La moda masculina se entrega a la heterodoxia y la sutileza en Pitti Uomo
La feria celebrada en Florencia acoge los desfiles de Marine Serre, Paul Smith y Pierre-Louis Mascia y da la bienvenida al nuevo diseño chino sin olvidar sus raíces italianas
La diseñadora Marine Serre, la firma invitada de la edición de verano de Pitti Uomo, la feria de moda masculina más importante del sector, eligió para su desfile de primavera-verano 2025 los jardines de Villa Maiano, una suntuosa mansión construida en la transición del Gótico al Renacimiento en las colinas de Fiesole, con vistas sobre Florencia. Celebrado el miércoles 12 de junio al atardecer con modelos estrella como el holandés Mark Vanderloo, el desfile mixto ―también incluyó numerosas salidas femeninas― estuvo inmerso en esa atmósfera lírica y misteriosa que suele evocar Serre. Su motivo más emblemático, una luna creciente invertida, sigue presente en forma de estampado o bordado en muchas de sus prendas, y en esta ocasión se aplica con aerógrafo sobre chaquetas y bolsos de cuero burdeos o color caramelo elaboradas en Italia.
El discurso de la francesa se solidifica en torno a uno de sus recursos predilectos, el reciclaje de tejidos: muchos de los diseños son vestidos y trajes hechos con tejidos recuperados, retales de patchwork, encajes y drapeados que hablan de la sobreproducción textil de nuestro tiempo y que afirma una forma especial de lujo. Son prendas únicas que asumen sus diferencias, del mismo modo que la marca asume la pluralidad de cuerpos, géneros y orígenes que dan forma al discurso de Serre. “Cuando diseño moda femenina no me limito a una sola personalidad o tipo de cuerpo, y aquí he hecho lo mismo”, declaraba antes del desfile, que concluyó con una decena de modelos vestidos de blanco en un alegato de paz en tiempos convulsos.
Serre ha sido la presencia internacional estrella de esta edición de la feria, que comenzó el martes y ha concluido este viernes 14 de junio. Pero su desfile vino precedido, el martes por la noche, por el retorno de un viejo amigo de Pitti. El británico Paul Smith fue en los años noventa el primer invitado internacional que desfiló en la feria y ha decidido regresar 30 años después con un formato más intrigante que el desfile. A lo largo de varios pases, como si fuera un espectáculo o una performance, el propio Smith explicaba a los asistentes de viva voz (y sin megafonía) una selección de modelos de su colección para el verano de 2025. “Lo que me gusta de Pitti es que el protagonismo es para la ropa”, aseguró el inglés, un ejemplo de orgullosa independencia en una época dominada por los grandes conglomerados y grupos empresariales. Su colección, inspirada en los artistas que frecuentó en el Londres de los años sesenta, incluye sus inconfundibles prendas de sastrería, pero también pantalones vaqueros amplios con un motivo de raya diplomática, estampados y golpes de color.
La falta de rigidez también articuló el último desfile, el primero de la firma homónima de Pierre-Louis Mascia. El francés se inspiró en Der Blaue Reiter, el colectivo que marcó el expresionismo muniqués a principios del siglo XX. Sin embargo, no hay estampados de Kandinski en su colección, sino un sinfín de motivos que se superponen y solapan sobre el tejido, prendas vaporosas y sencillas de algodón o seda que alternan acabados mate e irisados. “Los matices expresan delicadeza”, explicó a la prensa antes del desfile. El francés Mascia, un veterano de la ilustración con experiencia en revistas internacionales como Vogue o Elle, se lanzó a la moda a mediados de la década de 2000 gracias a un productor de Como, la región italiana donde se fabrican los estampados más lujosos del mundo. Desde entonces, diseña colecciones de moda y decoración con abigarrados palimpsestos impresos sobre el tejido, colores vivos y texturas que dignifican una técnica de la que la moda rápida ha abusado demasiado. Su desfile, en ese sentido, fue un auténtico despliegue de su imaginario.
Identidad, elasticidad, mezcla y exuberancia estética. El leitmotiv de los desfiles que han marcado las tres jornadas principales de Pitti Uomo ha convivido con una intensa actividad en los pabellones de la feria, que en esta ocasión ha reunido a 790 marcas de todo el mundo divididas en secciones temáticas. En la Fortezza da Basso, el recinto ferial de Florencia, el protagonismo sigue siendo para la moda italiana ―más de la mitad de las firmas participantes― con gigantes como Herno, famoso por sus abrigos ligerísimos, o Brunello Cucinelli, el rey del cachemir y del lujo silencioso. Entre las incorporaciones de esta temporada hay firmas como Missoni, que en anteriores años presentaba sus colecciones en Milán, o Guess Jeans, que celebró su 40º aniversario el pasado enero y en esta ocasión ha ampliado su oferta de vaqueros lavados de forma sostenible. También la española Ecoalf, pionera en la utilización de tejidos reciclados, la italiana Gas, que regresa a la feria tras varios años de ausencia, o Plan C, la firma de Carolina Castiglioni, que presentó su primera cápsula para hombre.
Con secciones dedicadas a las prendas de abrigo o una selección de firmas escandinavas, el relevo en esta ocasión no ha procedido únicamente de Europa. Por primera vez, un apartado dedicado a la moda china, China Wave, ha dejado patente que el gigante asiático es más que un productor de ropa y un mercado fundamental para las firmas europeas. Organizada con la colaboración de la feria china Chic, la sección ha contado con ocho firmas en cuyos percheros hay ejemplos de virtuosismo textil y estético que muestran una visión propia de técnicas como el ganchillo, el plisado o el bordado, con combinaciones cromáticas estimulantes y siluetas poco corrientes. Más allá del traje, el jersey de punto y el zapato de vestir, la panorámica que ofrece Pitti Uomo habla de una moda masculina más consciente de la historia, la tradición y la artesanía, pero también más libre y desprejuiciada. Y el hecho de que esas tendencias hayan saltado de la pasarela a una feria comercial tan asentada como esta, indica una transformación inexorable del armario del hombre.
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