El divorcio de nunca acabar de Enrique Ponce y Paloma Cuevas
La pareja, que anunció su separación este verano, aún no ha resuelto su matrimonio. Ella ha firmado los papeles hace meses pero él no
El anuncio de su separación fue una de las noticias del verano. Enrique Ponce y Paloma Cuevas, oficialmente uno de los matrimonios más sólidos del panorama social español, comunicaban su deseo de no seguir juntos tras 24 años de matrimonio. El torero se había enamorado de una joven de 22 años, Ana Soria, y se paseaba por Almería con ella a la vez que hacía alarde de su conquista en las redes sociales. Han pasado más de cuatro meses de eso y el divorcio no llega. Según han hecho saber ambas partes hay un acuerdo plasmado ante un abogado común que ella ha firmado pero él no. Por si hay alguna duda de la situación, Cuevas ha declarado que su decisión es firme, que no hay un paso atrás. Ponce, sin embargo, no mueve ficha. El torero elude dar explicaciones. Personas del círculo de la pareja aseguran que lo que retrasa el proceso es alguna cuestión económica; otros, sin embargo, sostienen que Ponce no tiene prisa.
Este largo divorcio de nunca acabar ha motivado que se hable de que el torero y su novia están en crisis, algo que ella se ha apresurado a negar coincidiendo con el 49 aniversario de él, que celebró el pasado martes. En las redes sociales Ana Soria le declaró su amor. Esta exposición de la nueva vida del diestro le está pasando factura en lo que se refiere a su imagen. El torero ha pasado de ser una figura muy respetada en los ambientes taurinos a ser carne de meme en las redes sociales Algo que él mismo ha fomentado con sus insólitos posados, los mensajes a su novia, sus bailes a los Michael Jackson y su música. Coincidiendo con esta nueva etapa personal, Ponce no solo canta rancheras cuando se reúne con sus amigos, ahora se ha atrevido a grabar un disco apoyado por su gran amigo Luis Miguel y Julio Iglesias.
Ponce es uno de los toreros que más dinero ha ganado con su profesión y pese a algún fracaso en los negocios atesora una importante fortuna. Cuando se casó con Paloma Cuevas no lo hizo en régimen de separación de bienes, por tanto hay mucho que repartir. Ponce lleva en los ruedos tres décadas, en las que ha ganado mucho dinero que ha invertido en negocios inmobiliarios, ganaderos, aceiteros e incluso musicales. Su sociedad, Cetrina SL, fundada en 1994 y de la que es el único administrador, tiene unos activos de 5,5 millones de euros (según datos de 2018, los últimos registrados). Sin embargo, en ese ejercicio, aunque sus ventas aumentaron, su patrimonio neto descendió en medio millón de euros y el beneficio después de impuestos cayó. Licenciada en Empresariales, Cuevas no ha sido una esposa florero, todo lo contrario, se ha implicado en los negocios del diestro y ha desarrollado sus propios proyectos.
En 2008 nació su hija Paloma y en 2012 Bianca. La llegada de las niñas y su inmersión en el mundo infantil llevó a Cuevas a lanzar un negocio y en 2011 abrió la tienda de mobiliario y ropa infantil Piccolo Mondo junto a su amiga Susana Gil, un local ubicado en el barrio de Salamanca por el que han pasado muchos personajes conocidos de la sociedad madrileña en la que ella misma se ha movido con tanta soltura. En 2016 también se asoció con la joyería Yanes para crear una colección de ocho pulseras, cuyos beneficios se destinaron a la Fundación Aladina, que se centra en iniciativas que persiguen mejorar la vida de los niños enfermos de cáncer. Una colaboración que no era la primera que realizaba con la firma, ya que ha ayudado en el diseño de otras piezas que incluso ha lucido la reina Letizia.
En teoría, los protagonistas no hacen declaraciones pero de hecho cada parte se encarga de que salgan a la luz sus versiones. Cuevas ha declarado que está serena, que se ha refugiado en la fe y que lo que más le preocupa son sus dos hijas. Él guarda silencio oficialmente pero los suyos se han ocupado de que se sepa que su amistad con Ana Soria, con la que ya convive en Almería, no es la causante de la ruptura de su matrimonio, que hace casi dos años que vivía separado de su esposa aunque ambos pasaron juntos el periodo de confinamiento.
La vida almibarada de Cuevas y Ponce parecía para muchos perfecta y consolidada. Pero ahora se ha sabido que desde hace tiempo era una pantomima. Semanas antes de que se decretara la pandemia se reunieron con un grupo de amigos, entre ellos Luis Alfonso de Borbón, Margarita Vargas y el cantante Luis Miguel, en un restaurante muy popular de Madrid. Cuentan que Cuevas era conocedora de que el torero llevaba ya vida de soltero pero que aún así, el que su nueva vida saliera este verano al aire fue toda una sorpresa. Habían acordado discreción pero lo que iba a ser una separación silenciosa se ha convertido en la comidilla de la prensa del corazón y el argumento de muchos guiones de televisión.
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