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El ministro de Sanidad británico pide perdón por saltarse el distanciamiento social para ver a su amante

Las cámaras de seguridad capturan a Matt Hancock mientras abraza y besa a una amiga y asesora de su ministerio

Matt Hancock
El ministro británico de Sanidad, Matt Hancock, junto a su asesora Gina Coladangelo el pasado 6 de junio, frente a los estudios de la BBC en LondresTOLGA AKMEN (AFP)
Rafa de Miguel

Matt Hancock (Chester, Reino Unido, 42 años) utiliza un lenguaje grandilocuente y sentimental durante sus comparecencias para explicar el combate contra la pandemia. El ministro de Sanidad se deja grabar cuando sale a correr cada mañana desde su casa, nunca ha disimulado su ambición política y los que lo conocen destacan su capacidad para mover los hilos del poder y su inagotable energía. Hancock querría llegar a lo más alto, pero la pandemia lo ha convertido en el Mr. Bean de un Gobierno que tarde o temprano va a necesitar un chivo expiatorio. El tabloide The Sun ha publicado una imagen exclusiva, captada por las cámaras de seguridad del ministerio de Sanidad, en la que se ve al político besar apasionadamente a su asesora, Gina Coladangelo, de su misma edad, mientras la aferra de las posaderas con la mano derecha.

Mientras la prensa sensacionalista británica va al grano, y ya ha contado con todo detalle que el ministro y Coladangelo son amigos desde los tiempos de la universidad de Oxford, cuántos hijos tiene cada uno, quiénes son sus parejas y qué cara tenía este viernes por la mañana al salir de casa la esposa de Hancock, el resto de medios se aferra a los aspectos más formales para contar también el culebrón. El beso y abrazo ocurrieron el 6 de mayo, cuando las normas de distanciamiento social aún prohibían reuniones en interiores de personas de dos domicilios distintos. Y el ministro contrató y permitió a una amiga que dispusiera de dinero público. “Admito haber quebrado las recomendaciones de distancia social en esas circunstancias. He decepcionado a la gente y pido disculpas”, ha expresado Hancock en un comunicado público. “Me mantengo centrado en liberar al país de esta pandemia, y agradecería que se respetara la privacidad de mi familia en este asunto tan delicado”.

Boris Johnson, según ha explicado un portavoz de Downing Street, ha aceptado las disculpas, considera concluido el incidente y respalda a su ministro para que siga al frente del departamento de Sanidad. El Partido Laborista, sin embargo, ha arremetido contra el que considera en estos momentos el flanco más débil del Gobierno. Hace poco más de una semana, todo el país conoció la opinión que tenía el primer ministro de Hancock: “Un puto inútil total”, totally fucking hopeless. Así lo describía en un intercambio de WhatsApp revelado ahora por el ex asesor estrella e ideólogo del Brexit, Dominic Cummings, embarcado en su propia venganza personal contra Johnson y gran parte de su equipo, después de salir de Downing Street por la puerta de atrás.

“Si Hancock ha mantenido una relación secreta con una asesora, a la que colocó personalmente en un puesto financiado con dinero público, se trata de un flagrante abuso de poder y de un claro conflicto de intereses”, ha dicho Anneliese Dodds, la presidenta del principal partido de la oposición. “En la lista de acusaciones en su contra está malgastar el dinero del contribuyente, dejar expuesta ante la pandemia las residencias de mayores, y ahora saltarse sus propias reglas de distanciamiento social. Su posición es insostenible y Johnson debería echarlo del Gobierno”.

Difícilmente expulsará a uno de sus colaboradores por algo así un primer ministro cuyo historial de aventuras extramatrimoniales ha dado para un par de libros y miles de artículos en los tabloides del Reino Unido, y cuya última aventura no desmentida fue con una bailarina de barra vertical estadounidense a la que llegó a nombrar también asesora durante su etapa de alcalde de Londres. Hancock es la última bala en la recámara para cuando llegue la prometida investigación oficial pública sobre el modo en que el Reino Unido gestionó la pandemia, y el saco que recibe la mayoría de críticas a una respuesta que ha sido errática. El éxito de la campaña de vacunación corresponde a Johnson en exclusiva. Los miles de muertos, el desastre que supuso el sistema inicial de localización y rastreo o la tragedia de las residencias son propiedad de su ministro de Sanidad.

Las redes sociales ya se han llenado de memes de Hancock, con un cuerpo escultural y participando en Love Island (La Isla de las Tentaciones), o escenas de sus carreras matinales con el añadido: “Hancock, después de que su esposa viera las imágenes de la cámara de seguridad”. Martha Hancock, de 44 años, se ha dejado ver a la salida de la vivienda familiar “aún con el anillo matrimonial en el dedo, con aspecto de tener el corazón destrozado y con gafas de sol oscuras que cubren sus ojos”, según la retahíla de tópicos utilizada por el Daily Mail para describir la escena. Coladangelo, con su propia empresa consultora y de relaciones públicas, Luther Pendragon, está casada con el empresario Oliver Tress, dueño la cadena de tiendas de moda, complementos y decoración Oliver Bonas. Hancock contrató a su antigua amiga de Oxford, con la que compartió horas en la radio universitaria, como asesora externa del ministerio en marzo de 2020. La previsión de ingresos por esos servicios era superior a los 20.000 euros.

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Sobre la firma

Rafa de Miguel
Es el corresponsal de EL PAÍS para el Reino Unido e Irlanda. Fue el primer corresponsal de CNN+ en EE UU, donde cubrió el 11-S. Ha dirigido los Servicios Informativos de la SER, fue redactor Jefe de España y Director Adjunto de EL PAÍS. Licenciado en Derecho y Máster en Periodismo por la Escuela de EL PAÍS/UNAM.

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