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Tecnologías para exprimir hasta la última gota

Una mayor inversión en herramientas digitales es crucial para avanzar hacia una gestión más inteligente del agua en ciudades y regadíos

Sala de control de Dinapsis en Valencia, desde donde se supervisa la red de suministro de agua de la ciudad.
Sala de control de Dinapsis en Valencia, desde donde se supervisa la red de suministro de agua de la ciudad.Eduardo Manzana (AGBAR)

En un contexto como el actual, marcado por una emergencia climática que multiplica los periodos largos de sequía y los fenómenos meteorológicos extremos, garantizar los recursos hídricos se convierte en algo más que una necesidad. En España, los datos demuestran la dimensión del problema. En los próximos años, según prevé el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), disminuirán hasta el 25% las provisiones hídricas nacionales. La cifra alcanzará el 40% en el sureste peninsular para finales de siglo.

Por eso, conocer al detalle las reservas, suministros, consumos actuales y demandas futuras es fundamental para garantizar el abastecimiento tanto en las ciudades como en los regadíos y la industria. Consciente del reto, el sector hace ya tiempo que se ha puesto manos a la obra para gestionar mejor hasta la última gota. La solución pasa por aprovechar las herramientas digitales, que permiten anticiparse a cualquier eventualidad y, además, reutilizar el agua para otros fines, como limpieza de calles, riego de zonas verdes urbanas, campos agrícolas…

“La evolución de las tecnologías relacionadas con los sensores ha tenido un papel importante. El despliegue de redes extensas nos ha habilitado para obtener grandes cantidades de datos, capaces de convertirse en información de valor para la toma de decisiones”, admite el director de Soluciones y Tecnologías Ambientales de Agbar, Guillermo Pascual. Esta empresa de origen español gestiona el ciclo integral del agua en 1.100 municipios españoles —entre ellos Barcelona— en los que viven 13,6 millones de habitantes.

La compañía ha desarrollado una red de hubs denominada Dinapsis, que se nutre de los datos obtenidos por los sensores desplegados a lo largo de más de 68.000 kilómetros de redes de abastecimiento de agua potable y otros 35.000 de saneamiento. Cada día, estos dispositivos generan unos 15 terabytes de información, y los algoritmos de inteligencia artificial (IA) analizan todo este volumen descomunal de datos. Esto permite a Agbar desplegar las soluciones adecuadas para la transformación digital de la gestión del agua y la salud ambiental de los territorios en los que presta su actividad.

“Nuestro principal desafío tiene que ver con la digitalización. Debemos utilizar las mejores tecnologías para proporcionar a los consumidores un agua de calidad extrema y, a la vez, depurarla y devolverla a los ríos y al mar en las mejores condiciones”, coincide el presidente de la Asociación Española de Abastecimientos de Agua y Saneamiento (Aeas), Pascual Fernández. Herramientas como los gemelos digitales, computer vision, 5G, IA y machine learning, entre otras, se incorporan a todas estas soluciones de gestión hídrica.

Impacto en áreas estratégicas

En este proceso, la inversión es imprescindible. La Asociación de Empresas Constructoras y Concesionarias de Infraestructuras (Seopan) advierte que, pese a que el 72% del territorio padece un estrés hídrico severo, España es el país con menor financiación por habitante en protección del medio ambiente de entre las mayores economías europeas, con un gasto de 24 euros en 2019, frente al promedio medio de 40 euros. “Supone un grave problema, ya que el agua es clave para el desarrollo de sectores estratégicos como el turismo, la agricultura y la ganadería”, denuncia esta patronal.

De hecho, casi el 81% del agua utilizada se destina al regadío y actividades agrícolas, seguido del abastecimiento urbano, que supone el 15,5%. En torno al 23% del agua potable ya tratada en los municipios se pierde a través de las redes de distribución, por lo que el margen de mejora es enorme. Pasa lo mismo con la que se reutiliza, que es “alrededor del 15% de toda el agua que depuramos, unos 650 hectómetros. Este volumen es de los más elevados del mundo, y podemos recuperar todavía más en determinadas zonas”, destaca Pascual Fernández.

La digitalización no solo mejora los procesos para la gestión del agua. También ayuda al consumidor final. Ocurre con la telelectura de contadores. El Canal de Isabel II ya proporciona este servicio en 300.000 puntos de suministro de la Comunidad de Madrid y su intención es conectar más de 1,6 millones de contadores en la región de aquí a 2026. Esta tecnología permite obtener información de los usuarios cada hora, los 365 días del año. De esa manera, se puede conocer con exactitud y casi al instante si hay consumos anómalos, fugas o pérdidas en las instalaciones, en vez de detectar los fallos con semanas de retraso. El análisis de datos históricos también permite a esta empresa pública calcular la probabilidad de roturas a lo largo de sus 18.000 kilómetros de red de tuberías. “Supone un ahorro de agua, de dinero y de molestias a los clientes. Desde que aplicamos esta técnica, hemos logrado reducir las roturas a un tercio”, admite el subdirector de Telecontrol del Canal de Isabel II, Javier Fernández.

“Ahí es donde están los mayores avances, en el tratamiento de los datos”, confirma el catedrático de Ingeniería Hidráulica en la Universidad Politécnica de Madrid (UPM), Luis Mediero, quien menciona también otra tecnología muy útil en el sector: los drones. Para llevar a cabo el mantenimiento de las redes de alcantarillado, por ejemplo, se recurre a estos aparatos, capaces de monitorizar grandes superficies con imágenes en tiempo real.

Un PERTE con más de 3.000 millones de euros

En un país tan expuesto a los efectos del cambio climático como España, transformar y modernizar los sistemas de gestión de los recursos hídricos es una cuestión de Estado. Con esta idea, el Gobierno aprobó a mediados del año pasado el ­PERTE de Digitalización del Ciclo del Agua. El proyecto prevé movilizar más de 3.000 millones de euros, entre dinero público procedente de los fondos NextGeneration e inversiones privadas, y crear alrededor de 3.500 puestos de trabajo. Entre sus objetivos, plantea ayudas para que los municipios aumenten la implantación de sistemas de medición como contadores inteligentes y plataformas de big data para analizar toda la información recogida. 

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