El pan más rápido del mundo (o casi)
¿Es el soda bread el pan más rápido que existe? No puedo contestar a esta pregunta, porque no conozco todos los panes de este planeta. Aun así, no he podido resistir la tentación de dejarme llevar por ese moderno vicio periodístico de titular con hipérboles del tipo "el tal más no sé cual del mundo" o "los mejores patatines de patatán del universo", que consiguen incitar al clic aunque luego no cumplan lo prometido.
De lo que se trataba es de llamar vuestra atención sobre un hecho real: los soda breads se hacen en un santiamén, y prepararlos es tan fácil como hacerte un bocata. Ni levado, ni casi amasado, ni ná: sólo mezclar los ingredientes y al horno. Todo el trabajo lo hacen el bicarbonato y el calor, que debe ser muy fuerte al principio para generar el subidón de la masa. El proceso es similar al del bizcocho común, y la textura de estos panes recuerda un poco a la del cake, sólo que más recia y menos dulce. A mí me parecen una delicia, sobre todo si se acompañan de una buena mantequillaza.
La leyenda dice que en Irlanda, uno de los lugares donde esta variedad cuenta con más tradición, las mujeres católicas lo preferían porque con tantos hijos no tenían tiempo para preparar pan con levadura. Sospecho que la realidad obedece más a motivos económicos: la isla fue pobre de solemnidad y el soda bread era barato. Hablando de este tipo de pan con el especialista Ibán Yarza, me contó una curiosidad que hará las delicias de los más escrupulosos: junto con el bicarbonato sódico, en muchas partes del mundo se usa como impulsor químico el amónico, sobre todo para hacer galletas y panes planos. Antes se obtenía rascando los cuernos de animales muertos... y hoy se llama E-503.
Para hacer los soda breads que propongo hoy no necesitaréis cargaros ninguna cabra. Los dos los he aprendido a hacer en mi reciente visita a Irlanda del Norte, y garantizo que están requetebuenos.
El primero, un pan integral sabrosísimo con un ligero punto dulce, proviene de Ditty's, templo del pan, la bollería y los dulces de Castledawson. En este pueblo a medio camino entre Belfast y Derry opera Robert Ditty, un sonrosado panadero de segunda generación que ha logrado cierta fama en el Reino Unido gracias a sus fastuosas galletas de avena.
Robert se hizo cargo del negocio de su padre en 1980, después de haber aprendido el oficio con él y perfeccionado su técnica en panaderías de la Bretaña, en Francia. El establecimiento sufrió el conflicto norirlandés -un bombazo lo destruyó en 1976-, pero a la vez se benefició de él: según cuenta su dueño, los ochenta y primeros noventa fueron muy buenos para las tiendas de comida locales porque las grandes cadenas británicas de supermercados no pisaban el Ulster a causa de la violencia. Hoy Ditty's cuenta con varias tiendas, emplea a unas 70 personas y vende sus productos por todo el país, aunque sigue elaborándolos de forma artesanal. Visitar su obrador es un gustazo, sólo comparable al de zamparse un par de sus espectaculares scones con la correspondiente dosis de mantequilla, mermelada y nata.
La segunda receta viene de la Belle Isle Cookery School, una idílica escuela culinaria en medio del campo en el Condado de Fermanagh. El plan que propone este lugar no puede ser más apetecible: pasar un par de días o más en alguno de sus preciosos cottages -o, si tienes pasta, en la mansión de la propiedad-, dar paseos por el bosque o por la ribera del lago Erne, hacer un curso de cocina con el chef Joe Kelly y después entregarte a las comidas y bebidas locales. Yo sólo pasé allí un par de horas, pero me habría quedado una semana.
Joe Kelly en su cocinita. / AINHOA GOMÀ
Además de enseñarnos a hacer una especie de tortitas de patata llamadas boxty, que a mí no me entusiasmaron demasiado, Kelly nos prestó su receta de wheaten (un tipo de soda bread) con manzana y canela. Por la presencia de la fruta y la mayor cantidad de harina blanca, se trata de una versión algo más suave y dulce que el pan de Ditty's, y combina muy bien con productos salados como la morcilla. La dificultad de ambas variantes es la misma: para tontolabas.
Los dos panes llevan un ingrediente que te puede costar encontrar en España: el buttermilk o suero de mantequilla. En Lidl lo venden, pero si no tienes ninguno cerca, puedes sustituirlo sin problemas por yogur diluido con un poco de agua. Según Kelly, también funciona la leche cortada, pero ante la posibilidad de que los talibanes higienistas que vigilan este blog se me echen encima, no me atreveré a recomendar su uso. En cuanto a la harina, Ibán Yarza recomienda encarecidamente el uso de una integral molida a la piedra: la dulzura del pan que hagas en casa se parecerá mucho más a la del original irlandés.
'SODA BREAD' INTEGRAL
Ingredientes
- 400 g de harina integral, a poder ser molida a la piedra
- 75 g de harina blanca de repostería
- 25 g de copos de avena
- 9 g de sal
- 9 g de bicarbonato
- 25 g de miel
- 25 g de mantequilla fundida o aceite de oliva
- 500 ml de buttermilk o de yogur diluido en agua (3/4 partes de yogur, 1/4 de agua)
Preparación
- Precalentar el horno a 230º.
- Mezclar las harinas, la avena, la sal y el bicarbonato en un bol grande.
- Añadir la miel, la mantequilla fundida o el aceite y el buttermilk o el yogur diluido. Mezclar con las manos lo justo para formar una masa homogénea.
- Poner la masa en uno o dos recipientes metálicos de los de hacer bizcocho o pan de molde. Espolvorear la masa con harina o copos de avena, y aplastarla un poco con las manos. Hacer dos cortes en cruz a la masa con un cuchillo.
- Hornear 20 minutos. Bajar la temperatura a 200 y mantener unos 20 minutos más aproximadamente hasta que el pan esté hecho.
'SODA BREAD' CON MANZANA Y CANELA
Ingredientes
- 225 g de harina integral, a poder ser molida a la piedra
- 225 g de harina blanca de repostería
- 1 cucharada de aceite de girasol
- 350 g de manzanas, peladas y cortadas en cubitos
- 1/2 cucharadita de sal
- 1/2 cucharadita de canela
- 1 cucharadita y media de bicarbonato
- 1 cucharada de miel
- 300 ml de buttermilk o yogur diluido en agua (3/4 partes de yogur, 1/4 de agua)
Preparación
- Precalentar el horno a 220º.
- Mezclar las harinas, el bicarbonato, la sal y la canela en un bol grande, y la manzana y la miel en uno pequeño.
- Formar un hueco en el centro y verter el aceite, el buttermilk o el yogur diluido y la miel con manzana. Mezclar lo justo para que se forme una bola de masa.
- oner la masa encima de una superficie enharinada y formar un disco de unos 3 o 4 centímetros con la masa. Conviene amasar lo mínimo porque si no el pan saldrá duro.
- Pasar la masa a una bandeja de horno enharinada. Hacerle una cruz con un cuchillo. Espolvorearla con un poco de harina o pintarla con más buttermilk o yogur diluido.
- Meterlo al horno y bajar la temperatura a 180º. Hornear entre 30 y 40 minutos, o hasta que al tocar la base del pan suene hueca. Enfriar sobre una rejilla.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.