Los biógrafos de Enrique de Inglaterra revelan que la familia real se sintió “complacida” de que Meghan Markle no asistiera al funeral del duque de Edimburgo
La reedición de ‘Finding Freedom’ pone de nuevo de manifiesto la tensa relación entre los duques de Sussex y el palacio de Buckingham
El lanzamiento de la biografía oficial del príncipe Enrique previsto para finales de 2022 promete hacer tambalear los cimientos del palacio de Buckingham, a juzgar por anteriores declaraciones públicas en las que, entre otras cosas y junto a su mujer, Meghan Markle, acusó a la familia real británica de racismo. Pero mientras, la reedición de Finding Freedom: Harry and Meghan and the Making of a Modern Royal Family —titulado en castellano como En libertad: Meghan y Harry, la forja de una familia real moderna—, que se publicó el martes 31 de agosto, pone al descubierto nuevos entresijos, no precisamente positivos, sobre la relación de los duques de Sussex y la institución.
Aunque nunca ha contado con la implicación de Enrique de Inglaterra y Meghan Markle, la biografía no autorizada —cuya primera edición salió a la venta hace un año— fue elaborada con “la participación de los más cercanos a la pareja”, con los que los autores, los periodistas Omid Scobie y Carolyn Durand, conversaron durante horas y que, de forma más reciente, volvieron a encontrarse con ellos para obtener información a raíz de la sonada entrevista que ambos concedieron a Oprah Winfrey el pasado marzo. Gracias a ello, Scobie y Durand revelan en nuevo epílogo que la familia real se sintió “complacida” con que Markle no asistiera al funeral de Felipe de Edimburgo el pasado abril. Los autores señalan que ella “tenía la esperanza” de acompañar a su esposo a Londres antes de que los médicos le recomendaran que no lo hiciera por su avanzado estado de gestación. Una decisión que provocó que varios miembros de la familia real se sintieran “tranquilamente complacidos” de que finalmente se quedara en California porque “no querían un circo”. Según adelanta el diario Express, otra fuente real de alto nivel afirma que la familia estaba contenta de que ella no estuviera porque no quería que “la duquesa creara un espectáculo”.
Una de las revelaciones de Markle y Enrique a Winfrey que más se pudo sentir al otro lado del Atlántico fue su afirmación de que en palacio preocupaba el color de la piel de Archie, el primer hijo de la pareja, y que ambos comenzaron su andadura por libre “en gran parte por el racismo”. La confesión trascendió a la política cuando los laboristas exigieron que se investigara la denuncia efectuada por los duques y la casa real se vio obligada a emitir un comunicado oficial en el que expresaba su preocupación y tristeza por la experiencia vivida por los duques, asegurando que tratarían el asunto en privado y que los Sussex “siempre serán miembros muy queridos de la familia”. Según revela el libro, aquella respuesta no fue satisfactoria para el nieto de Isabel II y su esposa, que se sintieron “heridos” con la tibia contestación, por lo que les “llevará tiempo superar el dolor”. “Tiene que haber alguna señal de comprensión sobre lo que pasaron los Sussex para que haya progreso” en las relaciones, apunta el libro.
Más de dos años después del nacimiento de Archie, otra de las polémicas que aún colea en la familia de acuerdo con el nuevo capítulo de la biografía es el debate sobre que el primogénito de los Sussex no haya recibido aún el título de príncipe. Durante su entrevista con Winfrey, Markle y Enrique de Inglaterra expresaron su disgusto por ello, afirmando que no fue su “elección”. Sin embargo, según cuentan los autores en las nuevas páginas, “se ordenó a los ayudantes del palacio que informaran a la prensa de que la pareja no quería un título para Archie”. “En realidad la pareja sí quería tener la opción, dado que le daría a su hijo un nivel de seguridad que solo viene con un título”, afirma el texto. Lo cierto es que, según recogió posteriormente el diario Times, tanto Archie como Lilibet Diana, su hermana pequeña, deberán recibir el título automáticamente cuando la reina Isabel II fallezca y Carlos de Inglaterra acceda al trono. Así lo establece una norma dictada por Jorge V en 1917 que establece que todos los hijos y nietos del rey son príncipes. Según los mismos expertos consultados por el diario, el príncipe Carlos no tiene poder para impedir el nombramiento y solo podría cambiar la norma cuando comience a reinar.
El lanzamiento de la primera edición del libro, en agosto de 2020, reveló aspectos desconocidos de la vida cotidiana de la pareja y sobre su relación como, por ejemplo, la rapidez con la que se desarrolló su romance, cuyo ritmo vertiginoso provocó aprensión entre las personas cercanas al príncipe Enrique. Ambos, cuenta la publicación, se “obsesionaron de inmediato” el uno con el otro y se marcharon juntos de vacaciones a Sudáfrica apenas seis semanas después de su primera cita en el restaurante Dean Street Townhouse, en el Soho londinense. El texto también define a Enrique como un tío “guay” para sus sobrinos a los que solía llevarles regalos con frecuencia, entre ellos, “un todoterreno eléctrico para su sobrino y un triciclo para su sobrina”.
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