Rocío Flores, del “no” a la tele a fichaje estrella de ‘Supervivientes’

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Cuando Rocío Flores, hija de Rocío Carrasco y Antonio David Flores, apareció en la primera gala de la última edición de Gran Hermano VIP, el reality de Telecinco en el que participaba su padre, cualquier espectador avezado pudo intuir que había nacido una nueva estrella para la televisión del entretenimiento. Durante 22 años, la única nieta de la desaparecida Rocío Jurado, había estado callada. Habían sido sus padres quienes, con su boda temprana, las desavenencias conyugales que comenzaron entre ellos más pronto que tarde, sus duros enfrentamientos tras su divorcio y las demandas y contrademandas que han intercambiado durante los 20 años que llevan separados, se han encargado de convertir su vida privada en carne de revista. 

Pero Rocío Flores rompió su mutismo por su padre, se maquilló y se vistió adecuadamente para hacer su debut ante las cámaras apadrinada por Jorge Javier Vázquez, el jefe de pista máximo de Telecinco, y dio la campanada. La dio porque se mostró como una mujer sensata, sincera, poderosa, correcta y educada, en un formato en el que muchos colaboradores tiran de histrionismo para suplir el déficit de saber estar y de control. Flores brilló y controló. Todo el mundo esperaba –y en especial la cadena que volvía a dar una oportunidad a su padre después de años vetado en sus programas– que la joven hablara largo y tendido sobre los motivos que han motivado la ruptura de su familia y sobre las causas que provocaron que tanto ella como su hermano David se fueran a vivir con su padre y no se hablen con su madre. Rocío Flores no dio ese gusto pero tampoco decepcionó.

Defendió a su padre, Antonio David Flores, sin cargar contra su madre, Rocío Carrasco. Protagonizó momentos con suficiente carga emocional para contentar a unos y a otros sin traicionar la intimidad de su familia. Se ganó el respeto del presentador del programa y no dejó que se la llevara por delante ninguno de los demás colaboradores, mucho más breados en el arte de hacer televisión. Después abrazó a su padre cuando volvió de su encierro elegido y se marchó como había venido, a recuperar su vida de coach o asesora nutricional, centrado en ayudar a sus clientes a llevar un estilo de vida saludable. Aunque continúa su preparación en nutrición, pocos de los que vieron su saber estar frente a la cámara dudaron de que volvería a la pequeña pantalla. Y no ha defraudado, Rocío Flores es el fichaje estrella de la próxima edición de Supervivientes, que está prevista que arranque en unas semanas. 

El reality en el que una suerte variada de personajes –normalmente famosos por sus andazas personales– se enfrentan a las penurias de la vida precaria en una isla de Honduras, cuenta con ella para volver a batir audiencias y Rocío Flores ha terminado por sucumbir a la llamada de la fama. En algunos medios se afirma que el formato la fascina porque es un desafío, una experiencia única y una aventura que a más de uno le gustaría probar. Otros aseguran que la empresa para la que trabajaba como asesora ha tenido muchas críticas y su fuente de ingresos podría estar en peligro.

Por una u otra causa Rocío Flores ha llegado a televisión y parece que es para quedarse, aunque sea temporalmente. En su cuenta de Instagram  –donde abundan las fotos junto a su novio, Manuel, su hermano, David y la familia creada por su padre junto a su segunda esposa, Olga Moreno– hay cambios que lo dicen todo: se define como business woman (mujer de negocios), afirma que da asesoramiento online y que su negocio está en su móvil y, algo significativo, deja claro que se le puede contratar a través de una agencia especializada en eventos con famosos y tiene representante. Y 281.000 seguidores ya son un número de clientes potenciales significativos para que algunas marcas la incorporen a su lista de influencers.

Si aguanta el tipo y sabe manejar su imagen protagonista como lo hizo siendo defensora de su padre, su participación en Supervivientes aumentará su cotización. Y, con algo de suerte, podrá seguir ayudando a su familia a salir de los apuros económicos en los que se ha visto envuelta en parte por los pleitos de sus progenitores. Y lo intentará conseguir como lo ha hecho hasta ahora, sin levantar la voz ni las sospechas contra su madre, Rocío Carrasco, a quien también se ha empeñado en salvaguardar de la curiosidad pública evitando reproches o acusaciones. Lo que pasa por su cabeza y lo que siente a causa de las ausencia lo ha mantenido, hasta ahora, protegido pero con las notas suficientes de sentimiento y sufrimiento que le han hecho valedora del reconocimiento del público.