La polémica envuelve a los Bardem incluso en tiempos de solidaridad
Javier, Carlos y Mónica son objeto de críticas continuas por su posicionamiento proclive a las ideas que se identifican con la izquierda política
No corren buenos tiempos para los que no se muestran de perfil y deciden expresar abiertamente lo que piensan. Así al menos parece interpretarse de la lluvia de críticas, incluso virulentos ataques, que cualquier acción de la familia Bardem genera entre un sector de los españoles. Arremetidas que poco o nada tienen que ver con su desempeño profesional como parte de una de las sagas de actores con más tradición de España, y mucho con las ideas políticas que defienden y gustan poco o nada a los sectores más reaccionarios. “Da igual lo que se haga, todo se basa en un bulo permanente de la derecha de este país contra nosotros”, dice Carlos Bardem, el mayor de los tres hijos de Pilar Bardem. “No soportan que no nos pueden callar, lo han intentado de mil maneras, pero no lo han conseguido y lo llevan mal", concluye.
El clan va más allá de Pilar, Carlos y Javier, los más conocidos de la familia. Sus abuelos, Rafael Bardem y Matilde Muñoz Sampedro eran actores; su tío, Juan Antonio Bardem (fallecido en 2002) un reconocido director de cine; sus primos, Miguel, María, Juan y Rafael han trabajado en distintos ámbitos del mismo gremio: director de cine, script, compositor de bandas sonoras... Mónica, la mediana de la familia, es también actriz aunque se encargó de regentar durante años La Bardemcilla, el restaurante que la familia tenía en el madrileño barrio de Chueca y que cerró en 2013. Carlos, el mayor de los hermanos, tiene una carrera consolidada como actor y guionista dentro de España y en Latinoamérica (“aunque es un bulo que soy millonario”, afirma), y Javier Bardem ha alcanzado el nivel de estrella internacional y en su haber figura el único Oscar con el que ha sido galardonado un actor español. El único concedido a una actriz española lo tiene su mujer, Penélope Cruz.
Así las cosas se podría vaticinar cierto orgullo patrio por el trabajo de una saga que ha situado al cine español en lo más alto, pero el posicionamiento ideológico de la familia les ha convertido en objeto de reiterados juicios sumarísimos. La crisis del coronavirus solo ha supuesto un nuevo campo de batalla de algunos sectores contra todos ellos. Penélope Cruz y Javier fueron objeto de miles de críticas por su escasa rapidez en hacer una donación cuando se les supone millonarios y además críticos con la gestión del Partido Popular respecto a los recortes de Sanidad. De nada sirvió conocer que la pareja había donado 100.000 guantes y 20.000 mascarillas al Hospital de La Paz de Madrid y que Penélope Cruz contara en sus redes sociales que habían contado con la logística de Inditex para conseguirlo después de días buscando la manera de ayudar a los sanitarios. Ahora, fuentes próximas al matrimonio, que se prodiga poco en los medios españoles, afirman que siguen ayudando en la crisis consecuencia de la pandemia pero que lo hacen de forma anónima, sin publicidad y centrados en casos muy concretos que van conociendo en ocasiones a través de los medios de comunicación
Carlos tampoco se ha librado de los ataques por formar parte del numeroso elenco de actores del reparto de la serie Diarios de la Cuarentena que emite TVE. Los dudosos argumentos consisten en afirmar que la televisión pública ha encontrado una forma de premiar a un actor de tendencias de izquierda y, la más retorcida, que la serie se ríe de los muertos causados por el coronavirus. Carlos Bardem afirma sobre este proyecto del director Álvaro Longoria que ruedan con sus propios móviles y desde sus casas que “el humor es un mecanismo básico de supervivencia, hecho desde el máximo respeto y cuyo éxito lo demuestra que países como Francia, México, Estados Unidos, China y Sudáfrica han comprado los derechos para hacer sus propios remakes”.
Hasta Mónica Bardem, la menos conocida de los tres hermanos, ha recibido su parte cuando se la descubrió la semana pasada en el estreno de la nueva edición de MasterChef, donde se presentó como aspirante anónima a concursante. Ni ser rechazada para entrar en el concurso en el primer programa sirvió para evitar que arreciaran las críticas que también la querían situar como beneficiaria del agradecimiento ideológico de la televisión pública española.
Ella, precisamente, generó otra polémica en 2013 al cerrar el negocio hostelero familiar y realizar un ERE a la plantilla que se planteó con la indemnización mínima para los trabajadores que estableció la reforma laboral del PP que precisamente habían criticado públicamente sus dos hermanos. Una polémica que incluso puso en tela de juicio el distanciamiento personal que provocó entre los tres. Carlos Bardem también contesta a eso: “Otro mantra permanente. Mi hermana no hizo las cosas de la mejor manera posible. No queríamos cerrar pero lo tuvimos que hacer y los trabajadores fueron indemnizados por encima de lo que obligaba la ley”.
El mayor de los hermanos vuelve referirse a la serie en la que ahora trabaja desde su confinamiento para dar por zanjados los varapalos que le llueven a su familia: “Necesitamos el sentido del humor, practicar y disfrutar de la ironía, pero eso precisa inteligencia y hay gente que anda cortita”.
Las sombras de ‘Santuario’ y la emergencia climática
Javier y Carlos Bardem son los conductores de 'Santuario', un documental que rodaron en la Antártida junto a la organización ecologista Greenpeace para divulgar los peligros que acechan a esta zona del planeta y recaudar firmas para declararla santuario marino. Conseguir 3,5 millones de firmas no han evitado que sectores de la derecha, incluido Javier Maroto, hayan calificado a Javier Bardem de oportunista y fariseo por viajar en business “que no contamina casi nada", según publicó en un tuit el portavoz del PP en el Senado. Era la contestación al oscarizado actor por el discurso que pronunció tras la Marcha por el Clima en Madrid en el que llamó “estúpido” al alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, por querer revertir Madrid Central. El intérprete se disculpó argumentando que el insulto deslegitima cualquier argumento y que sus palabras habían desviado la atención sobre el mensaje realmente importante: la emergencia climática.
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