Pauline Ducruet, la Grimaldi que se crio en una caravana, afirma estar “agradecida” por la infancia que tuvo
La hija mediana de Estefanía de Mónaco, diseñadora de moda, afirma que su madre se ha convertido en su mejor amiga y su “roca”
Pauline Ducruet ha pasado sus 27 años de vida delante de los focos. Desde que nació, en mayo de 1994, fruto de la relación entre la princesa Estefanía (hija de Raniero de Mónaco y de Grace Kelly) y de su exguardaespaldas, Daniel Ducruet, ha ocupado portadas y ha protagonizado reportajes y photocalls. Pero en estas casi tres décadas, apenas se ha escuchado su voz. Como ocurre con en el resto de miembros de la familia monegasca, y de tantos otros que pertenecen a realezas, es más sencillo ver a Ducruet e intuir ciertas cosas sobre ella por sus sonrisas ante los focos que pararse a charlar un rato o conocer sus puntos de vista sobre el mundo.
Sin embargo, la sobrina del príncipe Alberto y hoy 16ª en la línea de sucesión al trono de Mónaco ha concedido una entrevista al diario británico The Telegraph con motivo del lanzamiento de la segunda colección de su línea de moda, Alter, con prendas de seda sin género que van de los 350 a los 750 euros. La joven quiere demostrar que su proyecto va en serio, y que no es el capricho de otra niña bien salida de un mundo ideal de príncipes con posibilidades y buenas conexiones.
Para formarse en diseño de moda, a los 18 años se fue de casa para estudiar en dos prestigiosas escuelas, el Instituto Marangoni de París y Parsons, en Nueva York; de ahí que hable un inglés americano perfecto. Después, explica, fue becaria en la edición estadounidense de Vogue y más tarde pasó por Louis Vuitton. “Pensé que quería ser redactora de moda, pero cuando estaba en la publicación me di cuenta de que eso no era para mí”, relata. “Me pasó igual en Louis Vuitton, pero me enseñó mucho de la industria de la moda, sobre todo que no todo es brillo y glamur. Aprendí que es una industria realmente dura que se lleva tu alma, tu sudor y tus lágrimas. Pero después de eso supe que quería diseñar”.
Lo de vivir una vida glamurosa que lo es más en las apariencias que en el fondo es viejo conocido para Ducruet. Sus padres empezaron a salir en 1992 (cuando la entonces novia de él estaba embarazada del que sería su hijo Michael) y ese mismo año la princesa se quedó embarazada de su hijo mayor, Louis. Después tuvieron a Pauline, en 1994; se casaron en julio de 1995 y se separaron en octubre de ese mismo año tras hacerse públicas unas fotos de Daniel Ducruet con una exMiss que dejaron boquiabierta a Europa y que fueron el bombazo rosa del año (y casi de la década) hace un cuarto de siglo.
Camille, medio hermana de Pauline, nació en 1998 fruto de una relación de Estefanía con el jefe de seguridad de palacio, Jean Raymond Gottlieb. Un romance corto; en 2001 Estefanía mantuvo una relación con Franco Knie, un empresario circense ambulante de origen suizo. La princesa y sus hijos empezaron a vivir entonces en caravanas. “Aquello fue chocante, pero interesante. Y yo estaba todo el día fuera con los animales. Estaba con niños de todo el mundo —alemanes, ingleses, italianos, españoles—, teníamos nuestro propio idioma. Fue un momento de pura libertad que no creo que vivieran muchos otros niños”.
La vida errante de su madre y sus relaciones sentimentales han condicionado a Ducruet, que asegura que pese a todas las parejas de Estefanía, sus padres siempre mantuvieron una buena relación. Tras el empresario circense, la princesa estuvo casada (durante apenas 14 meses) con un acróbata portugués, Adan Lopes. “Entonces yo quería llevar leotardos con brillo”, relata divertida Pauline. Ese tipo de prácticas deportivas le llamaron tanto la atención que se convirtió en especialista en saltos de trampolín, llegando a acudir a campeonatos mundiales e incluso a Juegos Olímpicos para Jóvenes, como los celebrados en Singapur en 2010.
A lo largo de los años, su madre se ha convertido en su mejor amiga y su “roca”. “He visto a mi madre arreglarse para galas, con vestidos largos y diamantes, y al día siguiente llevarnos al colegio con unos vaqueros rotos y botas enormes”, recuerda. “Puedes encontrar eso en mis colecciones: los dos mundos, el lujoso y el del punto rebelde. Mi madre es una mujer fuerte que se expresa a través de la moda, y así era también mi abuela. Las dos han sido iconos de estilo para su época y decían alto y claro lo que pensaban”, cuenta, en referencia a Grace Kelly. Para ella, esos cambios de estilo y de vida de Estefanía fueron “alucinantes”. “Construye tu carácter, vivir todas esas experiencias te convierte en una persona fuerte. Lo comprendo [el hecho de tener una crianza distinta] y lo aprecio. Estoy agradecida por la infancia que tuve”.
Ahora su vida está algo más alejada de la saga Grimaldi, es más independiente. Vive entre París y Mónaco, pero está al tanto de lo que cuentan sobre ellos; por ejemplo, sobre el hecho de que la esposa de su tío, la princesa Charlene, lleve varios meses fuera del Principado. Una ausencia justificada por una enfermedad y varias operaciones, aunque con constantes rumores de crisis. “Yo sé lo que está pasando”, afirma Pauline Ducret. “No necesito leer las revistas para saber qué ocurre. Cada vez que los focos apuntan a la familia sé por lo que es, así que nunca es una sorpresa”.
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