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Biometano: otra vía para paliar la crisis energética europea

La UE potenciará esta alternativa renovable junto al hidrógeno y biogás, a pesar de los riesgos de fugas durante la producción

Planta de biogás en Vila-sana (Lleida) de Naturgy.
Planta de biogás en Vila-sana (Lleida) de Naturgy.

Ya quedan lejos los 155.000 millones de metros cúbico (bcm) de gas natural que Rusia vendió a la Unión Europea (UE) en 2021. Hoy, a raíz del conflicto en Ucrania, los países comunitarios afrontan un corte del suministro gasístico ruso equivalente a dos quintas partes del consumo total. Ante este escenario, el Ejecutivo comunitario presentó en mayo el plan RepowerEU para poner fin a la dependencia energética rusa. Dicha iniciativa contempla medidas para la diversificación del suministro, la eficiencia y la producción de otras fuentes de energía como el hidrógeno verde, el biogás o el biometano, entre otras. Solo en el caso de este último, se establece un objetivo comunitario para producir hasta 35.000 millones de metros cúbicos (bcm3) para 2030. Y es que, al igual que el biogás, el biometano parte de la digestión anaeróbica de materia orgánica (como purines, lodos de depuradoras o residuos de vertederos) de las bacterias que, en su proceso de fermentación, generan metano (CH4), valorado por su gran potencia energética. Tras un proceso de tratamiento, se consigue producir biogás destinado a usos térmicos, pero no apto para su inyección en las redes de suministro por contener alrededor del 55% de CH4, muy por debajo del 90% mínimo que exigen los criterios técnicos para el consumo generalizado. Esta condición sí la cumple el biometano una vez que esta energía, procedente del biogás, es sometida a un proceso de mejora (upgrading) en centrales específicas que consigue un contenido de CH4 superior al 90%. Y de ahí su importancia, señala Joan Batalla, presidente de la Asociación Española del Gas (Sedigas), al cumplir los requisitos “para poder inyectarlo y que sea totalmente intercambiable con el gas natural”.

La Comisión Europea (CE) sitúa a España entre los tres países comunitarios con mayor potencial de producción de biometano para 2050, según un informe de abril de 2020 al que hace referencia Batalla: hasta 137 teravatios hora (TWh). “Un tercio de la demanda de gas natural se puede descarbonizar por biometano”, extrapola. De hecho, Sedigas ha estimado (basándose en datos del IDAE y la CE) que esto equivaldría a toda la demanda doméstica y un tercio de la demanda industrial. Actualmente cifra en más de 200 los proyectos en España relacionados con estas energías “en diferentes grados de madurez”, en los que participan todos los actores del sector: comercializadoras, productoras y distribuidoras. Es el caso de Biolvegas, la primera planta nacional de biogás por valorización de residuos que impulsa Nortegas en Soria junto a otros socios, que conllevará la inyección directa de hasta 38 gigawatios hora (GWh) anuales de biometano a la red de suministro.

Apoyo administrativo

Pero desde la industria creen que aún hace falta mejorar una serie de herramientas administrativas. Lo dice abiertamente Javier Contreras, consejero delegado de Nortegas, para quien “es necesario apoyo institucional a través de un marco regulatorio estable y claro que acelere los procesos de tramitación de plantas de generación y permita la valorización de esta fuente de energía renovable por medio de un sistema eficiente de garantías de origen”. Este es el caso del real decreto aprobado el pasado mayo, que supuso el inicio en el desarrollo de dicha certificación para “que los consumidores pongan en valor el origen renovable del gas que consuman”, según Silvia Sanjoaquín, directora de nuevos negocios de Naturgy. Sedigas lleva trabajando, agrega Batalla, “muchos meses” con la Administración en una implementación de las garantías de origen, que la asociación espera que estén en marcha para marzo de 2023. “Esto permitirá amplificar los beneficios en el corto plazo, ya que la inyección en la red de gas permite que esta energía descarbonizada llegue a un mayor número de usuarios con unos costes bajos asociados a la adaptación de sus instalaciones”, sostiene Sanjoaquín.

Si bien desde el sector productivo se califica a esta fuente de energía como 100% renovable y desea que así quede reflejado (como, por ejemplo, en los certificados de origen), desde Ecologistas en Acción advierten de que “es muy posible” que haya fugas de metano en una o todas sus etapas: tanto de producción como de transporte, distribución y uso. “Y depende de cuánto metano se fugue, estaremos con un sistema que está produciendo beneficios a nivel climático o no”, argumenta Marina Gros, coordinadora de la campaña La verdad del gas.

No es tanto la producción de esta energía en sí, sino las condiciones sobre las que se piensa que se quiere escalar. La visión de los ecologistas apoya el biogás y el biometano como opciones “viables a escala local y el circuito cerrado”, en referencia al autoconsumo o al abastecimiento en ámbitos rurales. Para Gros, el problema está en la deslocalización propia de los puntos de materia orgánica habituales, como los purines, los restos de las podas o los lodos de las depuradoras, que pondría en tela de juicio esa supuesta descarbonización.

Materiales para la elaboración

Residuos urbanos. La planta de biometano que se encuentra en el vertedero municipal de Valdemingómez recibe residuos de unos 3,2 millones de madrileños y amplió el pasado abril su capacidad para inyectar hasta 180 GWh, lo que equivaldría al consumo anual de 20.000 hogares. 
Lodos de depuradoras. La infraestructura de la planta de Bens (A Coruña) utiliza las aguas residuales y los lodos no reciclables, ambas fuentes de metano, para tratarlos y producir el biometano. La planta es fruto de una iniciativa conjunta público-privada entre Edar Bens, Naturgy, Nedgia y EnergyLab. 
Industria agroalimentaria. Naturgy, pionera en el desarrollo de este tipo de plantas de biometano, pondrá en marcha el próximo verano la planta de Vila-sana (Lleida), que se abastecerá de residuos agroganaderos, “apostando por el desarrollo de la economía local y la economía circular”, apunta Sanjoaquín. Supondría la tercera en el país y la segunda en Cataluña, junto a la ubicada en el municipio de Cerdanyola del Vallès (Barcelona), que produce su energía a partir del biogás que se obtiene de residuos sólidos municipales. 

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