Cursos superiores de género con arraigo
Los estudios feministas se consolidan en universidades públicas y privadas, así como escuelas de formación de tipo empresarial
En el año 2006, gracias al Plan Bolonia, comenzaron a impartirse en España los primeros másteres oficiales con perspectiva de género. Dos años después, en 2008, la Universidad Rey Juan Carlos (URJC) arrancaba el primer grado relacionado con esta materia. Un grado que estuvo activo hasta 2014, cuando desapareció de la oferta académica por motivos políticos, según la Plataforma Universitaria de Estudios Feministas y de Género, pero que la Universidad Autónoma de Barcelona se propuso recuperar en 2018, lanzando así el único grado que existe actualmente sobre género y feminismo en nuestro país. Sí hay también diversos doctorados en estudios de género y feministas: un total de ocho programas de doctorado en las principales universidades españolas. Si bien algunas de estas formaciones se centran en estudios de género y feministas, ofreciendo un aprendizaje multidisciplinar, otras lo hacen de forma más concreta en políticas de igualdad, discursos, derechos, cultura o violencia de género, entre otros. Conocimientos fundamentales en el marco de la construcción de un contexto más justo y avanzado, equiparable a otros países europeos que nos llevan décadas de adelanto en este sentido.
Mónica Carabias Álvaro, coordinadora del Doctorado en Estudios Feministas y de Género de la Universidad Complutense de Madrid, explica que, como otros campos de estudio, los estudios feministas y de género comenzaron siendo disciplinas prácticamente autodidactas a las que se llegaba como reflexión personal sobre el propio trabajo, y que poco a poco fueron surgiendo estudios superiores en diferente grado de formalización; desde la aparición de distintas asignaturas dentro de los planes de estudio hasta la formación de grado, máster y doctorado que encontramos actualmente en España.
Para Rosa San Segundo, presidenta de la Plataforma Universitaria de Estudios Feministas y de Género, la formalización de estos estudios ha sido un avance incuestionable porque el feminismo académico ha conseguido que las mujeres existan en el mundo de la ciencia. “Hasta ahora, las mujeres no hemos existido en el lenguaje, en el conocimiento, en la medicina, en la filosofía, el urbanismo, la farmacología… Las distintas disciplinas que existen no han tenido en consideración a la mujer”, señala, y añade que si bien las mujeres hemos accedido de forma masiva a las universidades, a la investigación, no solo basta con acceder y hacerlo en igualdad de condiciones; las mujeres también deben estar en los contenidos, formar parte de ellos, tanto a nivel teórico como investigador.
Carácter transversal
Los estudios de género y feminismo tienen un carácter transversal y pueden abordarse desde diferentes disciplinas y perspectivas. Entre las materias que se cursan destacan aquellas relacionadas con políticas públicas, género y salud, diversidad, teorías feministas o fundamentos de investigación, entre otras. Sin embargo, desde la Plataforma Universitaria de Estudios Feministas y de Género lamentan que los estudios sobre feminismo o igualdad de género estén marginados con respecto a otros países europeos porque en nuestro país no existe todavía un área científica específica, y esto es algo que perjudica a las investigadoras. “Las universitarias que se han especializado en género y feminismo se encuentran con que cuando quieren investigar en este ámbito deben hacerlo desde otras disciplinas. No hay un área científica específica de investigación en género que esté reconocida desde la Administración”, explica Rosa San Segundo.
El programa de doctorado que coordina Mónica Carabias se imparte desde 2013 y acaba de ser renovado para los próximos seis años. Por él han pasado medio centenar de estudiantes y cuenta ya con 22 personas egresadas. Marta Evelia Aparicio, profesora del Máster Universitario Oficial en Estudios de Género de la Universidad Complutense de Madrid, considera que estos estudios tienen un importante éxito de matrícula. En el caso del máster del que forma parte, este curso han tenido 225 solicitudes en la primera preinscripción para 60 plazas. Una formación que cuenta con numerosas y diversas salidas profesionales. “Las personas que superan el máster pueden trabajar como agentes de igualdad en ayuntamientos, centros de acogida de mujeres, asociaciones, ONG o empresas privadas. Incluso algunas crean sus propias consultorías y asociaciones”, señala Marta Evelia.
Mónica Carabias considera que es importante apostar por estos estudios si queremos situarnos al mismo nivel que otras universidades europeas y americanas. Lo mismo señala Rosa San Segundo, y recuerda que los mejores centros universitarios del mundo tienen estudios de género. Algo que para estas expertas es importante porque, por un lado, permite a las universidades ser más competitivas y avanzadas, y, por otro, contribuye a la puesta en marcha de políticas de igualdad, como se ha visto en los últimos 20 años en muchos países del mundo. Por consiguiente, estos estudios no solo son valiosos por las oportunidades laborales que puedan ofrecer, sino porque esta perspectiva sirve para la mejora de la sociedad.
“El siglo XX va a pasar a la historia como el siglo de las mujeres: hemos pasado de no existir a estar en el mundo. Y es lógico que nos esté costando entrar en el ámbito científico. Pero estamos ahí, es un camino que no tiene vuelta atrás”, dice Rosa San Segundo.
Más alumnas que alumnos
Las mujeres se interesan más por los estudios superiores de género. Según Marta Evelia Aparicio, solo un 2% del alumnado son hombres. Cuenta, eso sí, que los que se matriculan “son alumnos excelentes, comprometidos y muy dispuestos a gestionar el cambio social”. El Programa de Doctorado en Estudios Feministas y de Género del Instituto Universitario de Investigaciones Feministas (Instifem) también cuenta con una mayoría femenina: según Mónica Carabias, el 90% del estudiantado son mujeres. Por su parte, Rosa San Segundo señala que aún falta mucha concienciación de la importancia de este tipo de contenidos específicos, pero también mucha formación integrada en las disciplinas que ya existen. “Necesitamos construir un área de conocimiento que tenga en cuenta el género porque es impensable estudiar Filosofía, Antropología, Historia, Matemáticas… sin incluir a las mujeres, sus aportaciones. Son muchos los beneficios que nos reporta como sociedad que hombres y mujeres se formen desde esta perspectiva”.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.