Marbella Club: ostras y champán para desayunar en el paraíso de Gunilla Von Bismark
Una boutique de Chanel y un nuevo restaurante son dos de las novedades veraniegas para uno de los espacios más exclusivos de la Costa del Sol, que vive el mejor año de su historia
Ostras para desayunar, compras en la primera boutique efímera de Chanel en España, tratamientos de belleza, sabrosos cócteles y hasta una exposición de fotografía son algunos de los planes que ofrece uno de los espacios más legendarios de la Costa del Sol. Es el patio del hotel Marbella Club, donde todo parece suceder con normalidad aunque forme parte de una realidad paralela donde el dinero jamás es un problema. Menos aún en este recinto donde cruzan sus caminos artistas, deportistas, modelos, empresarios y fortunas anónimas de todo el mudo. El que fuera escenario de las míticas fiestas de la jet set de los años sesenta ha resurgido como epicentro del establecimiento que impulsó el turismo de lujo en Málaga. Si en sus inicios atrapó a Elizabeth Taylor, Liza Minelli, Brigitte Bardot, Sean Connery y media realeza europea, recientemente han caído en sus redes desde Lady Gaga a Cristiano Ronaldo y su pareja, Georgina Rodríguez. En 2021, además, vive el mejor año de su historia: la ocupación es del 100% desde hace semanas a pesar de que el precio medio en agosto ronda los 1.300 euros la noche.
El establecimiento fue abierto en 1954 por el príncipe Alfonso, que había construido en el mismo emplazamiento una casa donde invitaba a sus amigos. Su agenda iba desde la aristocracia europea a las estrellas de Hollywood. Muchos se quedaban a dormir, así que tuvo la idea de levantar 18 habitaciones alrededor de un patio cuando en Marbella ni se atisbaba el turismo. La exclusividad y la discreción en la que se basaba aquel lujo siguen siendo hoy elementos cotidianos de este lugar. Hay niños corriendo, parejas jóvenes paseando, bicicletas aparcadas, cuerpos esculturales en las tumbonas del club de playa y familias completas camino del mar. A las caras conocidas no se las ve, pasan desapercibidas evitando ser atisbados. Todos los huéspedes tienen a su disposición a las más de 500 personas que conforman hoy la plantilla del hotel, la más numerosa que jamás tuvo.
Propiedad de Jennica Shamoon —su hermano, Daniel, dirige el cercano Puente Romano—, el establecimiento ha puesto todos los esfuerzos en recuperar el espíritu de la legendaria jet set en el mismo lugar donde protagonizaron sus mejores noches, el patio. Entre las novedades se encuentra el aterrizaje el pasado 9 de julio de la primera boutique efímera de Chanel en España. La pandemia ha modificado el hábito de compras marbellí: si antes era habitual ver a las grandes fortunas pasear de madrugada por las tiendas de lujo de Puerto Banús, ahora la actividad se ha trasladado a las mañanas.
Las compras se saborean mejor en las mesas de otra de las nuevas apuestas del Marbella Club: el restaurante El patio. Desde su inauguración el 1 de julio abre todo el día sin interrupción para clientes y visitantes (como todos los servicios de hostelería del hotel). En la carta hay ostras para el desayuno a 16 euros la unidad. No se trata de una excentricidad del chef: en Marbella no es excepcional quien inicia el día degustando estos moluscos con una copa de champán. “¡Las piden! ¡Te lo juro!”, dice Armando Codispoti, al frente de la cocina. “Y se vuelven locos porque está increíble”, subraya. En la terraza, la música electrónica —suave durante el día, más fuerte por la noche— acompaña a una clientela que a simple vista es la de cualquier otro restaurante. En las mesas hay cháchara, móviles persistentes, gafas de sol, jarras de cócteles a compartir por 45 euros. El servicio se desvive ante cada mesa. Saben que el menú a la carta puede pasar de un precio razonable a uno indecente en un santiamén. Como las propinas.
La pandemia ha hecho imposibles las fiestas temáticas impulsadas en 2016 por Hubertus de Hohenlohe, hijo del fundador del Marbella Club, y Julián Porras, marido de Olivia de Borbón. Durante varios años se celebró, por ejemplo, la conocida como The Legendary Party, en la que se podía ver a Carmen Lomana ejerciendo de pinchadiscos al estilo Paris Hilton y que atraía a famosos de perfiles heterogéneos, desde actores como Imanol Arias, pasando por habituales de la prensa rosa como Arantxa de Benito y Carla Goyanes, a aristócratas como Beatriz de Orleans.
Camino ya de la playa, entre lujosas villas con grandes árboles y altos muros para evitar miradas indeseadas, hay otro restaurante más, una piscina, una huerta ecológica con 60 variedades de tomates y un centro de bienestar donde se puede reservar plaza en el spa o acudir a clases de pilates y aeroyoga o sesiones de meditación. Un poco más abajo, el club en la playa rinde culto al sol. Intervenido por la artesanía de autor de los sevillanos The Exvotos, el recinto se complementa con más oferta de hostelería.
Teletrabajadores, los otros clientes
Cerrado entre marzo y junio del año pasado por la crisis sanitaria, en julio de 2020 este fue el primer hotel de cinco estrellas que abrió en la Costa del Sol. Desde entonces ha ido dando pasos firmes para llegar a la temporada estival de 2021 en plenitud. La clientela ha respondido con un lleno absoluto. Ante la ausencia de los huéspedes clásicos de Reino Unido y Estados Unidos, se han sumado ahora los procedentes de Francia, Bélgica, países nórdicos y España. Muchos han pasado aquí largas temporadas de teletrabajo. Para ellos el hotel ha preparado un paquete que incluye mobiliario ergonómico, wifi mejorada o programas de ejercicio exprés. “Esta temporada de verano está siendo muy positiva, con resultados mejores que el 2019”, dice el director del Marbella Club, Julián Cabanillas, que no esperaba “en absoluto” estos datos. El hotel no ha facilitado sus cifras de facturación.
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