A las trincheras, que nos atacan la paella
La paella y Greenpeace es la extraña combinación protagonista de la polémica gastronómica del fin de semana. El plato de arroz aparecía en un vídeo de la delegación británica de la ONG, en él que se denunciaban las prácticas ilegales de parte de la flota pesquera española, la dejadez del Gobierno y el uso de subvenciones de la UE para mantener un tipo de pesca no sostenible. La asociación del clásico valenciano con la destrucción medioambiental desató las protestas en las redes sociales, hasta que los ecologistas retiraron el vídeo.
Este empezaba diciendo: "Vete a España. Pide una paella. Acércate mucho. El pescado en España empieza a oler a podrido y a nadie parece importarle". A partir de ahí se desgranaban las conclusiones de un estudio que pone en solfa nuestra industria pesquera a gran escala, dañina en términos ecológicos e ineficaz en el aspecto económico.
Tras aparecer la noticia del vídeo en algunos medios, que lo interpretaron como un ataque a la paella desde la Pérfida Albión, las quejas no se hicieron esperar. En Twitter se creó la etiqueta #PaellaSi para los mensajes de apoyo al plato, a la vez que chefs como Quique Dacosta mostraban su indignación. "España no se merece los ataques que siempre sufrimos. El eslogan 'la paella huele a podrido' no lo acepto como defensa del mar. Usáis a la paella, a los millones de pescadores que hacen bien su faena y atacáis solo a España y la paella como mal de los océanos", afirmó.
Dacosta preguntó a la delegación española de la organización si respaldaba el vídeo del Reino Unido. Ésta respondió que Greenpeace no está en contra de la paella, sino de la pesca destructiva, y remitió a un informe propio sobre el asunto que pone los pelos de punta. Finalmente, ante la amenaza de que la polémica se volviera contra los ecologistas, Greenpeace del Reino Unido cerró el vídeo en YouTube.
Puede que la referencia inicial a la paella y su olor no fuera demasiado afortunada, pero me cuesta ver la animación como una andanada contra nuestro plato más internacional. Nadie pareció ver el final del vídeo, en el que se dice que si las prácticas pesqueras abusivas continúan, "no habrá más paella". ¿No es esta frase una defensa de la misma?
En ese sentido, me siento bastante cercano a lo que argumentaba el chef Francis Paniego, del restaurante Echaurren, en su conversación sobre el asunto con Dacosta en Twitter. "Ponen de ejemplo la paella pero denuncian una verdad como templo", aseguraba. "La flota pesquera española es la más subvencionada de la Unión Europea, y esquilman, aniquilan y arrasan los mares de medio mundo. Hay empresas pesqueras españolas que a mí me causan mucha vergüenza. Si ves el vídeo, a mí no me ha parecido un ataque a la paella".
En efecto, la paella es un simple ejemplo de plato en el que se usa pescado en España, y el más conocido en el Reino Unido. Dudo de que ninguna persona con dos dedos de frente en ese país la boicotee tras haber visto el vídeo, porque el problema no es la paella en sí misma, sino el origen del pescado.
La pesca de arrastre de profundidad se está cargando el medio ambiente marino, llevándose por delante todo lo que pilla. Entre el 30 y el 60% de lo que se obtiene con este método infame se devuelve muerto al mar. Para más inri, este método de pesca está subvencionado: como ejemplo, de cada kilo de gallineta a 22 euros, 4,40 ya han sido pagados con nuestros impuestos según Greenpeace. ¿Y quién pesca de esta forma? Pues España tiene el dudoso honor de ser líder en la UE, con un 38% de las capturas.
En cualquier caso, y ya que nos ponemos a defender la paella, no estaría mal abominar de los infames bodrios que se sirven bajo ese nombre en todo el territorio nacional. Esos arroces plastosos o mal precocinados, en los que asoman la cabeza tristes mariscos y pescados congelados de cuarta y que poco tienen que ver con el delicioso plato original. Sin que nadie parezca rasgarse las vestiduras, incontables restaurantes se los echan cada día turistas y locales. Eso sí que es un atentado a la paella.
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