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La paradoja y el estilo
Columna
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Cuatro vicepresidentas

Es momento de curar nuestra mala educación machista. La mujeres ya no están solas

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (c), acompañado por la vicepresidenta tercera, Yolanda Díaz (i), la vicepresidenta primera del Gobierno, Carmen Calvo (2-i), la vicepresidenta segunda, Nadia Calviño (2-d), y la vicepresidenta cuarta del Gobierno y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera (d), se retira tras ofrecer una comparecencia sobre los cambios en su Ejecutivo, el martes en el Palacio de la Moncloa.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (c), acompañado por la vicepresidenta tercera, Yolanda Díaz (i), la vicepresidenta primera del Gobierno, Carmen Calvo (2-i), la vicepresidenta segunda, Nadia Calviño (2-d), y la vicepresidenta cuarta del Gobierno y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera (d), se retira tras ofrecer una comparecencia sobre los cambios en su Ejecutivo, el martes en el Palacio de la Moncloa.Kiko Huesca / EFE (EFE)
Boris Izaguirre

Cuatro vicepresidentas flanquean al presidente del Gobierno en una foto histórica. De inmediato la imagen, con todos sus protagonistas dando la espalda al fotógrafo y ascendiendo por las escaleras del Palacio de la Moncloa, sede del Gobierno, me recordó aquella imagen de la entonces princesa Letizia recibiendo a Carla Bruni, entonces primera dama de la República Francesa, y que fue tan criticada porque parecía sexista, al incluir en sus objetivos las espaldas y traseros de las dos protagonistas. Sí, era sexista. Sí, tenían razón las mujeres que elevaron su queja ante esta imagen. Sí, la nueva imagen de cuatro vicepresidentas escoltando a su presidente masculino vuelve a abrir el debate, vuelve a poner en primera plana los alcances y logros que han conquistado las mujeres como colectivo y también plantea un tema muy moderno: ¿retratan mejor nuestras espaldas que el frente? Yo pienso que sí, que la espalda es la nueva cara y que se ha vuelto obsoleta aquella frase de que a partir de una edad había que escoger entre cara o culo. Se acabó, no hay nada que escoger. Tanto cara como culo son importantes, retratan y hay que saber conservarlos. Y usarlos.

Desde luego que seré feliz cuando los cinco personajes de la foto sean todos mujeres. Pero de momento, celebro esta imagen. Porque también permite comentar indumentaria, cargo, importancia, acierto y error de todos los que aparecen en la fotografía. Opino que Nadia Calviño es la mejor vestida de todo el conjunto y que Pedro Sánchez ha cambiado el paradigma mediterráneo de combinar zapatos avellana con trajes azules. Él lleva zapato negro de cordón, porque la verdad que un presidente en mocasines o zapatillas puede generar más polarización al pim pam pum político. Y, qué duda cabe, tiene una espalda y cintura en forma triangular que contribuye a cambiar el paradigma sobre el culo masculino: también retrata, también hay que presentarlo bien y con el respeto que se merece. En círculos conservadores, que siempre están cerca, me han dicho que el estilismo presidencial lo lleva Begoña, su esposa. Creo que ese tipo de aseveración correrá la misma suerte de la frase de elegir entre culo y cara.

La tecnología nos ha vuelto más mirones. Y al hacernos más mirones, vemos información por todas partes. Me está pasando que veo a Antonio David Flores, quiera o no, por todas partes. En efecto se ha convertido en el gran protagonista en su nuevo rol como el villano nacional. También me pasa que recuerdo horas de televisión a su lado, fuimos colaboradores en Crónicas Marcianas de Telecinco y siempre detecté su estrategia de querer revelar a nosotros, el público, el inmenso culebrón en que se había convertido la vida y familia de Rocío Jurado, eso que él había presenciado desde dentro, como una especie de venganza y negocio. Ahora, dos décadas después, entendemos que esa estrategia combinaba tanto dolor como manipulación y que descubrirlo, por su exhibición, empuja a las mujeres a saber definir mejor y más rápido la agresión. Las llamadas al teléfono de ayuda 016 aumentaron un 40% tras la emisión de los capítulos de la docuserie sobre el caso de Rocío Carrasco. Y considero torpe ningunear este resultado. Por eso seguiré los siguientes capítulos pensando en lo que hemos hecho sufrir a mujeres como Carmina Ordóñez (que también acudió a Crónicas Marcianas) que se atrevieron a expresar su problema, a mostrar su herida y los programas no supieron, no supimos, defenderlas de las críticas que recibieron. A Carmina se la acusó de “frívola ante un tema muy serio”, o que se lucraba con su intimidad, impidiéndole esa reparación que buscaba. Cuando lo más importante de una herida es la cicatriz.

Ahora que hay cuatro vicepresidentas es momento de curar nuestra mala educación machista. La mujeres ya no están solas. Tenemos a cuatro de ellas en el Gobierno.

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