¿Usar el horno dispara la factura de la luz?
La subida del precio de la electricidad ha convertido el horno en un electrodoméstico maldito para muchos cocinillas. ¿Gasta tanto como se dice? ¿Hay formas de usarlo más económicas? Resolvemos éstas y otras dudas.
Los titulares de los periódicos llevan ya unos meses que hablan del coste de la energía como si de atletismo olímpico se tratase. "El precio de la luz fulmina su récord histórico en España", publicó la SER el 7 de marzo. "El precio de la electricidad sigue desatado", llevaba EL PAÍS a finales de 2021. Cambien el sujeto por, qué sé yo, los sintagmas "Usain Bolt" o "Fermín Cacho": funcionan igual. Unas vergonzantes plusmarcas que pagamos todos, claro.
Con este panorama de facturas de luz inasumibles para muchas familias, algunos electrodomésticos empiezan a parecer prescindibles: uno de los señalados en las casas es el horno eléctrico. Como muestra, las respuestas de algunos usuarios en recetas que lo utilizan cuando las hemos colgado en redes sociales: "Tirar de horno se ha convertido en un deporte de riesgo para los bolsillos", nos comentó una persona en Facebook.
Pero, ¿es tan caro ponerlo en marcha? ¿Hay modelos que consumen menos que otros? ¿Cómo podemos optimizar su uso? Para responder a todas estas preguntas hemos contactado con expertos del sector, que nos han explicado sus características técnicas y aportado algunos consejos sobre este tema. Así quizás le quites el candado que le pusiste cuando la electricidad se apuntó a alpinismo. O no.
¿El horno es el electrodoméstico que más consume?
Este aparato carga con la fama de consumir más que un choni de fiesta, pero la respuesta es clara: no, no es el que más energía gasta. El frigorífico es quien ocupa el primer puesto entre los equipamientos a nivel de hogar, con un 30,6% del total de electricidad, según un informe del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE).
Por su parte, el horno representa el 8,3% de ese total, tal y como apunta el mismo estudio. Aunque esta cifra no significa que este aparato no suponga un coste añadido cuando lo encendemos: "Tengo monitorizado el consumo eléctrico en mi casa, y cuando cocino unas pizzas o hago algo de repostería, ese día el gasto se incrementa entre un 25 y un 30%", asegura Diego Mateos, director general de GESE servicios energéticos.
Para hacernos una idea real de cuánto nos cuesta utilizarlo, desde la OCU nos informan de que una hora y media de horno a 180ºC, que es el tiempo que deberíamos cocinar el pollo relleno de pan de centeno y manzana de esta receta, cuesta de media 43 céntimos. "Calculado a precios de la penúltima semana de marzo, que fueron muy altos, va de los 31 céntimos en la hora más barata a los 56 en la más cara. El coste final depende de la hora en la que se ponga", ilustran desde el departamento de comunicación de esta organización.
Como es obvio, la nevera necesita estar enchufada a la corriente todo el rato para poder mantener en buen estado los alimentos. En cambio, el uso del horno es más limitado, se circunscribe a recetas concretas como carnes, verduras y pescados asados, pizzas o bizcochos, de ahí que el consumo a nivel general sea inferior.
¿De qué factores depende el gasto energético de un horno?
"Influye tanto tiempo como temperatura: pedir al horno que se ponga a 200ºC en un minuto supone un pico de consumo, ya que debe hacer un esfuerzo para llegar a esos grados y en ese tiempo", comenta Marta Lucas, directora de marketing de Fagor Electrodomésticos.
Pero ¿qué variable tiene más peso? ¿Gastamos más energía en un ciclo corto a una alta temperatura o en un horneado largo a menos grados? "Cuanto más corto sea el periodo y altos los grados, más energía necesita", aclara Marta. "Al horno le ocurre lo que al frigorífico: al ponerlo en marcha es cuando pega el petardazo de consumo; una vez que está en los grados normales de uso, si el aislamiento es bueno y no lo abres mucho, la temperatura se mantiene estable y no gasta mucho más", añade Francisco Ledesma, product manager de hornos de BSH Electrodomésticos.
¿Hay hornos que consumen menos que otros?
