_
_
_
_

Bruce Springsteen, una vida de terapia para ahuyentar sus fantasmas

El músico, que acaba de lanzar muevo disco, recomienda acudir al terapeuta alguien que en su caso ha sido fundamental para superar traumas familiares y el peso de la fama

Bruce Springsteen, en un concierto en Toronto.
Bruce Springsteen, en un concierto en Toronto.GEOFF ROBINS (AFP)
El País

Bruce Springsteen ha desvelado que desde hace tiempo acude a terapia. “Hablar funciona”, ha dicho el músico que está convencido de que estas visitas le han ayudado a afrontar sus miedos. “Pero uno tiene que comprometerte con el proceso y en eso he sido bastante bueno”. Springsteen, de 71 años, añadió: "Disfruté del examen de investigación de los problemas de mi vida, de las cosas que no entendía. Aprendí mucho y, por lo tanto, pude aprovechar lo que había aprendido y convertirlo en una vida real “. Hace tiempo que el músico habla de estos asuntos: "Me he acercado lo bastante a las enfermedades mentales para saber que por mí mismo no estoy del todo bien. He tenido que aprender a manejarlo a lo largo de estos años, y tomo una variedad de medicamentos que me mantienen en equilibrio; de otra manera, me tambalearía muchísimo.. y... las ruedas podrían llegar a descarrilar”.

Su proceso de deconstrucción comenzó en 2016, cuando publicó su autobiografía Born to run, que marcó el comienzo de una terapia en la que para expiar culpas y quemar fantasmas se propuso exponer al mundo su dolor interno, abierto en una infancia infeliz lastrada por la tóxica relación que mantuvo con su padre. Contó que estuvo tomando antidepresivos al menos 12 años porque, cuando le daban “ataques agitados”, se sentía “tan incómodo” en su pellejo que solo quería “salirse de él”. “Era como si toda mi notoria energía, algo que había sido mío y había dominado toda mi vida, me hubiese sido cruelmente arrebatado. Me había convertido en un cascarón vacío andante”. Y reconocía: “Durante esos momentos puedo ser cruel: huyo, disimulo, esquivo, tramo, desaparezco, regreso, raramente pido perdón”. En su autobiografía, el músico confesaba también los maltratos físicos y, sobre todo, psicológicos de su padre, del que se sabía “exiliado de su amor”. En su época de esplendor compositivo, le dedicó canciones como Factory, Independence Day o My Father’s House, pero jamás hasta su muerte pudo hablar con él sobre sus carencias afectivas y el dolor que le acompañó por su desprecio por decidir dedicarse a la música tras ver a Elvis Presley en televisión. “Yo no era el ciudadano favorito de mi padre”, señalaba.

Este proceso de exposición pública se prolongó con una obra en Broadway, en la que contó todos sus tormentos. En ella evocó el árbol en el que jugaba con su hermana. El recuerdo de su padre, que quemaba su vida entre el trabajo y el bar. Iban a buscarlo al pub para tratar de llevarlo a casa. Quería mucho a su padre. Era su héroe, un héroe ausente y derrotado. En sus primeros conciertos, Springsteen se ponía el buzo obrero. Quería cantar con la voz de su padre, que le esperaba sentado a oscuras en la cocina. “Ahora sé que lo que tenía era depresión”. Su madre era todo lo contrario. Muy vital, la que sostenía la idea de familia. “Mi madre era joven en plena II Guerra Mundial. Bailaba mucho, bailar era necesario para sobrevivir”. A esta obra le siguió el disco Western Stars y la película del mismo título, dirigida por él mismo junto a Thom Zimny, en la que profundiza sobre sus abismos mentales.

Desde que publicó en 2016 sus memorias, Springsteen se ha dedicado a la complicada y resbaladiza labor de mostrar al público su alma, mucho más dañada de lo que nunca se hubiese imaginado. “Todos estamos hechos de pedazos rotos. En esta vida nadie se libra de las heridas. Queremos estar con alguien cuyos pedazos rotos encajen con los nuestros y poder recomponernos»”, sostiene el músico.

El cantante acaba lanzar su vigésimo álbum de estudio, Letter To You , que marca su regreso a sus raíces del rock 'n' roll. “ "Me encanta el disco, estoy feliz por cómo ha quedado. Pasamos una semana en el estudio, cinco días, y grabamos el disco completo”, dijo. "Fue todo en vivo, sin sobregrabaciones de voces y solo algunos instrumentos de sobregrabación. Es el primer disco realmente en vivo y en estudio de la banda que hemos hecho ", explicó.

Y en cuanto a sus planes posteriores a la pandemia anunció: “Todo lo que puedo decirles es que cuando esta experiencia termine, voy a dar la fiesta más salvaje que jamás hayas visto. Y ustedes, mis amigos, están todos invitados ".

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_