Pepe Navarro vuelve a revolucionar la televisión disfrazado de pulpo
El periodista, que marcó un antes y un después en las noches de la pequeña pantalla en los noventa, revolucionó las redes sociales con su actuación en el programa ‘Mask Singer’
Pepe Navarro fue el rey de la noche en televisión, el inventor en España de los late nights al estilo americano, pero este miércoles regresó disfrazado de pulpo a Mask Singer, que lo que está revolucionando son las redes sociales. La inconfundible voz del presentador no pasó desapercibida para muchos telespectadores que en los años noventa siguieron los programas con los que obtuvo más éxito, Estamos todos locos (1994-1995) y Esta noche cruzamos el Mississippi (1995-1997), aunque logró despistar a los conductores del programa, leáse Javier Ambrosi y Javier Calvo, Malú y José Mota. Ni siguiera los Javis, que reconocieron haber hablado muchas veces con Navarro durante la preparación de la serie Veneno que cuenta la vida de Cristina Ortiz a quien descubrió el periodista, llegaron a ponerle cara a esa voz que resultó tan familiar para muchos otros.
“Es alguien inteligente”, “tiene guasa”, “tiene su punto”, “es seguro de sí mismo”, fueron algunos de los comentarios que realizaron los investigadores del espacio de entretenimiento. Y un poco de todo ello está en la persona que se ocultaba tras el disfraz y el personaje. El hombre que dejó su impronta en televisión y con un programa que solo duró dos años hizo historia y consiguió audiencias increíbles en una franja, la de la medianoche, que no existía hasta entonces. Esta noche cruzamos el Missisippi no hizo famoso solo a Pepe Navarro sino también a personajes que él fue descubriendo y convirtió en colaboradores de su programa. Carlos Iglesias y su personaje de Pepelu, una especie de hijo de Pepe Navarro inspirado en Terelu Campos. Cristina Ortiz La Veneno, una trans malhablada que se comía la cámara y que terminó convertida en icono. Florentino Fernández que dio vida a Lucas Grijander y Krispín Klander, personajes que costaron una demanda de Chiquito de la Calzada que fue resuelta con un acuerdo económico. Maribel Ripoll que fue Doña Reme, una señora que se escandalizaba cuando se hablaba de sexo y que al final reflejaba un canto a la modernidad porque con sus apariciones se hablaba de un tema aún tabú en televisión. O Nuria González, que durante la primera temporada se metió en la piel de Ramón, un transexual que comentaba la actualidad.
El director de toda aquella orquesta variopinta pero afinada para conseguir como resultado uno de los programas con mayores audiencias que se recuerdan fue Pepe Navarro, tan transgresor y poco dado a recibir consignas o dejarse guiar –algunos dicen que por un exceso de soberbia– que terminó por tener que finalizar el exitoso programa casi por imperativo legal y no ha vuelto a encontrar sitio fijo en ninguna cadena de televisión pese a su probada profesionalidad.
Probó suerte en Antena 3 en 1997 con La sonrisa del pelícano, un programa que seguía la estela del éxito del Mississippi pero que que fue retirado de la cadena solo cinco meses después de su estreno. En 1999 Navarro volvió de la mayo de Telefónica para encargarse de un programa bautizado La vía Navarro para Vía Digital que se vendió como el primer programa interactivo del mundo y que duró un año. En 2002 presentó la tercera edición de Gran Hermano sin conseguir hacerle sombra a Mercedes Milá, su conductora habitual, que regresó para la siguiente temporada. Y en 2005 volvió con Ruffus & Navarro Unplugued, un programa que él mismo reconoció que no había terminado de triunfar cuando se despidió.
La vida ha transcurrido en paralelo para el presentador que ha tenido tres relaciones amorosas conocidas a nivel mediático. La primera de ellas con la empresaria de moda Eva Zaldívar, madre de dos de los hijos del periodista, Andrea y Marlo. Su segundo matrimonio fue con la periodista Lorena Aznar, de quien se separó a finales de 2017 y con quien tiene otros dos hijos Layla y Darco. Y entre ellas una relación esporádica que ha sido la más controvertida de todas, la que vivió con Ivonne Reyes durante su paso por uno de sus programas y que desde entonces colea porque ella siempre ha dicho que su único hijo, Alejandro de 20 años, también lo es de Navarro y él siempre lo ha negado. Un asunto que ha estado envuelto en procesos judiciales porque el presentador se negó a someterse a la prueba de ADN, lo que provocó una sentencia firme que le declaró padre de Alejandro. Pese a que Pepe Navarro siempre ha negado ser el padre, su última batalla judicial tiene que ver con la pensión que le pasa mensualmente a Alejandro, con quien no mantiene contacto y sobre el que no hace declaraciones.
Al margen de estos hechos relacionados con su vida privada, Pepe Navarro volvió a divertirse este miércoles en televisión y aprovechó el escaparate que le ofreció Mask Singer para recordar que se había codeado con lo más granado, incluido Robert de Niro, que había hecho publicidad de hamburguesas y que lo suyo en televisión había sido porque era un personaje “reconocido”. Sus admiradores volvieron a acariciar el sueño de un retorno porque su estilo marcó una época y hay muchos espectadores que aún lo recuerdan.
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