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Rocío Carrasco habla de cómo le ha cambiado la vida pero ni palabra de su hija

La primogénita de Rocío Jurado rompe su silencio vía exclusiva pero evita el conflicto familiar que protagoniza y que está de actualidad por ‘Supervivientes’

Rocio Carrasco y su marido, Fidel Albiac, en Granada el 20 de septiembre.
Rocio Carrasco y su marido, Fidel Albiac, en Granada el 20 de septiembre.GtresOnline
El País

Rocío Carrasco, la hija de la cantante Rocío Jurado y el boxeador Pedro Carrasco, se ha convertido en uno de los personajes de la prensa social española por los conflictos que mantiene con su familia tras la muerte de su madre y que le han llevado a cortar relaciones con todos, incluidos sus dos hijos. En estos años solo ha hablado, y poco, del legado de su madre. Pero esta semana ha hecho una excepción y se asoma a la portada de la revista ¡Hola! para contar cómo le ha cambiado la vida. No se refiere a su crisis familiar y sí a la pandemia que vive el mundo. “Fidel y yo llevamos 20 años de glorioso encierro”, asegura en referencia a su actual marido, a quienes algunos de sus familiares atribuyen parte de las tensiones que vive el clan. Por contra, en el extenso reportaje no hay ni palabra de su hija Rocío Flores que lleva años intentando reconstruir la relación con su madre. La joven, fruto del primer matrimonio de Carrasco con el entonces Guardia Civil Antonio David Flores, le ha hecho en las últimas semanas varios llamamientos a ella a través del programa Supervivientes en el que participa y donde ha desvelado el sufrimiento que padece por esta situación. Carrasco, sin embargo, permanece en silencio y asegura no ver el programa.

Rocío Carrasco solo ha roto su silencio en cuanto a su vida durante la pandemia y cuenta que su rutina ha cambiado poco, más allá de que ahora le gusta de hacer deporte. Celebró confinada su 43 cumpleaños el pasado 29 de abril y explica que, como es habitual en estos días, los festejos se limitaron a llamadas y mensajes de WhatsApp. Sobre la situación se muestra preocupada por la crisis del coronavirus, a la que tacha de “película de terror” pero vaticina que se saldrá de esta.

También habla sobre su espectáculo, Qué no daría yo por ser Rocío Jurado, un musical dedicado a su madre, y cuenta que espera que la situación se normalice para poder regresar con él. También está a la espera de la apertura de un museo dedicado a su madre en Chipiona tras unas muy largas negociaciones con el Ayuntamiento.

De la relación madre e hija, ni palabra. Una ruptura que se produjo tras un duro enfrentamiento el 27 de julio del año 2012. La joven, de 23 años, participa en el reality de Telecinco en el que una suerte variada de personajes —normalmente famosos por sus andanzas personales— se enfrentan a las penurias de la vida precaria en una isla de Honduras. Ella es una de las estrellas de la edición que cosecha grandes audiencias.

Rocío Carrasco se casó con 19 años con Antonio David Flores –un joven auxiliar de guardia civil que, una vez entró a formar parte de la famosa familia, duró poco en la benemérita– con quien tuvo dos hijos Rocío, que actualmente tiene 23 años, y David, de 21. El núcleo familiar de la cantante fallecida era aún más amplio, ya que sus hermanos Amador y Gloria, sus cuñados, Rosa Benito y José Antonio Rodríguez, y sus siete sobrinos, formaban parte de un clan que compartía relaciones familiares y en el caso de sus hermanos y cuñados, trabajo, porque todos ellos como representante, asistente personal, o encargado de temas financieros o de las fincas que poseía en su tierra natal, tenían algo que ver con la coplera. Ahora la primogénita no mantiene relación con ninguno, aunque ellos con el paso del tiempo se han unido con un nexo común: el desafecto de Rocío Carrasco.

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