Shakira, la historia detrás de ‘Pies descalzos’ y de 25 años de éxitos
Una canción cantada sin sus botas y que rompía estereotipos fue el preludio de su gran carrera. Hoy la cantante, que lleva una década junto a Piqué, también triunfa en lo personal
Una noche de octubre de 1995 una joven y menuda Shakira subió al escenario del Teatro Nacional La Castellana en Bogotá y se quitó las botas negras que llevaba. Cantó descalza en un acto que, quienes estuvieron esa noche, aún recuerdan como disruptivo e imborrable en una ciudad que cuida siempre las formas.
La llegada de la de Barranquilla, la que se abría camino con dificultad en el medio musical de la época porque para algunos no encajaba, mostraba en ese pequeño acto su postura ante la vida y cantaba Pies descalzos, una canción con la que se revelaba ante las imposiciones sociales y que da el nombre a su icónico álbum que 25 años después de su estreno acumula 500 millones de reproducciones en Spotify.
Saludar al vecino, acostarse a una hora/ Trabajar cada día para vivir en la vida y contestar solo aquello y sentir solo esto/ Y que Dios nos ampare de malos pensamientos / Cumplir con las tareas, asistir al colegio/ ¿Que diría la familia si eres un fracasado?/ Y ponte siempre zapatos, no hagas ruido en la mesa/ Usa medias veladas y corbata en las fiestas, cantaba en una de sus canciones más famosas que aún le piden en conciertos.
“Esa noche fue como si ella, al quitarse los zapatos; con su nuevo look, con unos músicos maravillosos, se despojara de la imagen de la Shakira anterior y el país empezara a verla diferente, a valorar el enorme esfuerzo que habían hecho ella y su mamá durante años”, recuerda la periodista Olga Martínez, que en esa época escribía en un diario local.
La de antes era Isabel Mebarak Ripoll Shadid, la cantante llegada del Caribe colombiano a la capital, la ganadora del concurso de Miss Cola Internacional, a la que hacían esperar muchos periodistas, la protagonista de una telenovela y la creadora de Magia (1993) y Peligro (1994), con letras de amor ingenuo y un sonido aún adolescente.
Hasta Pies descalzos, que supuso un hito en su historia musical. “Recogía esos sonidos del rock en español de la época y las letras autobiográficas y los incorporaba al pop pero con una estética aparentemente más descuidada, entre urbana y bucólica”, dice Diego León Giraldo, periodista cultural y quien conocía a Shakira en esa época.
El álbum ―que incluye algunos de sus más famosos temas como Dónde estás corazón, Antología, Estoy aquí, Pies descalzos, Sueños blancos― se disparó rápidamente en la escena internacional y en menos de 20 meses había vendido tres millones de copias. Shakira regresaba a Bogotá ya no como la cantante ignorada sino como la que cargaba a sus hombros un éxito de 21 discos de oro, 54 de platino y dos premios a la música latina de Billboard como mejor disco pop y mejor álbum de un nuevo artista.
Giraldo ejemplifica una escena para hablar de la rapidez y el éxito del álbum: “Recuerdo que en Cuba, que había acabado de pasar por el periodo especial y donde no llegaba nada, durante una fiesta clandestina lo que más se escuchaba era ese álbum. Eso ya era un indicador de lo que sería Shakira”, recuerda el periodista. Ahora eran los periodistas quienes la buscaban.
No solo Cuba; Brasil, Perú, Estados Unidos se convirtieron en las plataformas del estrellato de Shakira. Como reseñó en su momento el músico estadounidense José Promis, “Pies descalzos preparó el escenario para una de las estrellas más famosas y emocionantes de la comunidad internacional”. Pero el álbum hizo aún más: “Le dio el momento por el que tanto había trabajado desde niña, porque aunque nadie creyera en lo que podía lograr, ella sí creía en sí misma”, explica Giraldo, que la recuerda como una mujer persistente y perfeccionista con cada detalle incluso cuando no era la famosa Shakira que el mundo conoce hoy.
Desde entonces han pasado 25 años y la cantante se mantiene como una de las estrellas latinas más importantes pese a que su doble maternidad la mantuvo apartada durante una larga temporada de las giras maratonianas que sustentan el éxito de los músicos. Tras un largo noviazgo con Antonio de la Rúa, hijo del expresidente argentino Antonio de la Rúa, otro acontecimiento profesional fue el encargado de dar una vuelta de tuerca a su vida. En 2010, cuando llevaba 10 años de relación con De la Rúa, Shakira participó en el Mundial de Fútbol de Sudáfrica donde convirtió en himno su tema Waka Waka. Allí conoció al futbolista Gerard Piqué, que formaba parte del equipo de la Selección Española que finalmente ganó el mundial, y el amor volvió a cruzarse en su camino para cambiarlo.
Pocos meses después la nueva pareja oficializaba su relación y Shakira se convertía en residente en Barcelona, la ciudad natal de Piqué y a la que pertenece el Fútbol Club Barcelona en el que juega y al que la cantante ha apoyado desde entonces en distintas ocasiones. En 2013 nació su primer hijo, Milan, y en 2015 el segundo, Sasha. Entremedias la cantante ha vivido la felicidad de formar una familia y las dudas sobre su futuro artístico que se unieron a sus problemas con la Hacienda española. En una entrevista con la revista Vanity Fair reconoció que tras nacer su segundo hijo pensó en retirarse y que fue precisamente Piqué quien la apoyó para que no lo hiciera. “Tenía razón, yo solo estaba asustada, aterrorizada”, explicó la artista colombiana.
En lo tocante a su problema con el fisco, la agencia tributaria concluyó que Shakira defraudó en el impuesto de IRPF y patrimonio durante cuatro años. Su año de más ingresos, 2011, después del exitazo del Mundial y con gira en marcha, no pudo llevarse ante la justicia porque había prescrito. Se cerró con un acta de desacuerdo: la cantante pagó 24 millones de euros (la cuota defraudada) para regularizar antes de reclamar. Los inspectores sí llevaron a la Fiscalía el fraude de 2012, 2013 y 2014. En esos tres años se embolsó 34,9 millones y dejó de pagar al fisco 14,5. La Fiscalía se querelló y la cantante permanece ahora imputada por seis delitos fiscales.
En 2017 encontró el punto de equilibrio necesario para volver con nuevo disco y nueva gira mundial, El Dorado, y cuando todo estaba a punto un problema en sus cuerdas vocales la obligó a pararlo todo y regresaron los miedos. Por suerte, tras unos meses varada, dejando reposar su voz, la cantante retomó su proyecto y recorrió con El Dorado World Tour Europa, Estados Unidos y Latinoamérica. Y remató su éxito con una apoteósica actuación en el intermedio de la Super Bowl en febrero de 2020 que marcó otro hito en su carrera. Junto a Jennifer Lopez les bastaron 14 minutos de actuación para utilizar el empoderamiento femenino y el poder de la música como arma de diversidad.
Después llegó el confinamiento y la cantante lo dedicó a su familia y a la filosofía, disciplina en la que realizó un curso de cuatro semanas centrado en Platón en la Universidad de Pensilvania. La música y los negocios van bien y su vida en Barcelona parece estable pese a los rumores de ida y vuelta sobre crisis en su pareja. Ella misma lo ha dicho: “No somos una pareja convencional”. Shakira tampoco lo es.
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