El futuro de Fernando Alonso: Renault, los negocios y Linda Morselli
A sus 39 años, el piloto vive una segunda oportunidad en la Fórmula 1, a la que llega con una gran estabilidad personal y muy en forma gracias a las horas de gimnasio y bicicleta durante la pandemia
En condiciones normales, un anuncio tan llamativo como el del regreso de Fernando Alonso a la Fórmula 1 se habría apoyado en una puesta en escena acorde con la relevancia del evento. Sin embargo, la comparecencia que este miércoles oficiaron Renault y el español estuvo marcada por la distancia que separaba al piloto de Cyril Abiteboul, el que será su jefe a partir de la temporada que viene. Alonso, el único que ha sido campeón con uno de los coches de la marca francesa (2005 y 2006), compareció de forma telemática desde el museo que gestiona a través de su fundación, en Oviedo, aunque hace tiempo que no vive allí. Desde hace cuatro años tiene fijada su residencia en Lugano tras haber abandonado Dubái. Al margen de los beneficios fiscales que eso le supone, el relieve de la zona hace de ella un muy buen sitio para prepararse físicamente, sobre todo en bicicleta, otra de sus pasiones.
A pocos días de cumplir los 39 años —los cumple el próximo 29 de julio—, el asturiano se mantiene muy en forma y, de hecho, en las últimas imágenes que ha publicado en su perfil de Instagram se le ve más delgado que nunca. Al igual que el resto de deportistas, él también ha tenido que pasarse el reciente confinamiento recluido y sin poder competir. Eso, sin embargo, no debería tener demasiada influencia en su rendimiento porque no ha dejado de machacarse. En los ratos en que no estaba sudando la gota gorda se encasquetaba los cascos, se metía en el simulador y se enfrascaba en alguna carrera online de esas que tan populares se han hecho en tiempos del coronavirus. Su progresión fue brutal, hasta el extremo de llegar a imponerse a auténticos expertos de los videojuegos. “Los exámenes físicos que me he hecho hace pocos días confirman que estoy muy bien. Los valores que han salido son mejores que nunca”, afirma Alonso.
Desde hace cuatro años mantiene una relación con Linda Morselli, una modelo italiana siete años menor que él y expareja de Valentino Rossi. Morselli, al margen de acompañarle por el mundo cuando su agenda lo permite, también ha adquirido un papel muy relevante en la gestión y promoción de Kimoa, la firma de ropa de Alonso. A finales de 2019 ambos se arremangaron en el lanzamiento de la alianza entre la compañía textil y Mission Blue, en una acción que tenía como objetivo la preservación y el cuidado de los océanos. Hace solo unos meses pusieron en marcha una línea de camisetas hechas cada una de ellas con 26 botellas recogidas del océano. Kimoa facturó 1,2 millones de euros en 2018, triplicando las ventas del año anterior. Al margen de amigos como David Bisbal o el piloto Albert Llovera, el último embajador en unirse a la marca ha sido Gianluigi Buffon, el mítico portero del Juventus y la selección italiana de fútbol.
Desde que abandonó el Mundial a finales de 2018 después de un segundo paso por McLaren que le hizo aborrecer la F1, Alonso amplió el foco y se convirtió en un corredor multidisciplinar. Con la idea de ganar polivalencia, su intención era perfeccionar aquellas facetas de la conducción que no se había visto obligado a desarrollar, para afrontar un hipotético retorno al Mundial siendo más completo. Los títulos de campeón del mundo de resistencia (2019), los triunfos en las últimas dos ediciones de las míticas 24 Horas de Le Mans (2018 y 2019) y Daytona (2019), y el debut en el Dakar (2020) son una considerable ensalada mixta. Si ese peregrinaje ha sido tan positivo como él esperaba se podrá comenzar a valorar en febrero, cuando arranquen los ensayos de pretemporada.
En el horizonte más inmediato ya vislumbra la que será su segunda participación en las 500 Millas de Indianápolis, a finales del mes que viene. Estuvo cerca de ganarlas en 2017, en su debut, pero una avería en su monoplaza le arrebató la posibilidad de hacer realidad un sueño. Ese no es otro que el de unirse a Graham Hill, el único piloto al que se le ha otorgado la conocida como Triple Corona. Se trata del galardón que recibe aquel que se las apañe para ganar el Gran Premio de Mónaco, las 24 Horas de Le Mans y también en el óvalo más famoso del mundo. Alonso ya ha cumplido con las dos primeras muescas y en poco más de un mes afrontará su tercer asalto a las 500 Millas después de que el año pasado no lograra clasificarse para la prueba.
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