_
_
_
_

Dos ruedas ágiles y sostenibles

La transformación de la movilidad urbana y el factor eléctrico impulsan, poco a poco, el renting de motos, bicis y patinetes

EXTRA RENTING 27-05-22
Jordi Pastor

Parece que el renting de motos y vehículos ligeros de dos ruedas (bicis y patinetes) comienza a transitar el prometedor futuro que se le augura en España, impulsado por una mayor implantación en el ámbito profesional (más tímida entre particulares), gracias a la transformación de la movilidad dentro de las ciudades y la irrupción del segmento eléctrico.

Con cautela, eso sí, pues sus cifras aún son residuales comparadas con la automoción —que matricula en renting uno de cada cuatro vehículos en España— y, según José-Martín Castro, presidente de la Asociación Española de Renting (AER), el renting de motos aún “no conforma una masa crítica” dentro del parque español (más de 805.500 vehículos). Desde la asociación se aprecia “que las matriculaciones de renting de motocicletas y ciclomotores en el primer trimestre de 2022 se han más que duplicado con relación al mismo periodo de 2021″, concreta Inma García, directora de comunicación. El indicativo de una tendencia que seguirá aumentando en el futuro.

“Tiene todo el sentido”, coincide José María Riaño, secretario general de la Asociación Nacional de Empresas del Sector de Dos Ruedas (Anesdor), quien cree que los ingredientes para que el renting motero se desarrolle están en el mercado, y solo falta que marcas y empresas del sector apuesten por él. “La sociedad ha salido de la pandemia con ganas de vivir, de salir, y la moto de ocio es precisamente eso, sensación de libertad”, asegura. “Si alguien tenía en mente comprarse a futuro la moto de sus sueños, parece que esté anticipando el cumplimiento de esos sueños”, afirma, pues las ventas en los cuatro primeros meses de 2022 han crecido casi un 10%, especialmente en modelos para ocio y deporte, que suponen casi la mitad de la cuota de mercado en España, frente al sector de la movilidad, liderado por los scooters.

Barrera cultural

La cuestión que surge es por qué no crece con igual nervio la opción del renting (3,4 % de las matriculaciones totales en 2020, según Anesdor). “Hay una barrera cultural”, explican desde AER. “La cultura motera tiene un afán de pertenencia que en el coche hemos superado hacia una movilidad más racional”, dice Inma García, aunque hay indicios de cambio de prioridades entre los nuevos clientes que llegan al renting: una concienciación de sostenibilidad, rechazo de compromisos a muy largo plazo y, en situaciones de incertidumbre, una preferencia hacia el pago por uso, sintetiza el presidente de AER.

Damián Martín, director del área B2B en Cooltra, cuya plataforma de renting alcanza las 5.000 unidades entre uso empresarial (B2B) y particular (B2C), añade una falta de cultura financiera que perpetúa la creencia de que el renting es una opción más cara que la compra: “Se olvida que tiene incluido una serie de servicios que al comprar también se van pagando a lo largo del tiempo, como el seguro, el mantenimiento… La gente se acuerda cuando va al taller y paga 700 euros de reparación”. Para Riaño, de Anesdor, la ausencia de un histórico en la tasación del valor de las motos, es decir, “el valor que tendrá la moto al terminar el renting”, también lastra el despegue de este mercado, pues conocerlo de antemano es clave para fijar el precio del alquiler y dar salida después a estos vehícu­los en el mercado de ocasión.

Dos claves de futuro

La nueva movilidad urbana de dos ruedas va a modificar el modelo cultural que existe en torno a la moto”, vaticina José-Martín Castro. En este contexto, Daniel Ruiz, supervisor de desarrollo de negocio en Alphabet, empresa que ha crecido un 20% en renting de motos en los últimos cuatro años, observa un cambio en el perfil del usuario, “que usa la moto menos por la parte emocional y más por su utilidad, como herramienta para desplazarse, y que se sitúa más cerca del pago por uso”. El crecimiento que ha experimentado Cooltra en su división B2B —un 48% en el último año— muestra este cambio de escenario. En torno al 80% de su flota de renting (no incluye el segmento sharing) se dedica a uso profesional, especialmente en delivery y última milla de e-commerce, pero también figuran empresas de seguridad o cuerpos policiales como la Guardia Urbana de Barcelona o la Policía Municipal de Madrid. “Conforme el espacio urbano sea más reservado al peatón y menos al coche, la moto se va a evidenciar absolutamente necesaria”, apostilla Castro.

La segunda clave es la irrupción de la moto eléctrica, pues la incertidumbre tecnológica que genera puede animar, según Riaño, el sector de alquiler. “Estamos hablando de un mercado novedoso, con una evolución tecnológica rapidísima, y una fórmula de renting viene a solucionar estos reparos”, aclara. “Nadie duda de que funciona perfectamente”, reconoce Daniel Ruiz, “pero la incertidumbre de que en el futuro llegará un producto más moderno, con más prestaciones y a mejor precio”, añade, puede favorecer la opción del renting, que ofrece una moto eléctrica a cuota fija con todo incluido (seguro, mantenimiento, daños).

“En 2018 hubo un cambio en el mercado”, explica Damián Martín. Desde entonces, la demanda de renting eléctrico en Cooltra no ha hecho más que crecer, especialmente en los vehículos de uso profesional. “En nuestra división B2B la moto eléctrica representa el 72% de la flota”, porque para las empresas, explica, el volumen de kilómetros al mes, y el consiguiente ahorro de combustible, resulta diferencial. Entre particulares, la tendencia es menos acusada, y la demanda eléctrica representa el 20% del segmento B2C.

El ‘microrrenting’ conquista la ciudad

El modelo de suscripción abre un “paradigma de movilidad diferente y que, probablemente, sea el futuro”, opina Inma García, de AER. Una evolución del renting clásico dirigida a quienes apuestan por bicis y patinetes para moverse por la ciudad, pues elimina la permanencia obligatoria y, a diferencia del sharing, permite disfrutar de un vehículo propio (mantenimiento y seguro incluidos). Wyfly, Gomeep, Swapfiets o la más reciente Kleta personifican el crecimiento de esta modalidad en España; nacida en julio de 2020, esta última firma supera las 1.500 suscripciones activas y tiene presencia en tres ciudades (Barcelona, Valencia y Sevilla). Una expansión que Falk Siegel, cofundador de Kleta, atribuye a una buena retención del cliente, “no reemplazan el servicio por una bici propia ni cambian a otros métodos de transporte”, asegura, y al empuje de la bici eléctrica. Eso sí, “el mercado es muy incipiente”, advierte Jesús Freire, secretario de la Asociación de Marcas y Bicicletas de España (AMBE), y aún “estamos en una sociedad cochista”, dice Damián Martín, de Cooltra. Una sociedad en la que Siegel reconoce la necesidad de una “educación de todos los que participan en el tráfico, porque al final un ciclista es mucho más débil que alguien en una moto o en un coche”. También falta madurez legislativa, explica George Parker, CEO de Gomeep, especialmente respecto a los patinetes: “Un día no se necesita casco, y al día siguiente sí; un día no se necesita seguro, pero al día siguiente es obligatorio mostrarlo. Hay mucha ambigüedad en torno a la regulación de uso por ser un producto relativamente nuevo”, afirma Parker.

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites
_

Sobre la firma

Jordi Pastor
Redactor de la sección Extras especializado en medio ambiente y naturaleza, antes trabajó en el suplemento El Viajero. Inició su labor profesional en 'Desnivel', editorial referente en información sobre montaña y escalada. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y culminó sus estudios en la Universidade de Coimbra.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_