La Fiscalía pide tres años de cárcel para Ernesto de Hannover
La vida de excesos y escándalos del todavía marido de Carolina de Mónaco le coloca en una comprometida situación tras cuatro altercados del verano pasado
Como cada año que termina, el príncipe Ernesto Augusto de Hannover, el aristócrata más famoso de Alemania, cerraba también 2020 con un nuevo problema. En 2019, el noble se despidió del año con un enfrentamiento familiar a causa de la decisión de su primogénito y heredero universal, Ernesto Jr. que, apremiado por las deudas, optó por vender el famoso castillo Marienburg al Land de Hannover por la simbólica suma de un euro, El 2020 culminó con un problema mayor y que lo puede llevar a la cárcel. El 30 de diciembre de 2020 la Fiscalía de Wels, en Austria, dio a conocer un informe en el que ofrece detalles de la acusación que ha presentado contra el príncipe y donde pide que el aristócrata, de 66 años, sea condenado a vivir tras las rejas en 2021 ya que se le solicitan tres años de cárcel.
La acusación enumera cuatro incidentes en días diferentes que tuvieron lugar el verano pasado en Almtal, localidad donde el príncipe posee un lujoso pabellón de caza, y con el aristócrata como principal protagonista. La Fiscalía sostiene que en cada ocasión Ernesto de Hannover actuó en un “estado de total intoxicación”.
“Se le acusa de intentar repetidamente impedir que los agentes de policía realicen diversos actos oficiales mediante el uso de la fuerza y haciendo amenazas peligrosas, y de herir también a algunos de ellos en el cuerpo”, señala la Fiscalía, que recuerda que tras amenazar a sus empleados el príncipe fue llevado a un hospital psiquiátrico donde pernoctó una noche. A causa del incidente las autoridades le retiraron sus armas de caza. Todo ello sucedió el 14 de julio. Días más tarde, el 20 de julio, Hannover fue “acusado de amenazar peligrosamente a un oficial de policía con un bate de béisbol”. Y el 7 de septiembre se le acusó “de dañar el cristal de la ventana del comedor del edificio residencial de la Fundación del duque de Cumberland y de intentar obligar a la pareja de empleados de allí, junto con su hija, a abandonar el edificio que ocupaban mediante amenazas peligrosas”. Tras el incidente, varias patrullas de policía rodearon el pabellón de caza del príncipe en Grünau. Los policías acudieron al lugar de los hechos con cámaras que grabaron lo que allí ocurría para tener pruebas más sólidas en su contra. El motivo de la intervención de los agentes fue la denuncia interpuesta por una mujer miembro del personal que atiende a Ernesto de Hannover que dijo que el príncipe había amenazado y coaccionado gravemente a ella y a su marido. Según su tesimonio, Ernesto había pedido a la pareja que debía “acercarse sigilosamente” o les enviaría “una banda de matones”. A causa de las amenazas, el príncipe tuvo que pasar dos noches en la prisión de Wels. Solo fue liberado con la condición de que no se acercara a sus empleados
¿Será éste el último turno del año en libertad para el príncipe?, se pregunta el periódico Bild, al publicar el comunicado de la fiscalía. Su abogado defensor Malte Berlin se ha negado a comentar la decisión de la justicia austriaca.
Desde hace, por lo menos dos años, el príncipe vive en gran parte aislado en el país alpino donde posee el pabellón de caza en Grünau. Ha desaparecido de la vida social y parecía que también de los escándalos. De hecho, la única crisis que vivió últimamente, aparte de sus dolencias físicas y sus borracheras, fue el enfrentamiento que tuvo con su hijo mayor y heredero de la Casa Güelfa a causa de la venta del castillo de Marienburg.
La disputa terminó con la relación filial y su hijo, como venganza, anunció que su primer hijo varón se llamaría simplemente Augusto y no llevaría el de Ernesto como primer nombre, como han sido bautizados desde 1845 las últimas cinco generaciones de jefes de la casa Hannover. Como es lógico, el abuelo se ha negado a reconocer al nieto como heredero legítimo de la dinastía.
Este año la felicitación de Navidad que ha enviado Ernesto Augusto Jr. volvió a dejar clara la ruptura. En ella aparece su madre, Chantal Hochuli, quien dejó de ser princesa de Hannover en 1997 tras su divorcio. Mientras, Hannover sigue casado legalmente con Carolina de Mónaco de quien se separó hace una década. Contrajeron matrimonio en una ceremonia discreta el 23 de enero de 1999 en el palacio de Montecarlo. Durante muchos años se ha especulado con los motivos de Carolina de Mónaco para no divorciarse. La revista Bunte, generalmente muy bien informada sobre el aristócrata y su familia, ha desvelado recientemente que todo se debe a un pacto alcanzado entre los hijos de Hannover y la princesa de Mónaco para preservar el patrimonio familiar. El príncipe ha amenazado con casarse de nuevo y tener otro hijo para dinamitarlo todo.
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