Esta es la duda que puede que se hayan planteado aquellos que miran con desprecio su horno arrepintiéndose de por qué no compraron otro que gastara menos. En el tema del consumo de electricidad de los electrodomésticos, un indicador fiable es la etiqueta de eficiencia energética, algo que Enrique García, de la OCU, considera "fundamental": "Primero porque a lo largo de la vida útil del aparato hemos comprobado que son más baratos. Así de simple y así de sencillo. Y luego pues son más respetuosos con el medio ambiente".
Sin embargo, con los hornos no ocurre lo mismo que con el resto de equipamientos del hogar: "En el mercado son todos clases A, A+ y A++, y realmente las diferencias entre estos son realmente poco significativas", comenta Francisco Ledesma, de BSH. "Al final, la potencia que necesitas para alcanzar los grados es casi la misma porque funcionan por resistencia eléctrica. No hay un horno que sea de bajo consumo", dice el experto en energía Diego Mateos.
La pirólisis, un gasto opcional extra
La pirólisis es un sistema que traen incorporado algunos hornos y que permite la autolimpieza del interior del aparato. ¿Cómo consigue un electrodoméstico quedarse impoluto él mismo? Elevando la temperatura a unos 500ºC para así carbonizar los restos de alimentos que hayan quedado desperdigados dentro. Como es evidente, esto representa un coste extra importante, dado el elevado precio de la luz: "La limpieza pirolítica gasta mucha energía. Con las tarifas actuales supondría alrededor de 1,50 euros, aproximadamente", aseguran desde la OCU.
Consejos prácticos para usar el horno
Una vez visto que no hay modelos de bajo consumo y que el gasto energético que implica es alto, solo queda conocer algunas recomendaciones para su utilización. ¿Son la panacea y hará que las compañías eléctricas te den un cheque al portador? No, pero al menos te servirán para optimizar su uso.
1. No abras la puerta cada diez segundos. Este es el consejo más básico de todos, y puede que uno de los más prácticos. "Es importante no estar abriendo y cerrando la puerta del horno mientras lo estás usando. Primero porque los resultados de cocción no serán buenos en algunos casos. Y segundo, porque cada vez que la abrimos perdemos humedad y el calor que había en el interior, por lo que el electrodoméstico tendrá que volver a generarlo", afirma Francisco Ledesma.
2. Aprovecha el calor residual. "Se puede apagar el horno un poco antes del tiempo de finalización de la receta; el calor residual hace que el alimento se continúe cocinando sin gastar nueva energía", aconseja Enrique García desde el departamento de comunicación de la OCU. O también se puede utilizar "para confitar unos pimientos o unas cabezas de ajo, o para asar unas manzanas echándoles azúcar, un poco de canela y mantequilla", tal y como le comentó el chef Ricardo Sotres a Mikel López Iturriaga en este artículo.
3. Puedes meter varios alimentos a la vez. Ya que enciendes el horno, ¿por qué no cocinar varios platos a la vez? "Puedes poner pescado y en otro nivel las patatas, por ejemplo, y así se aprovecha mejor el espacio y el mismo calor para diferentes cocciones", dice Ledesma, de BSH Electrodomésticos. O meter dos pizzas, en lugar de hacerlas de forma separada.
4. Si vas a hornear más de un plato, usa el ventilador. En relación con el consejo anterior, el ventilador puede ser tu aliado para cuando quieres hornear en varios niveles a la vez: "La función del ventilador es homogeneizar el calor en toda la cavidad. Eso hace que al final se reparta de forma igual por todo el alimento, da igual el nivel en el que esté. Esto permite además hacer una cocción multinivel, porque puedes poner platos en diferentes bandejas y cocinarlos todos a la vez", declara Marta Lucas, de Fagor.
5. Si la receta lo permite, hazla con antelación y evita las horas más caras. Hay elaboraciones que se pueden dejar hechas con tiempo y así te libras de hornear en los tramos horarios de mayor coste. "En la medida de lo posible hay que evitar el horno entre las 8 y las 9 de la noche, que suele ser la hora más cara del día", informan desde la OCU. Aunque, a decir verdad, llevamos varias semanas en las que el precio más bajo es ya de por sí alto. "Un coste razonable empezaría a ser unos 100 euros el megavatio hora en el mercado mayorista, y alrededor de unos 0,16 euros el kilovatio hora en el minorista. A partir de ahí podríamos cocinar con más alegría", apunta Diego Mateos.
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