generación, Resiliencia también es una muestra de la permeabilidad, alérgica al encasillamiento, que caracteriza su trabajo. En su corta discografía suenan ya baladas, rumbas, rap o reguetón y ha compartido colaboraciones con artistas tan distintos como Pablo Alborán, Omar Montes o el dúo de hiphop SFDK. ¿Es una incoherencia ser fan de Violadores del Verso y cantarle después al amor más pasional junto a Malú? “Para mí no es una contradicción porque no tengo etiquetas”, explica Beret, abonado a la defensa del contenido por encima del continente. “Puedo hacer esas canciones porque es más importante lo que digo que cómo lo digo… la gente se queda conmigo por mis letras, no por la música”.

Aunque en tiempos de plataformas y viralidad digital parece que las colaboraciones musicales garantizan el hit, el andaluz se ha establecido como un seguro de vida en las listas de lo más escuchado, tanto solo como acompañado. “Es verdad que si estoy seguro de que va a ser un éxito prefiero hacerlo por mi cuenta… así tengo todo el control”, reconoce en un último alarde de la honestidad que le acompaña desde antes, incluso, de que las reproducciones de sus canciones alcanzaran las nueve cifras. Al menos durante esta charla, Fran ha opacado a Beret sin disimulo alguno. Y así lo evidencia, como si de un viandante anónimo cazado por un reportero se tratara, dándose la vuelta justo antes de continuar con los rigores de su apretada agenda con una última interpelación: “Y esto… ¿Cuándo sale?”.

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