Un perfil público y solidario para Begoña Gómez
La esposa del presidente Pedro Sánchez está pensando en abandonar su trabajo para evitar posibles conflictos de intereses
Los vecinos de la calle Rafael Calvo, en el madrileño barrio de Chamberí, están acostumbrados a ver a esta mujer transitar por los alrededores o hacer un alto en su trabajo para tomar un refrigerio en alguno de los bares de la zona. Pero Begoña Gómez, bibaína de 43 años, ya no es una más de los trabajadores habituales que salen de las oficinas y despachos de esta zona. Porque por mucho que ella afirme que tiene la intención de mantener la vida que ha hecho siempre, desde el pasado 2 de junio no es solo la esposa del militante socialista Pedro Sánchez, también lo es del presidente del Gobierno de España y su domicilio está en el Palacio de La Moncloa.
Desde ese día quien había sorprendido por su activa presencia acompañando a su marido en los actos más importantes de su espinoso camino hasta la presidencia parecía haberse esfumado de la escena pública. Hasta la pasada semana, en la que se la pudo ver sonriente, afable y sola, en una fiesta solidaria destinada a recaudar fondos para el proyecto Albinos en Tanzania liderado por el doctor Pedro Jaén del hospital Ramón y Cajal de Madrid. Situación que se repitió cuando acudió al Auditorio Nacional para apoyar el concierto Dreamers de la fundación GMP.
Dos actos que tienen mucho que ver con la especialidad profesional de esta licenciada en Marketing por ESIC y experta en crowdfunding y captación de fondos de España. A eso se dedica desde su puesto de directora de consultoría de externalización comercial en el Grupo Inmark para Europa, en cuyo organigrama sigue figurando y donde quienes la conocen profesionalmente afirman que es especialista en ONG. También codirige en la Universidad Complutense de Madrid el título en Dirección de Captación de Fondos para el Tercer Sector (voluntario, no lucrativo, o sector no gubernamental). Precisamente porque a este sector ha dedicado Begoña Gómez toda su vida profesional, ahora quiere aprovechar su posición como mujer del presidente para apoyar causas solidarias, explican fuentes de su entorno. Frente al perfil discreto de la mujer de Mariano Rajoy, Elvira Fernández, la esposa de Sánchez sí buscará un papel activo. Su intención es respaldar causas solidarias con especial atención a las mujeres y a problemas como el de la despoblación.
Aunque ha transcurrido solo un mes desde la entrada de Sánchez en La Moncloa, a la mujer del presidente le han llegado a su correo electrónico decenas de peticiones de todo tipo de ONG. A muchas las conoce por su actividad profesional, por lo que se siente especialmente concernida en prestar su apoyo a las causas benéficas ahora que su respaldo puede tener una mayor repercusión.
Reservada
“Es muy competente, cercana y agradable en el trato pero también exigente, bastante fajadora y nada blanda”, la describe una persona que ha tenido relación laboral con ella durante varios años. La misma fuente asegura que es muy reservada respecto a su vida privada: “Jamás la he oído hablar de su marido o sus hijas directamente, igual que deja al margen tratar sobre política”. De hecho, desde que Pedro Sánchez empezó a ser más conocido, quienes han estado cerca de Begoña Gómez aseguran que intenta no estar mucho tiempo de cara al público.
Lo cierto es que Gómez protagonizó momentos poco frecuentes en la política española pero habituales entre las consortes de los mandatarios estadounidenses, como cuando Sánchez fue elegido candidato a La Moncloa en 2015 y ella subió al escenario y compartió protagonismo con él delante de una gran bandera de España.
En estos días Begoña Gómez se aclimata a su nuevo hogar —donde se ha instalado con sus hijas de 13 y 11 años la pasada semana después de pintar, como única reforma— y reflexiona sobre su actividad profesional, que probablemente abandone para evitar cualquier tipo de conflicto de intereses, según informan fuentes socialistas. Ella dio pinceladas de lo que podría ser su nueva vida durante el primer acto solidario al que asistió: “Creo que puedo ayudar y dar visibilidad a cuestiones solidarias”.
Franca y “preparada para La Moncloa”, como dijo tras la investidura de su marido, encontrará su lugar en el mundo al que acaba de acceder de la mano de ese joven al que conoció en una fiesta y con quien terminó casándose en 2006.
“Es constructiva, positiva y siempre ve el lado bueno de las cosas”, dijo de ella Pedro Sánchez en un programa de televisión. “Me encanta que no se dedique a la política”, añadió entonces.
Aunque lo que no explicó es que, según aseguran quienes le conocen, el apoyo de su mujer fue determinante en su decisión de emprender la reconquista del PSOE después de dimitir en el traumático comité federal del 1 de octubre de 2016. Sobre todo, porque nunca puso reservas a la actividad política de su marido.
En los mentideros socialistas se dice que ella es más de izquierdas que el presidente y se presupone que está afiliada al PSOE, aunque no se le conoce actividad de agrupación. Siempre discreta, en el círculo político más próximo a Sánchez no se la ha visto en muchas ocasiones. Ahora dejará de lado poco a poco la discreción.
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