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Matthew McConaughey, el crápula de Hollywood reconvertido en filántropo y padre perfecto

El actor, que junto a su esposa, Camila Alves, tiene una fundación para ayudar a jóvenes estudiantes, ha explicado la importancia de educar a sus hijos con un 'no'

Matthew McConaughey y Camila Alves, a su llegada a los premios Oscars de 2018.
Matthew McConaughey y Camila Alves, a su llegada a los premios Oscars de 2018.Jordan Strauss (GTRESONLINE)
María Porcel

Hubo un tiempo en el que Matthew McConaughey, que actualmente tiene 50 años, fue uno de esos tipos que tenían a Hollywood a sus pies: proyectos de todo tipo, fiestas, éxito y muchas aventuras amorosas. Sin embargo, en apenas una década la vida del disoluto ganador del Oscar por Dallas buyers club se ha convertido en un hombre distinto: amante esposo, padre de familia numerosa y comprometido filántropo.

Ese es el perfil que se desprende del protagonista de Sahara o True Detective en una entrevista que ha concedido junto a su esposa, la modelo brasileña Camila Alves (38 años), a la revista británica Town&Country, que les dedica la portada del que llaman su “número filantrópico”. Porque los McConaughey-Alves son ahora un matrimonio mucho más apartado del mundo de las alfombras rojas y centrado en las obras solidarias. Tal y como han dado a conocer, coordinan su fundación, llamada Just Keep Livin’ (”Sigue viviendo”), que da empleo a 84 profesores de 37 institutos en seis estados de EE UU y que ayuda a 3.000 estudiantes, la mayor parte de ellos con familias en el umbral de la pobreza.

Fue en el año 2008 cuando McConaughey y Alves tuvieron a su primer hijo y también cuando presentaron su fundación. Conocida también por sus iniciales, JKL, nació con una colaboración con solo dos colegios de Los Ángeles. Ahora esa asociación ha crecido exponencialmente y se ha convertido en un referente en la ciudad. Como explican, todos los estudiantes que lo deseen pueden participar en los programas de la fundación: ejercicio, yoga, aprendizaje nutricional, proyectos de fin de semana... que les ayudan a sentirse mejor en lo físico, lo mental y hasta lo espiritual, según el matrimonio.

Cuenta el actor que tres años después de su estreno, al preguntar a los alumnos de uno de esos institutos sobre JKL, uno contó que gracias a ella había logrado encontrar un lugar sin violencia cuando acababan las clases. “Es una necesidad muy básica en la que ni siquiera habíamos pensado”, reflexiona el actor. “Ofrecemos a muchos chicos un lugar seguro”. Con la crisis del coronavirus y las escuelas cerradas, su misión ha sido proveer tanto de comida como de equipos informáticos para que esos muchachos sigan estudiando. Como destaca orgulloso McConaughey, recientemente uno de ellos ha sido aceptado en la prestigiosa Universidad de Harvard.

El intérprete, de 50 años, y la modelo, de 38, llevan saliendo juntos desde 2006 y casados desde 2012 y tienen tres hijos en común. Fue en julio de ese año 2008 en el que nació su hijo mayor, Levi, cuando se dieron cuenta de que gracias a una foto del bebé podrían sacar muchísimo dinero (Alves habla de un millón de dólares) y que iban a destinarlo a algo que mereciera la pena.

Ahora son padres de tres hijos: además de Levi, tienen a Vida, de 10 años, y a Livingston, de siete. Para McConaughey, “a veces el amor por tus hijos es darles lo que quieren; otras veces es un amor más duro”. “La gente con dinero puede darle a sus hijos todo lo desean, pero a menudo no les darán lo que necesitan. Amar a un hijo es mucho más difícil si todo te importa un comino. Decir ‘No’ requiere mucha más energía. Un ‘Sí' es mucho más fácil”, reflexiona el intérprete sobre la crianza. Aunque luego reconoce, con humor, que es Alves quien suele dar los noes y el quien concede con los síes.

Pese a su actividad filantrópica, el actor no deja de considerarse todo un hedonista. “Siempre lo he sido, y tener una fundación es hedonismo en mayúsculas. Ser capaz de dar en distintos modos es siempre un esfuerzo egoísta. Me siento bien al ver una sonrisa o al escuchar a un joven decir ‘gracias'. ¿A eso se le llama un acto desinteresado? Yo lo llamo un acto egoísta”.


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Sobre la firma

María Porcel
Es corresponsal en Los Ángeles (California), donde vive en y escribe sobre Hollywood y sus rutilantes estrellas. En Madrid ha coordinado la sección de Gente y Estilo de Vida. Licenciada en Periodismo y Comunicación Audiovisual, Máster de Periodismo UAM-EL PAÍS, lleva más de una década vinculada a Prisa, pasando por Cadena Ser, SModa y ElHuffPost.

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